La noticia asombró a muchos, como asombra esta urbe de sueños, magia, encantos… La Habana, Ciudad Maravilla del Mundo, condición otorgada en el año 2014 por la Fundación suiza New Seven Wonders.
Vaya reconocimiento en concurso donde aspiraron a la distinción ¡mil 200 ciudades de 220 países! Y por si fuera poco la capital de los cubanos clasificó también entre las 25 localidades más fotografiadas del orbe.
Ahí está San Cristóbal próximo al medio milenio; sitio que enamora con sus parajes, tradiciones y gentes, lo mismo desde sus majestuosas edificaciones centenarias como de los comunes balcones donde cuelgan sábanas blancas.
La Habana infunde amor a pobladores y visitantes. Sus bellezas y enigmas hacen tocar puerto al viajero curioso y hasta lo impulsan a repetir la ruta. Artistas, escritores, científicos, deportistas, ganadores de premios Nobel…, turistas, estos últimos ya en número de millones, dan fe de ello.
Esta ciudad es abrasadora en toda su magnitud. Los ejemplos son innumerables. Para que no resulten de cerca las recomendaciones, mencionaremos algunas vivencias de los llegados de otras latitudes en disímiles tiempos.
Hemingway quedó atrapado en cuanto lugar escogió para su oficio de escritor y su vida social. Anécdotas abundan en el restaurante El Floridita, el hotel Ambos Mundos, Finca Vigía…; Isadora Duncan dejó escrito que una madrugada estuvo bailando hasta el amanecer con las notas salidas de un piano, en un café típico habanero.
Aquí Einstein se hizo más sabio al preferir pasear por la barriada de la Calzada de Monte y otros lugares humildes.
Más de una vez Rafael Alberti fue marinero en tierra por las áreas del malecón y por La Habana Vieja que tanto le hacía recordar a su querido Cádiz. Otro poeta, Neruda, inundó de versos la villa al tiempo que repletaba los salones donde ofreció recitales.
La música cubana embrujó a Marlon Brando hasta hacerlo comprar una tumbadora bien criolla, que llevó de regreso a su país. Fangio minimizó el rapto y años después calificó de amigos secuestradores a los jóvenes del Movimiento 26 de Julio que protagonizaron el hecho en el céntrico hotel Lincoln, la noche del 23 de febrero de 1958.
La Habana también enamoró de por vida a Gabriel García Márquez desde que pisó su suelo por vez primera en enero de 1959, para ser testigo de una obra recién nacida llamada Revolución.
El escritor y teatrista Wole Soyinka, al primer contacto con esta tierra, percibió la singular relación que provoca la poderosa influencia yorubá en nuestra cultura.
Gagarin llegó a La Habana de la Cuba socialista en el verano de 1961 para recibir merecidos honores. Y aquí auguró: “Yo estoy seguro de que no está lejos el tiempo en que al cosmos volarán los cosmonautas cubanos”.
La ciudad de las columnas, como la llamara Carpentier, se honró con la visita de la Madre Teresa de Calcuta, al frente de las Misioneras de la Caridad, quien en una brevísima estancia en julio de 1986 recorrió centros religiosos y sostuvo un encuentro con el líder de la Revolución, Fidel Castro Ruz.
Entre los muchos deportistas tocados por la ciudad capital podemos citar a ese rey del balón nombrado Diego Armando Maradona, amigo para siempre, y Mohamed Alí, el multicampeón de boxeo que en declaraciones a la prensa no se cansó de repetir que una pelea suya con nuestro gigante Stevenson no hubiera tenido otro resultado que tablas.
Y si de enamorados de nuestra tierra hoy escribimos, no podemos omitir el nombre de Antonio Gades, quien consideró a La Habana y a Cuba el puerto frecuente y definitivo de su vida.
La lista de apasionados por La Habana es de seguro interminable, porque en primer lugar la integramos los nacidos en este archipiélago, no importa en qué punto.
En áreas del malecón habanero, a pocos metros del Castillo de San Salvador de La Punta y del monumento a Francisco de Miranda, precursor de la independencia en Hispanoamérica, y quien conociera la capital cubana a finales del siglo XVIII, tendrá lugar en la tarde-noche de este martes la ceremonia que nombrará oficialmente a La Habana Ciudad Maravilla del Mundo. Allí estaremos.