José Rubiera es un dador. Toda Cuba sabe de su entrega incondicional cuando un huracán acecha. La comunidad científica le reconoce talento, paciencia y rigor. Conversar con él me regresa siempre a la postura del pupilo que espera con certeza la mejor de las respuestas. Luego del susto de Irma, y las secuelas que dejó, no fue difícil convencerlo para que compartiera con Trabajadores algunas opiniones.
El Instituto de Meteorología de Cuba sostiene que el clima de las últimas décadas se ha caracterizado por el incremento de la temperatura superficial del aire, la mayor frecuencia de eventos de sequías severas, y el aumento de la proporción de totales de lluvia en invierno, así como de la capacidad destructiva de las tormentas. ¿Sería Irma una confirmación de estos estudios?
Respaldo eso que dices, pero un evento meteorológico no permite hablar de clima pues ese concepto engloba lo que ocurre en un conjunto de años, como mínimo 30. No obstante, el Panel Intergubernamental del Cambio Climático (IPCC), donde están los expertos del tema, estableció en su último reporte, que en un escenario futuro de cambio climático, los ciclones tropicales serían más intensos en cuanto a los vientos, a las inundaciones costeras y a las lluvias. Como tercer elemento señaló que no se podía afirmar que serían más frecuentes.
Si tú analizas a Harvey, a Irma, y algún otro huracán del siglo XXI, te das cuenta de que ha aumentado la cantidad en una misma temporada, y ha disminuido el tiempo en el que pasan de una categoría inferior a una superior. En ese aspecto, sí podemos decir que los huracanes de los últimos años significan una especie de confirmación de que las tendencias anunciadas por el IPCC se están haciendo realidad, y que en el futuro pueden prevalecer.
Existe consenso acerca del carácter antropogénico del cambio climático, sin embargo algunos científicos y políticos lo niegan. ¿Cuál es su postura?
Yo, como la mayoría de los científicos del planeta, reconozco la responsabilidad del hombre en lo que sucede hoy. Los llamados “negacionistas” se basan en los cambios climáticos que, por causas naturales, han ocurrido a lo largo de la historia. Ellos olvidan que con la Revolución Industrial se empezó a quemar carbón de piedra, petróleo…, actividad que incrementó el dióxido de carbono (CO2), uno de los principales gases del efecto invernadero, y también el metano, vinculado a la agricultura y la ganadería, y otros. Todas esas sustancias son de alta permanencia, lo cual aleja aún más la posibilidad de restituir el ciclo natural de la atmósfera.
Con toda esta información disponible, no me cabe en la cabeza que alguien niegue el cambio climático ni su carácter antropogénico. Ahí es cuando salta entonces una arista un poco más sutil y es, sin querer acusar a nadie, la vinculación que existe entre los negacionistas y las grandes empresas petroleras.
¿Confía en que hay tiempo para revertir la situación?
Sí, y confío en el Acuerdo de París, que si bien no elimina el problema, estableció un término medio para detener las emisiones y hacer que la temperatura no suba este siglo más de 2 grados Celsius. Después habrá que actuar para que baje.
Ese acuerdo resuelve, lo malo es que si Estados Unidos se retira queda cojo, pues ese país es el responsable del 60 % de la contaminación mundial. Por suerte Europa y China han mantenido sus posturas con firmeza, tienen mayor conciencia acerca del tema.
A propósito de los eventos meteorológicos más recientes —Harvey, Irma, Katia, José…— han aparecido algunos medios culpando a un programa de investigación (High Frequency Active Auroral Research Program o Haarp) financiado por la Fuerza Aérea y la Marina de los Estados Unidos, la Defense Advanced Research Projects Agency (Darpa) y la Universidad de Alaska. ¿Qué opina al respecto?
Conozco el Haarp, es un experimento que se hace en Alaska sobre las corrientes en la ionosfera, la cual está a más de 30 kilómetros de la atmósfera y por tanto nada tiene que ver con la formación y desarrollo de los ciclones tropicales. Cada vez que hay un huracán salen culpando al Haarp y desde mi punto de vista, y el de todos los científicos serios que conozco, no hay nada que permita sustentar esa tesis.
Hace un tiempo sí se hicieron experimentos para intentar modificar a los huracanes, pero no se logró nada porque esos fenómenos abarcan áreas tan grandes que se necesitaría una flota gigantesca de aviones para lanzar compuestos químicos que enfríen todo aquello… Resultó sencillamente imposible.
Se dice que el huracán Flora marcó un hito en la respuesta de Cuba a eventos de ese tipo…
El Flora, del 4 al 7 de octubre de 1963, marcó un hito en varios aspectos de la vida cubana. Fue el inicio de tres cosas muy importantes. La primera, el Plan Fidel, que comprendía la construcción de presas; la segunda, vinculada a la Defensa Civil (DC), la cual se había creado un tiempo antes en respuesta a la posibilidad de una agresión al país, pero con el Flora se dieron cuenta de que también era idónea para los peligros de origen natural o tecnológico; y por último, el nacimiento del moderno servicio meteorológico nacional.
