Cuando la tropa divisó “la mancha azul en lontananza”, los combatientes recobraron la fe: era el Escambray. Los pasos del argentino Ernesto Guevara trajeron el triunfo a Las Villas, en esas montañas cargó su mochila de esperanzas y vislumbró que la victoria estaba a las puertas
La tropa maltrecha, cansada, extenuada por el mal tiempo, enfermedades de los combatientes, vueltas y virajes entrándose en los pequeños montes, esquivando llanuras, y posibles emboscadas para no ser detectados, más con falta de alimentos, agua y guías que los orientaran… llegaba al centro de Cuba.
Había atravesado el país, recorrido más de 600 kilómetros de maleza y fango, luego de haber salido del Oriente la Columna 8 que el Che nombró Ciro Redondo, en honor al amigo de luchas, el 31 de agosto de 1958.
En la finca “Las Piñas”, en las cercanías de Güinía de Miranda, propiedad de la familia del campesino Emeterio González, en lo más intrincado del macizo montañoso Guamuhaya, fue el primer encuentro con los grupos que operaban en la zona. En varias ocasiones José González, hijo de Emeterio, recordó que al llegar preguntó por el padre y se presentó con seriedad. Pidió algunos datos como la distancia que había entre la finca y el cuartel, el tipo de construcción de este, la cantidad de soldados. Así comenzó a preparar el primer ataque de esta tropa.
La toma del cuartel de Güinía de Miranda fue la primera victoria del Ejército Rebelde, y de las topas que operaban en aquel momento, en el Escambray. El Che reconoció que no fue un combate rentable, pero levantó la moral de los combatientes. A partir de aquí se consolidó su autoridad, pudo crear la escuela de reclutas, organizó la tropa, estableció la comandancia en Caballete de Casas hasta pactar en el Pedrero.
La llegada del Che a Las Villas tenía varios objetivos, extender la guerra a toda la isla, interrumpir las comunicaciones, impedir las elecciones y lograr la unidad entre los grupos revolucionarios.
Según varios combatientes, entre ellos Orlando Hernández, del Directorio Revolucionario 13 de Marzo, su llegada fue una suerte mágica para el Escambray, sino, la Revolución se hubiera ido a bolina. Para el Comandante Víctor Bordón el encuentro con el Che produjo la mejor decisión de su vida: “Cuando llegué a la finca Las Piñas vi ante mí a un tipo de hombre que no conocía: profundo, comandaba una columna, lo mandaba Fidel. Tomó medidas, me degradó, pero no hubo discusión y le dije: me quedo con usted, mi tropa no entendía, pero me siguieron y nos unimos a él”.
Estos y otros muchos y más complicados acontecimientos ocurrieron hace 60 años, en una geografía intrincada, inaccesible, despoblada, con una población hambrienta, analfabeta…
Las tropas que allí operaban estaban desunidas e imperaban en ellas diferentes corrientes ideológicas a las que el Che potabilizó y organizó, desacralizó y unió en un mando único comandado por él, para iniciar la Campaña de Las Villas, un grupo de acciones, que incluyó la toma de poblados y comunidades que llevaron a cercar la ciudad de Santa Clara (bastión importante de diferentes cuarteles y fortalezas militares de la tiranía Batistiana, ubicadas en la ciudad del centro de la isla, que había que derrotar para obtener la victoria).
El homenaje
El homenaje a las seis décadas de la llegada memorable del Che a Las Villas, se realizará en la mañana de este martes en el Mausoleo Frente Las Villas, erigido en el Complejo Escultórico Comandante Ernesto Guevara, en Santa Clara.
El Mausoleo es un jardín de flores de múltiples especies que se juntan para da un colorido especial y diverso, tal como fue este grupo de hombres bravíos que se unió en esta lucha por la Patria en los finales de 1958.
Entre todas esas flores sobresalen los nichos de los combatientes, que se coronan con una llama eterna como tributo a los caídos en la última gesta libertadora y los fallecidos después del triunfo. Preside el recinto el escudo cubano y la frase del Pedrero en que se insta a la unidad como idea salvadora de la lucha.
Fue inaugurado en octubre del 2009 y diseñado por la arquitecta Blanca Hernández.
De frente a esa tropa, en simbólica expresión de la unidad conquistada está el Che desde su altura en la estatua en bronce en la Plaza que lo inmortaliza, mirando hacia el Sur, hacia el Escambray que conquistó en octubre de 1958.
El tributo está concebido como un acto político y ceremonia militar en el que se realizará la guardia de honor por los estudiantes de la escuela Militar Camilo Cienfuegos y la ofrenda floral personal a cada uno de los caídos.