La loma de chatarra crecía y se iba transformando en un capital que atesoró más de 95 millones de pesos de ingresos al cierre del 2015, saldo derivado de la recuperación, clasificación y comercialización de desechos, envases, equipos y otros renglones en desuso, convertidos en materias primas en las 15 cooperativas no agropecuarias (CNA) de reciclaje, creadas a partir del 2014 en distintos municipios del país.
Cambiar residuos por dinero no solo ha logrado el grupo. Aemás ganancias y una acertada correlación entre gastos e ingresos, mediante el aumento del valor agregado de los productos recuperados.
La CNA de Artemisa, de la provincia de igual nombre; la de San José de las Lajas, de Mayabeque; y la de Ciro Redondo, de Ciego de Ávila, ocuparon la vanguardia el pasado año. El trío acumuló el 50 % del total de las toneladas de desechos vendidas por este movimiento a las empresas recuperadoras de materias primas de sus respectivos territorios.
Sin embargo, no le bastó ser eficiente a la joven forma de gestión económica para avanzar sin traspiés por los caminos del reciclaje. Por ejemplo, con obstáculos no ferrosos ha tropezado la única CNA de su tipo en Ciego de Ávila.
Delfín Martínez Morales, representante de la entidad, prefirió hablar primero de esfuerzo y logros: “Este era el establecimiento de mejores resultados de la Empresa Provincial de Recuperación de Materias Primas, por eso se decidió convertirlo de forma experimental en una cooperativa, así iniciamos las operaciones el 13 de octubre del 2014.
“Además de los contratos con las medianas y pequeñas fuentes estatales del municipio, realizamos compras en otras localidades y tenemos un punto fijo para recepcionar lo que nos entrega la población.
“En el 2015 cumplimos al 178 % el total de toneladas programadas para la venta y las utilidades fueron superiores al medio millón de pesos. Al cierre de marzo pasado acumulábamos 710 mil 784 toneladas, cifra que representa el 186 % de lo planificado.
“Ahora evaluamos en nuestras reuniones de asociados que el 2016 puede ser un año inseguro para la cooperativa, pues consideramos alto el 10 % del impuesto sobre las ventas para una organización que comienza a ‘caminar’, a lo que se le suma una penalización de gran peso para nuestro presupuesto, por parte de la Oficina Nacional de la Administración Tributaria (Onat)”.
Argumentó Marisela Molina Hernández, asociada a la CNA, que “luego de informarnos verbalmente durante varios meses, la Onat nos notificó por escrito que debíamos depositar, y así lo hicimos en la agencia bancaria, 697 mil 242,40 pesos, por no pagar en el tiempo voluntario establecido el tributo sobre las ventas y los servicios.
“Fue un error, ya que sí cumplíamos las obligaciones tributarias, aunque a razón del 2 % en espera de una resolución de nuestro ministerio, pues teníamos referencia de que sería menor la cuantía a entregar”.
Marlenis Macías Montesinos, directora municipal de la Onat en Ciro Redondo, reconoció que el contribuyente hacía su aporte mes a mes, y añadió: “Nosotros le transmitíamos que depositaran a razón del 10 % como establece la Ley tributaria, y cuando llegara el documento que ellos esperaban, si debía ser inferior la contribución, se le haría la devolución a través del presupuesto del Estado por la dirección de Finanzas y Precios”.
Por su parte, Mairelys Chaviano Pérez, especialista de Finanzas en la propia localidad, aseguró que ya se hizo el trámite, pero tal reposición tiene un término de hasta dos años, y otras personas naturales y jurídicas están en la cola delante de la CNA.
La Onat notificó a la cooperativa con 626 mil 845,76 pesos correspondientes al 10 % del impuesto, 69 mil 396,64 de recargo por mora y mil de una multa fiscal, mediante resolución emitida el 20 de noviembre del 2015, cuando estaba en vigor, desde el 14 de octubre del propio año, la Resolución 1002, del Ministerio de Finanzas y Precios (MFP).
En uno de los Por cuanto de su disposición, dicha oficina tributaria refiere: “…las cooperativas no agropecuarias pagan en el año 2015 los impuestos sobre las ventas y los servicios con un tipo impositivo del 10 %, salvo las excepciones que disponga el Ministerio de Finanzas y Precios…”.
Y la CNA Ciro Redondo era una de esas salvedades, según la resolución del MFP, que en su Resuelvo primero, expresa: “Exonerar durante el año 2015 a las cooperativas no agropecuarias constituidas para el desarrollo de la actividad de reciclaje de desechos, del pago del impuesto sobre las ventas por los ingresos obtenidos de las operaciones que garantizan el encargo estatal…”.
Además de la mencionada cooperativa, fueron eximidas del tributo las pertenecientes a Antilla, Boyeros, Contramaestre, Imías, Manicaragua, Mella, Nuevitas, Palmira, Taguasco, Viñales y Yara.
En contraste, el modelo de gestión económica en fase de fomento encontraba escollos en el escenario laboral, a pesar de que el Ministerio de Industrias solicitaba —y se le concedía— el otorgamiento de un beneficio fiscal para el pago de impuestos sobre las ventas a esas CNA, en correspondencia con sus resultados económicos y las condiciones en que realizan su actividad.
Algo por “reciclar” plenamente tiene el problema: la cooperativa avileña fue penalizada por mora y no era realmente morosa en el pago de impuestos. Le fue exigido un término de 15 días para depositar en el banco el monto del 10 % del tributo de nueve meses de labor. Ahora debe esperar con paciencia no menos de dos años para que Finanzas le devuelva más de 160 mil pesos.
Aunque Delfín Martínez Morales destacó la excelente relación entre la Empresa Provincial de Recuperación de Materias Primas en Ciego de Ávila y la cooperativa de reciclaje, no es menos cierto que el colectivo de esta última tiene el reto de mantener la eficiencia, a partir del cambio este año de la modalidad oferta-demanda por una lista oficial de precios.
Ahora los asociados a la CNA Ciro Redondo emprenden acciones para no contabilizar pérdidas económicas y evitar que su esfuerzo se convierta en chatarra, cuando han demostrado que puede ser rentable la incipiente actividad no estatal del reciclaje
Acerca del autor
Licenciado en Comunicación Social. Economista y periodista. Escribe sobre asuntos económicos, agropecuarios, de la construcción y la cultura. Multipremiado en concursos de periodismo, festivales de la radio y otros eventos. Atesora las distinciones Félix Elmuza y Raúl Gomez García, los sellos Laureado y 50 aniversario del periódico Trabajadores, y la Moneda Conmemorativa 60 aniversario de la UPEC.