No podían equivocar la fecha, de cuándo en territorio camagüeyano se rindieron los militares a las órdenes del sanguinario Fulgencio Batista. Fue el 2 de enero de 1959, hace 60 años. Eran muy jóvenes muchos de los principales protagonistas de aquellos hechos.
Para el 28 de diciembre de 1958, el ejército de la dictadura batistiana presentaba un deterioro notable en todo el país. El día 31, en la provincia agramontina un destacamento de soldados que se dirigía a la ciudad de Morón se vio obligado a retroceder luego de entablar combate con los rebeldes, en Esmeralda se saboteó un tramo de la línea del ferrocarril y se rescató del vivac municipal a uno de los revolucionarios. Eran numerosas las acciones en el territorio. Durante las horas que sucedieron, el mando militar fue perdiendo posiciones cada vez más rápido.
Ya avanzada la madrugada del 1ro de enero, la radio anunció la huida del presidente Batista, dejaba el poder en manos de una junta militar. Seguidamente a través de Radio Rebelde, Fidel Castro Ruz declaró: “Golpe de Estado no, Revolución sí”. Además, llamó a no aceptar ningún acuerdo con los militares como no fuera su rendición, y convocó a una huelga general revolucionaria.
En lo que se preparaba la tropa rebelde de la Columna 13 Ignacio Agramonte para continuar hacia la ciudad cabecera, desde terrenos de la arrocera Bartés sede de la comandancia, se acordó discutir antes la rendición del Regimiento No 2 de la urbe camagüeyana.
Cerca del mediodía llegaron a la capital provincial. Durante la travesía, al pasar por Elia (hoy Colombia) en el cuartel del lugar, el comandante Julio Camacho que cumplía una misión de Fidel, líder del 26 de Julio, junto al coordinador del Movimiento de la provincia Tin Tomé y otros compañeros, se entrevistaron con la jefatura de la instalación castrense para que se rindieran sin hacer uso de las armas como sucedió. Afuera Gina Leyva, una heredera de las mambisas guantanameras convenció a los soldados que arriaron la bandera del 4 de septiembre quedando solamente la cubana.
En el Regimiento su máximo jefe había escapado, no obstante la reunión con el teniente coronel Curbelo del Sol y el resto de la alta oficialidad fue tensa. Se les planteó definirse a favor de la Revolución y no aceptar la junta militar dejada por Batista. También se les informó que las tropas rebeldes habían recibido órdenes de avanzar sobre la ciudad. La respuesta fue negativa, agregaron que harían resistencia armada al Ejército Rebelde, que ellos se debían al mando supremo de Columbia, en La Habana. El aguerrido Comandante reafirmó que la única jefatura era la de Fidel Castro.
Mientras, en el territorio los rebeldes fueron tomando posiciones a su paso, Marina de Guerra, carretera central, cuarteles, poblados, la terminal aérea. Se desarmaban a los soldados y la oficialidad quedaba con sus armas cortas, el pueblo custodiaba.
Se sostuvo un segundo encuentro con los militares del Regimiento, muchos estaban intranquilos por la cercanía de los rebeldes. Luego de fuertes discusiones decidieron entregar el cuartel Monteagudo. Más tarde, en otro punto de la urbe se rindió la jefatura de la Policía. Pendiente aún la toma de la gran unidad, se ocuparon puntos estratégicos de la ciudad.
En la noche del 1ro de enero, el Comandante revolucionario en la sede del Regimiento entabló una nueva acalorada reunión con la oficialidad para que entregaran las armas, y nuevamente los intransigentes se negaron a aceptar las condiciones. Ya en la madrugada del 2 de enero, los uniformados tuvieron que aceptar la derrota. Se acordó que en la mañana del siguiente día depositarían el armamento en el polígono del cuartel, lo que fue cumplido.
Entre las 09:00 y las 10:00 de la mañana, el jefe de las tropas rebeldes de Camagüey, el capitán Víctor Mora, entró con sus hombres en la fortaleza militar más importante de la provincia. La alegría del pueblo que siempre apoyó la causa revolucionaria era inmensa.
Los acontecimientos ocurrieron uno tras otro, así el día 4 del propio mes de 1959, la Caravana de la Libertad conducida por el Comandante en Jefe Fidel Castro, en su camino hacia La Habana arribó a la capital agramontina.
( GCL con información del libro Frente Camagüey. Casa editorial Verde Olivo, La Habana, 2016)