La capa de ozono está en camino hacia su recuperación total, y las acciones para lograrlo, en el marco del Protocolo de Montreal, suponen una enorme oportunidad para reducir el calentamiento global y aumentar la ambición en los compromisos climáticos.
Así afirma el sitio digital Noticias ONU, al hacer mención del último informe cuatrienal elaborado por el Panel de Evaluación Científica del Protocolo de Montreal, y presentado durante la 30ª Reunión de las Partes del referido tratado internacional, que tuvo lugar en Quito, Ecuador, del 5 al 9 de este mes de noviembre.
Treinta años atrás, el empleo excesivo de los clorofluorocarbonos y otras sustancias que agotan el ozono al ser empleadas en aerosoles, sistemas de refrigeración y muchos otros artículos, estaba abriendo un agujero en la capa de ozono estratosférico, la cual protege a la Tierra de los rayos ultravioleta provenientes del sol.
El estudio presentado en Quito reveló que la concentración de las sustancias que dañan la capa del benéfico gas continúa disminuyendo a tres décadas del histórico acuerdo global adoptado en Montreal en 1987, que estableció medidas para recuperar el ozono estratosférico.
Según la investigación, el gas protector se ha recuperado a tasas significativas desde el año 2000, y a la velocidad actual de ese proceso, se vaticina que la capa de ozono en el hemisferio norte y en latitudes medias sanen completamente en la década del 2030, seguido por el hemisferio sur en la década del 2050 y en las regiones polares para el 2060.
Igualmente se prevé que el Protocolo de Montreal será reforzado con la Enmienda Kigali, que entrará en vigor el 1ro. de enero del 2019. Este texto jurídico internacional exige que los países reduzcan la producción y el consumo proyectados de hidrofluorocarbonos (HFC) en más de un 80 % durante los próximos 30 años.
Los HFC son gases contaminantes que aceleran el calentamiento del planeta y el cambio climático, y se han utilizado en refrigeradores, aires acondicionados y otros artículos similares como reemplazo a las sustancias que agotan la capa de ozono. Aunque representan alrededor del 1% del total de los gases de efecto invernadero (Gei), responsables del trastorno del clima, su impacto puede ser cientos o miles de veces mayor que el del dióxido de carbono, identificado como el Gei que más impulsa el aumento de la temperatura mundial.
Los científicos aseguran que el cumplimiento total de la Enmienda Kigali reduciría en hasta 0,4 °C el calentamiento global hacia el 2100, índice relevante para mantener el aumento de la temperatura mundial por debajo de 2°C este siglo, según establece el Acuerdo de París. Un incremento de esta magnitud causaría efectos devastadores, según advierte el informe especial publicado el pasado 8 de octubre por el Panel Intergubernamental sobre el Cambio Climático, de Naciones Unidas.