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Ramón Cardona, secretario de la Federación Sindical Mundial para la región de América Latina y el Caribe, ve con buenos ojos la actitud unitaria con que se ha organizado la Cumbre de los Pueblos, espacio que mostrará el verdadero rostro de América Latina y el Caribe. No obstante su presencia será vital dentro del Foro de la Sociedad Civil.
¿Qué valor le concede a esta Cumbre de los Pueblos?
Desde el mes de noviembre, la FSM está preparando la participación de nuestras organizaciones en ese congreso de todos los pueblos de la región que se va a celebrar entre el 9 y el 11 de abril en la Universidad de Panamá, coexistiendo con la Cumbre de las Américas.
Para nosotros, el Foro de la Sociedad Civil que promueve la OEA, representa una oportunidad de intercambio pero no es el espacio protagónico, pues consideramos que la selección de los participantes ha sido extraordinariamente excluyente y por tanto no será el mejor espacio para expresar los sentimientos de los pueblos, de los ciudadanos, de los trabajadores.
Nosotros llegaremos a Panamá en representación de organizaciones afiliadas a la FSM, sabemos de unos cien participantes de 18 países de la región quienes llevarán la impronta de sus respectivas naciones y llevarán, junto con los criterios y valoraciones de la FSM, las apreciaciones, ansias y esperanzas de sus pueblos.
Diferentes organizaciones latinoamericanas han hecho un esfuerzo amplio para tratar de que, en efecto, el encuentro esté a la altura de la expectativa que ha generado la presencia por primera vez de Cuba en la Cumbre de las Américas y llevar la solidaridad con Venezuela, país hermano recientemente agredido por la administración de Barack Obama.
Una vez derrotado el ALCA ¿qué resortes han aunado a los movimientos sindicales de América Latina y el Caribe?
Hay un ejemplo que debe conducir la voluntad de unidad, al menos en cuanto a la acción: la creación de la Celac. Si los gobernantes de la región, con su diversidad incluso en cuestiones ideológicas, han logrado un espacio común desechando aquello que los disgrega y concentrándose en aspectos que pueden agruparlos en torno a ideas como la proclama que declara a la región como zona de paz, por ejemplo, entonces cómo es posible que los dirigentes y organizaciones sindicales no logremos la cohesión. Evidentemente, esto tiene unas raíces muy profundas y es un viejo problema. Desde 1949, la FSM fue dividida por la fuerza que significaba un movimiento de sindicatos hermanados.
Hemos hecho propuestas, las cuales reiteraremos en Panamá, para que podamos unirnos en determinados objetivos. Tal es el caso de la proposición hecha a la Confederación Sindical de las Américas de articular posiciones en contra de la criminalización de las luchas de los sindicatos en Latinoamérica y el Caribe, pero eso ha quedado sin respuesta.
Ahora, en el Congreso de los pueblos, donde están juntas las centrales sindicales que tienen principios y valores comunes, se ha creado un evento aparte, en el mismo día, lo cual evidencia que se sostiene una política arcaica de continuar dividiendo el movimiento de los sindicatos.
¿Qué más podría destacarse de la representación cubana que participará en la Cumbre de los Pueblos?
Será importante. Este espacio tiene varias mesas de trabajo y se respira un ambiente de ir a ellas con un sentido constructivo. Nos consta que la delegación cubana lleva ese espíritu favorable.
