Cargando...El régimen sionista de Israel es uno de los mayores beneficiarios de la guerra de agresión contra la República Árabe Siria, en la que desde 1967 ocupa militarmente las estratégicas Alturas del Golán.
Mientras los medios capitalistas de difusión masiva concentran su campaña de desinformación en tergiversar la realidad de este sangriento conflicto, para crear un estado de opinión adverso al Gobierno del país árabe y obvian a ex profeso la enorme tragedia del pueblo palestino, Tel Aviv aprovecha ese vació noticioso para acrecentar la expansión de sus colonias y sus criminales acciones y desmanes en los territorios ocupados de Gaza y Cisjordania, incluyendo Jerusalén oriental.
Los arrestos masivos y los asesinatos de jóvenes, niños y mujeres palestinos, perpetrados a diario por el ejército israelí, van siempre acompañados de la insaciable geofagia sionista, que desde 1948 cobra mayores territorios y reduce el espacio vital de esa población, lo que imposibilita, hace 68 años, la solución del cruento conflicto y la constitución de su Estado independiente, previsto en la Resolución 181/11/47 de la Asamblea General de Naciones Unidas.
La Organización No Gubernamental israelí Paz Ahora, que califica al primer ministro sionista, Benjamín Netanyahu, como “el premier de los colonos”, afirma que Israel, en lo que va del año2016, ha aumentado en un 40 % la construcción de nuevas viviendas ilegales en Cisjordania, en violación de todas las resoluciones del Consejo de Seguridad de la ONU, en su rechazo.
Entre los casos más reciente de esta usurpación está el dictamen de la Corte Suprema del régimen sionista de que sus autoridades tienen derecho de destruir viviendas palestinas en la ciudad de Susya y al traslado forzoso de sus residentes a la cercana localidad de Yatta en Hebrón, con el falso pretexto de que habían sido construidas sin permiso.
Tal desfachatez es más evidente porque Susya está rodeada por cuatro asentamientos y varios puestos de avance israelíes, todos considerados ilegales por la ley internacional.
En tanto, la población palestina de esa localidad, ofrece con puños y piedras una heroica resistencia de sus viviendas, y llama a toda la comunidad internacional a salvar a Susya y evitar que sea arrasada por los equipos de demolición de Israel.
El airado clamor de sus habitantes no se limita a esta localidad, es también, por extensión, el llamado a salvar a Palestina y a su capital Jerusalén oriental del ocupante sionista, y de su genocida política de exterminio de un pueblo al que le ha conculcado impunemente sus inalienables derechos a la existencia y a su sagrado suelo. Un crimen de lesa humanidad…
