Pródigo en acciones ha sido el camino recorrido por la Asociación Nacional de Innovadores y Racionalizadores (Anir). Sus siglas hablan por sí solas del protagonismo a veces anónimo de quienes, desde el más sencillo puesto de trabajo, en una institución científica o en las tareas de la defensa, multiplican la avidez por vencer dificultades.
Ahí está el denuedo que mueve la fuerza de ese destacamento de voluntades puestas de manifiesto mucho antes del acto fundacional de la organización, hace cuatro décadas, para que no se detuviera ninguna fábrica, industria o taller, al sortear las limitaciones que en el orden financiero y material ha impuesto y continúa imponiendo el bloqueo.
Las filas de la Anir la integran 203 mil 498 asociados, de ellos casi un 40 % son mujeres. Cuentan, asimismo, con más de 7 mil 600 jubilados y cerca de 260 trabajadores del sector no estatal.
Hasta septiembre último el aporte de las innovaciones registradas y aplicadas en el año supera los 174 millones de pesos. Si importante son las cifras, no deja de ser prioridad el funcionamiento de las organizaciones de base, como lo demanda la implementación del objetivo de trabajo No. 30, aprobado en el 101 Pleno del Consejo Nacional de la CTC celebrado el 18 de febrero del presente año, que plantea la necesidad de “continuar fortaleciendo el funcionamiento de la Asociación Nacional de Innovadores y Racionalizadores para que cumpla la misión que le corresponde en los centros de trabajo”.
En una organización como la Anir resulta clave el valor de la demostración a través de sus aportes, lo cual además de otorgarle autoridad y prestigio, pasa por la selección adecuada de sus cuadros.
Las asambleas de asociados y de afiliados, como momentos de análisis y discusión, la participación en los consejos de dirección administrativos y los convenios colectivos de trabajo son y seguirán siendo espacios que no deben pasar por alto a la hora de planificar, exigir y enarbolar la responsabilidad para potenciar la actividad innovadora.
Existen reservas incalculables de inteligencia individual y colectiva que todavía es posible explotar, si cada vez se hace menor el factor subjetivo que limita y obstaculiza el aprovechamiento de la sagacidad de los innovadores y racionalizadores.
A la Anir le concierne poner en el centro de su atención la batalla por minimizar en términos prácticos todo lo que pueda afectar la eficiencia. Lo realizado por su membresía ya forma parte del patrimonio tangible de la obra revolucionaria, y hoy adquiere mayor relevancia y fortaleza el compromiso incondicional y la capacidad de lucha para enfrentar el reto estratégico de reordenar, diversificar, proyectar, así como desarrollar el plantel industrial que dispone el país bajo las actuales y complejas condiciones financieras, tecnológicas y materiales.
Acerca del autor
Graduado de Licenciatura en Periodismo, en 1976, en la Universidad de La Habana. Hizo el servicio social en el periódico Victoria, del municipio especial isla de la Juventud, durante dos años.
Desde 1978 labora en el periódico Trabajadores como reportero y atiende, desde 1981 temas relacionados con la industria sideromecánica. Obtuvo premio en el concurso Primero de Mayo en 1999 y en la edición de 2009. Es coautor del libro Madera de Héroes.