No vamos a gastar muchas líneas respondiendo la pregunta que abre este trabajo. Solo digamos que sin diseño no se puede concebir el mundo contemporáneo. Así de simple. Llama mucho la atención que hayamos tardado tanto para organizar una Bienal de Diseño, teniendo en cuenta el importante movimiento profesional que exhibe Cuba en esa disciplina.
Centrémonos, de cualquier forma, en el futuro. El país tiene por delante algunos retos: que el diseño industrial e informacional se impliquen mucho más en las prácticas cotidianas, que acaben de dar un salto cuantitativo a la concreción industrial de muchas de sus propuestas, que se erijan en elemento tangible de eso que llamamos prosperidad.
Conversamos con Roberto Miguel Torres Barbán, secretario del comité organizador de la Bienal.
El diseño está en todo, pero, ¿todos le otorgan la misma importancia?
No todos y desafortunadamente algunos ni siquiera le dan importancia. En realidad esa es una de las funciones de la Oficina Nacional de Diseño (Ondi), organización convocante del evento, y de la propia Bienal de Diseño de La Habana: volcar la mirada hacia el diseño y sus beneficios, personales, sociales, culturales y económicos.
Recordemos que el diseño está presente en la cadena de valor: se diseña el producto a vender o exportar, y que debe ser igual o mejor que el de la competencia, se diseña el envase que lo identifica y el embalaje con que se transporta, se diseña la marca con que sale al mercado y la campaña que lo promueve; en fin, el diseño está en cada canto de nuestra vida y existe para eso, para hacernos la vida mucho más fácil.
¿Qué no está diseñado? Lo que no funciona, lo que no se adapta a necesidades, lo incómodo, y por supuesto, lo feo y sin sentido.
¿Qué puede aportar la Bienal a la comprensión del verdadero rol del diseño en la sociedad?
En realidad el principal aporte de la Bienal lo veremos luego del 20 de mayo, pero el hecho de que el diseño salga a las calles ya dice mucho. La Bienal nos dará la oportunidad, ante todo, de comparar, de apreciar lo nuevo, lo diferente, lo alternativo y también lo funcional, porque más que nada estaremos viendo diseño cubano. Ojalá que la Bienal incentive a que olvidemos la costumbre de importar fórmulas (diseños) para usar los nuestros; a veces no los usamos porque no los conocemos.
El espectro del diseño es amplio, ¿privilegia la cita alguna arista en particular?
Hemos trabajado para no privilegiar ninguna arista del diseño, todo el tiempo se ha tratado de lograr una paridad tanto en lo que se expone en galerías, como en lo que sucede en las ponencias del evento teórico que tiene lugar en el Palacio de Convenciones.
Es cierto que en nuestra realidad impactan más las cuestiones asociadas al diseño de comunicación visual (identidad, marca, cartel, editorial, digital, audiovisual, campaña…), pero acá se hacen muy buenas propuestas asociadas a lo industrial y hay mucho también de mobiliario, vestuario, interiores, productos, en fin…
Siempre primó el criterio de que estuviera presente aquello que responde a nuestra realidad, a nuestras necesidades y que contribuya desde el diseño a nuestra prosperidad.