Tras su llegada a Las Tunas, todavía con la visible emoción por el reencuentro con familiares, colegas y amigos, el doctor Jesús Orlando Chacón Zaldívar cuenta algunas de sus vivencias de tres años de trabajo en Brasil, como parte de los más de 5 mil médicos cubanos integrados al programa Más médicos, que enaltece el derecho elemental del ser humano a la salud.
“Trabajé en el municipio de Aruyá, estado de Sao Paulo, junto a dos colegas brasileños: una doctora formada en la escuela Argentina y otro graduado en su propio país”, comenta momentos antes de participar en el acto de recibimiento a los nueve especialistas locales que retornan con la misión cumplida, efectuado en el Memorial Vicente García, en el centro histórico de la ciudad,
“Tuvimos muchas experiencias, pero la más significativa es que el pueblo brasileño, el segmento poblacional más pobre, el que sufre más, nos acogió con mucho cariño y respeto”, rememora.
Y considera un crimen lo que acontece ahora, “porque en realidad, los más necesitados son los que van a sufrir las consecuencias de la posición del nuevo presidente, el ultraderechista Jair Bolsonaro”.
Dice que la noticia de la posición cubana de retirarse de ese programa de salud pública en la hermana nación la conocieron por un correo recibido en el aeropuerto, ya de regreso, porque “nosotros ya cumplimos la misión de tres años, pero no nos sorprendió, pues esperábamos que ese presidente —Jair Bolsonaro— se manifestara así, en total desprecio a los beneficios que recibe la población más pobre de su país.
“Nosotros ratificamos el apoyo a la decisión de la dirección de Cuba y del Ministerio. No vamos a permitir que nuestro sistema de Salud, de tanto prestigio en el mundo, sea denigrado ni por este presidente, ni por nadie. Seguiremos firmes a los principios solidarios e internacionalistas inculcados por Fidel y la Revolución, y dispuestos a prestar apoyo a otros pueblos que lo necesiten”, remarcó José Orlando.
Recuerda que allá, incluso, la gente rica respeta los conocimientos de los médicos cubanos y lo que han hecho por las personas pobres enfermas, “lo reconocen y van a vernos. Al final hasta ellos han ido con nosotros.
“Laboré en una Unidad Básica de Salud que atiende unos 9 mil habitantes. A las consultas acudían aquejados principalmente de diarreas, gripe y neumonía, padecimientos asociados a la falta de higiene y al desconocimiento de la importancia de seguir cabalmente los tratamientos indicados, lo que a veces agravaban el problema y en todo eso trabajamos, en la educación sanitaria y en acciones de prevención”, explica.