Por Alina Martínez Triay y Felipa Suárez Ramos
En el calendario preelectoral estadounidense hay fecha claves como la del pasado 1° de marzo, conocida como Supermartes, en la cual los aspirantes del Partido Republicano y el Demócrata “pulsearon” en su empeño por ser postulados como candidatos a la presidencia.
Acerca de la trascendencia de esa jornada dialogamos con el Doctor Luis René Fernández Tabío, Profesor Titular e investigador del Centro de Estudios Hemisféricos y sobre Estados Unidos (CEHSEU) de la Universidad de La Habana.
¿Qué impacto tiene el Supermartes en el conjunto de la batalla electoral?
Habría que empezar por decir que el sistema electoral de Estados Unidos es muy complejo, la votación es indirecta y no es el voto popular sino el electoral el que decide. El número de votos electorales es proporcional con la población de cada estado, los cuales tienen su propias normativas en este sentido, y el objetivo es ir ganando los votos electorales de cada estado. En esta etapa las elecciones permiten a los aspirantes sumar delegados para ser nominados por sus respectivos partidos.
El 1° de marzo los aspirantes de los dos partidos, demócratas y republicanos, midieron fuerzas en 11 de los 50 estados de la Unión como parte de las primarias. Como se conoce los ganadores fueron, por el Partido Demócrata, la exsecretaria de Estado Hillary Clinton, y por el Republicano, el multimillonario Donald Trump.
La importancia del Supermartes radica en que es la fecha en que más estados celebran a la vez elecciones primarias o caucus (asambleas partidarias) y entran en juego un gran número de votos. Es un indicativo de las tendencias electorales, pero no se puede decir que con estos resultados queda definido el proceso, porque a los aspirantes aún les falta un camino por recorrer para determinar quiénes serán los candidatos, lo que será esclarecido en julio cuando se celebren las convenciones de los partidos, o antes si logra reunir los delegados exigidos y el nominado no tiene que decidirse en los marcos de las convenciones.
¿A qué atribuye usted que a pesar de no ser un político de carrera Trump haya ganado esta importante jornada de las primarias?
El caso de Trump es extremo, porque no tiene antecedentes, conocimientos, respaldo institucional del Partido, se trata de un individuo de la esfera de los negocios, sin ningún prestigio en términos políticos, no obstante maneja con habilidad los medios, es un showman que hace cosas inimaginables en un político tradicional, y tiene éxito, recibe un apoyo relevante.
Considero que es una expresión de que el sistema político y sus representantes , tanto del Partido Republicano como el Demócrata han perdido apoyo en un sector importante de los electores, lo que ha abierto el camino a figuras inesperadas, no solamente en el caso de Trump dentro de los republicanos, sino también de Bernie Sanders en los demócratas, autoproclamado “socialista”. Muestra el desencanto de los electores en el sistema político y los representantes tradicionales del establishment.
¿Qué otros contendientes tienen mayores posibilidades de seguir en la pelea?
Por la parte republicana, aunque Ted Cruz y Marco Rubio no ganaron en el cómputo total, en el caso de Ted Cruz se acreditó tres Estados, Alaska, Oklahoma y Texas, y Marco Rubio solamente uno: Minnesota. Puede decirse que tuvieron resultados que los mantienen “con vida”, sobre todo en el caso del primero. Si este, Senador por Texas, no hubiera ganado allí las primarias frente a Donald Trump estaría en serios problemas, porque es un Estado de mayor población que aporta más votos.
Algo parecido enfrentará el venidero 15 de marzo Marco Rubio, Senador por Florida. Una derrota lo dejaría en muy mala situación, pero si triunfa, su posición quedaría fortalecida; aunque Trump dijo que en dos semanas iba a darle el golpe final ganándole ese estado.
El Partido Republicano, que enfrenta serias divisiones internas, hubiese querido que su candidato fuese un político del sistema, con trayectoria, conocimientos y apoyo. Una de las figuras que reunía esas características era Jeb Bush, pero perdió la posibilidad y abandonó la contienda. Los que le siguen en importancia son Marco Rubio y Ted Cruz. Este último es visto como contestatario por los sectores más adinerados para quienes el candidato ideal sería Rubio, que se caracteriza como un republicano moderado y suele considerarse en esas esferas que reune las mejores características para convertirse en presidente, al ser un individuo de posiciones medias para satisfacer a la mayor cantidad de electores.
Sin embargo, ninguno de los dos ha logrado posesionarse en el Supermartes en que Trump fue ampliamente ganador.
Del lado demócrata la situación es mucho más cómoda, hay más unidad, Hillary Clinton es una candidata del establishmen, con mucho respaldo. Bernie Sanders, Senador por Vermont, perdió, pero logró ganar en cuatro Estados, por tanto no se le puede descartar totalmente. No obstante, la que se perfila más sólidamente como la opción de ese partido es la Clinton.
Pero nada está definido. Todavía es muy temprano para hacer vaticinios.
¿Considera usted que el resultado de la elecciones en Estados Unidos podría obstaculizar el propósito de establecer relaciones normales con Cuba?
Lo más lógico es que haya una continuidad. Creo que dentro de Estados Unidos se está conformando un nuevo consenso sobre la política hacia Cuba y esa es la tendencia que representa Obama. Pueden pasar algunas cosas antes de que él abandone la presidencia, lo cual gravitará sobre la opinión pública estadounidense y en las visiones que sobre el tema puedan formarse en el Congreso de ese país. Al nuevo mandatario le tocará asumir todo ese antecedente y la próxima visita anunciada debe contribuir a fortalecer la actual tendencia.
Acerca del autor
Graduada de Periodismo. Subdirector Editorial del Periódico Trabajadores desde el …