La Generación del Milenio. Arte Cubano 2001- 2016, del curador y crítico de arte Píter Ortega (La Habana, 1982), es un libro audaz e imprescindible para promover el diálogo y el mejor entendimiento del arte producido por un importante segmento de creadores noveles cubanos. Según su autor, a diferencia de la utopía modernista del arte como vía al progreso social que caracterizó la huella de varios grupos de artistas después de 1960, hasta el inicio del nuevo milenio, “se desentiende de esa tradición y entona un canto a la indiferencia, el autismo y a la mudez”.
Recientemente presentado en la Academia Nacional de Bellas Artes San Alejandro (avenida 31 y calle 100 No. 10006, Marianao), donde está en venta, el libro hace un análisis de la obra de 40 artistas emergentes, a los cuales Píter califica como la Generación del Milenio, apoyándose en la real visibilidad que en el panorama cultural cubano, a partir del año 2001, adquieren sus pinturas, fotografías, dibujos, esculturas, instalaciones, videoartes y performances, seleccionados como objetos de su estudio y que él evalúa, sin ser totalizador ni absoluto, como seguidores de un sesgo transnacional, desterritorializado y cuestionador del concepto mismo de nación.
Sobre ese “giro o cambio de sensibilidad” en la creación artística del período en que se enmarca el volumen (2001-2016), se basa la tesis del también prestigioso historiador y profesor, quien valora brevemente el legado iconográfico de este grupo de artífices con una estética novedosa dentro del panorama del arte cubano contemporáneo.
Según la reconocida profesora de Historia del Arte de la Universidad Internacional de la Florida, Carol Damian, se trata de “un libro definitivo sobre esta nueva generación. Estos artistas son descritos por Ortega como productos de una sensibilidad transnacional y universal que implica una única visión del mundo”.
Perteneciente a la misma etapa existencial que los autores objeto de su análisis, para muchos de los cuales ha realizado curadurías y palabras para los catálogos de algunas de sus exposiciones personales dentro y fuera de Cuba, con autoridad Píter Ortega asegura que el arte producido durante ese período es globalizante, al cual pareciera imposible realizarle una lectura identitaria; razonamiento comprometido en el cual concuerda que “si bien en los noventa el mercado (del arte) estaba presente de una manera visible en la escena cubana, para los 2000 este constituye el fin último, el fundamento, la meta de creación. Todo se concibe ‘para’ y ‘en función’ del mercado”. Irrefutable idea que compartimos y que recurrentemente trasciende tras el ejercicio de numerosos creadores, incluso de algunos que pertenecen a generaciones precedentes a las que hace referencia el libro.
Otro asunto valorado por el autor tiene que ver con la preferencia por los grandes formatos que ante el espectador conforman una relación de “forcejeo y poder”; en tanto reconoce la existencia de un grupo de artistas que, a diferencia de aquellos, poseen una obra bien social, nada “apolíticos”, con una “sensibilidad que pertenece todavía al pasado”.
Provocador y brevemente contundente, La Generación del Milenio. Arte Cubano 2001-2016, es un libro ilustrado con fotos a color sobre la obra de cada uno de los artistas a que hace referencia. Su autor sugiere ideas y reflexiones, abiertas a las opiniones de los colegas y de los creadores de la plástica, en tiempos en que el arte cubano precisa de sacudidas que lo despojen de fríos y paternales apasionamientos.