En algunas televisoras existe un cliché acerca de la “chica del tiempo”, por lo general son caras bonitas y sonrientes. Aquí funciona de otro modo…
Efectivamente. Yo imparto la asignatura de Comunicación Meteorológica en el Instituto Superior de Tecnologías y Ciencias Aplicadas de Cuba, y sé que en el mundo la especialidad se divide en dos ramas, una seria donde participan meteorólogos, especialistas, científicos… quienes laboran en medios de comunicación como Weather Channel o BBC; y otra donde trabajan los denominados clowns, gente joven, muchachas casi siempre, que exhiben cuerpos despampanantes pero no tienen el conocimiento necesario para enfrentar un huracán.
En Televisión Española, por ejemplo, había muy buenos meteorólogos, entre ellos José Antonio Maldonado, quien era mi amigo, y Mariano Medina, quien inició la tradición del parte meteorológico en ese medio, pero los directivos decidieron jubilarlos y darles paso a las “chicas del tiempo”. Hoy eso allí es un desastre.
¿En qué año empezaron los partes meteorológicos en el NTV?
El 13 de enero de 1981. Fue un proyecto mío y lo hice solo durante más de un año. Luego comenzaron a aparecer otros programas y empezamos a alternarnos. En aquel entonces yo era uno de los especialistas del Centro Nacional de Pronósticos, donde en 1988 fui nombrado director. Hoy ya tenemos varios especialistas que han demostrado su valía ante las cámaras y los micrófonos.
Huracanes, ¿desastres o fenómenos naturales?
Los huracanes causan daño y muerte, pero son parte del equilibrio de la naturaleza, de la circulación general de la atmósfera y dejan también efectos positivos. Gracias a Irma, por ejemplo, la presa Zaza está al 77 % de su capacidad, nivel imposible de alcanzar con las lluviecitas de las tardes. El asunto es prevenirlos y disminuir la vulnerabilidad que es lo que convierte un fenómeno natural en un desastre.
Del huracán categoría 5 que nos afectó en 1924 nadie se acuerda porque solo destruyó un pueblecito llamado La Fe, en la península de Guanahacabibes. Con el bosque sí acabó, pero este se repone solo. Si hubiera pasado por una gran ciudad, todos lo recordarían. Ese es un buen ejemplo para demostrar que cuando no hay nada humano que destruir, disminuye la vulnerabilidad y el riesgo.
Cuba tiene todas las condiciones para evitar las muertes en un huracán, pero hay mucha indisciplina.
A la luz de los últimos sucesos, ¿le parece eficiente la DC cubana?
Si no es la más eficiente del mundo, está entre ellas. Cuba tiene todas las condiciones para evitar las muertes en un huracán, pero nos faltan leyes más rigurosas. Hemos leído de otros países donde se sanciona con altas multas y prisión a quienes desobedecen ante una emergencia o toque de queda. Aquí se recomienda seguir las orientaciones de la DC, pero algunas personas salen a las calles y se exponen a los peligros.
Cuando se establecen los vientos de tormenta tropical no debe haber movimiento, ese no es el momento para bajar antenas ni hacer nada fuera de las casas o refugios. Esa medida hay que asegurarla con leyes pues se trata de salvaguardar la vida humana, lo único que no se puede reconstruir ni restituir.
¿Qué podríamos esperar de aquí al 30 de noviembre, cuando termina la temporada ciclónica?
Nos queda octubre, que es el mes de mayor peligro para Cuba. Actualmente el agua del mar Caribe occidental está extremadamente cálida (29-31 grados Celsius), y no hay una fuente de aire seco disponible a la vista. Esto quiere decir que hay condiciones para otros huracanes, por lo tanto no podemos confiarnos.
En Cuba, cuando asoma un huracán, la gente reclama la presencia de Rubiera en los medios. ¿No le pesa tanta responsabilidad?
Yo estoy jubilado, pero como dice mi esposa, ahora trabajo más que antes. Hago el parte para el NTV en semanas alternas, dos programas del tiempo mundial en Cubavisión Internacional y uno en el canal Caribe. Soy profesor universitario, diputado y tengo además otras responsabilidades.
Cuando estoy fuera del país sigo de cerca el tiempo, y si hay algún evento interesante, regreso sin que nadie me lo pida. Es una responsabilidad que he asumido y sí, de alguna manera es un gran peso aunque para mí es ambivalente: no tengo la vida privada de cualquier ciudadano común, pero disfruto y agradezco la gentileza y la generosidad de la gente.
Maestro de maestros….salud para usted!!!