Los resultados a boca de urna de la primera vuelta de las elecciones generales en Brasil realizadas este domingo indican que habrá balotaje entre los candidatos Jair Bolsonaro, del Partido Social Liberal (PSL) y Fernando Haddad, del Partido de los Trabajadores (PT).
De los más de 30 partidos políticos representados en la porfía ellos lidereaban las encuestas. Según los datos difundidos al cierre de esta edición, Bolsonaro obtuvo el 45 % de apoyo; mientras que Haddad ganó el 28 % de los votos.
Durante la jornada, además del puesto del presidente y el vicepresidente de la República, estaban en discusión 27 gobernadores, 54 senadores, 513 diputados federales, 24 distritales y mil 35 estaduales. En Brasil el voto es obligatorio y el último censo reportó poco más de 147 millones de electores en más de 5 mil municipios del país, además de los residentes en el exterior que esta vez pudieron votar en 99 naciones.
Bolsonaro, representante del PSL, es un capitán de la reserva del Ejército, simpatizante de la dictadura militar brasileña. Se presenta como la cara de la “nueva política” y ha criticado repetidas veces los programas de asistencia social de los gobiernos del PT.
El candidato del PT, Fernando Haddad, aseguró que si ganaba garantizaría trabajo y educación para todos. En el último debate televisivo recordó que estaba en campaña a consecuencia de una situación extraordinaria, pues el líder en todas las encuestas, Lula Da Silva, no pudo participar debido a una decisión judicial arbitraria que lo condenó sin pruebas.
En agosto Lula contaba con un 39 % de intención de voto. Pero, a pesar de que el Consejo de Derechos Humanos de las Naciones Unidas pidió que se le admitiera como candidato presidencial, la justicia electoral brasileña vetó esa posibilidad. El jueves último, el Poder Judicial también negó a Lula, fundador del PT, la posibilidad de ejercer su voto, contraviniendo lo estipulado en la Constitución brasileña.
Uno de los principales desafíos de quien resulte finalmente electo será retomar el combate contra la pobreza en un país que hace una década, durante el Gobierno del PT, consiguió retirar a unos 30 millones de esa condición.
El total de brasileños que vive por debajo de la línea de la pobreza aumentó un 33 % en los últimos cuatro años y alcanza a 23,3 millones en el 2018. El aumento de la pobreza extrema fue aún mayor, solo el año pasado creció un 11 % y golpeó a cerca de 15 millones de personas.
Pese a la percepción oficial sobre el desarrollo de los comicios, hubomalestar entre adultos mayores o con movilidad reducida, que se vieron imposibilitados de sufragar por no existir condiciones para llegar hasta las mesas de votación. También por no aparecer en los registros de votantes, y urnas defectuosas.
El presidente boliviano Evo Morales deseó éxitos al pueblo brasileño en la jornada electoral para definir al nuevo mandatario que llevará las riendas del país por los próximos cuatro años.
La candidata al senado por Minas Gerais, Dilma Rousseff, votó en Belo Horizonte, y enfatizó: «Creo que Brasil tiene que reencontrarse con la democracia. Cualquier candidatura, de quien sea, que comprometa la democracia de Brasil es una candidatura peligrosísima. Hoy está en la pauta si crearemos un camino democrático o de autoritarismo y fascismo».
El actual mandatario, Michel Temer, instó a la población a que aceptaran los resultados de forma pacífica.
Al cierre de esta edición el Tribunal Superior Electoral no había hecho declaraciones oficiales acerca de los resultados. | Georgina Camacho con información de agencias