En el mundo mil 200 millones de personas viven en la pobreza extrema, 842 millones sobrellevan el hambre crónica, 781 millones de adultos son analfabetos, uno de cada cuatro niños sufre abuso físico y una de cada cinco niñas padece agresión sexual.
Ante situaciones como estas, en septiembre del año 2000, en Naciones Unidas fue aprobada por 189 de sus Estados miembros la Declaración del Milenio, que contiene ocho objetivos que debían ser alcanzados para el 2015: erradicar la pobreza extrema y el hambre; lograr la enseñanza primaria universal; promover la igualdad entre los géneros y la autonomía de la mujer; reducir la mortalidad infantil; mejorar la salud materna; combatir el VIH/Sida, el paludismo y otras enfermedades; garantizar la sostenibilidad del medio ambiente; y fomentar una asociación mundial para el desarrollo.
A las puertas de la fecha fijada, el 56 % de los puestos laborales en los países en desarrollo no son seguros en cuanto a la permanencia en ellos de sus trabajadores, factor básico para superar parte de los problemas.
El Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia, estima que 15 millones de niños han quedado atrapados durante el 2014 por la violencia en conflictos armados. Por causa de estas guerras cada día del 2013 se desplazaron de sus lugares de origen 32 mil personas en busca de protección.
Un total de 126 millones de jóvenes de todo el mundo no saben leer ni escribir, solamente entre los países iberoamericanos, unos 35 millones son analfabetos.
Más del 60 % de los iletrados del orbe pertenecen al sexo femenino. En África subsahariana, Oceanía y Asia occidental las niñas enfrentan trabas para ingresar a la escuela. Otro tanto ocurre con el acceso al trabajo.
En las regiones en desarrollo, enfermedades prevenibles son la causa principal de los fallecimientos entre los infantes. En el 2012 ocurrieron 40 millones de nacimientos sin asistencia especializada. Ese mismo año, diariamente murieron alrededor de 600 niños debido al sida. Se calcula que 748 millones de personas no consumen agua potable; y que mil millones no cuentan con instalaciones sanitarias.
Con relación a las emisiones de gases de efecto invernadero a la atmósfera, estas han aumentado casi un 50 % desde 1990.
En el caso de Cuba, a pesar del bloqueo impuesto por Estados Unidos, “las metas previstas en la Declaración del Milenio han sido cumplidas casi en su totalidad”, expresó recientemente su primer vicepresidente Díaz-Canel Bermúdez, en la Cumbre Iberoamericana.
En el 2013 la tasa de mortalidad infantil fue de 4,2 por cada mil nacidos vivos, la más baja de América Latina, y la materna de 21,5 por cada 100 mil, considerada entre las menores a nivel internacional. El programa nacional de lucha contra el sida ha logrado disminuir los decesos, así como la trasmisión materno-infantil.
En cuanto al cuidado del medio ambiente, las acciones de desarrollo sostenible como la mitigación de desastres, contribuyen a la preservación de la naturaleza.
En 1980, los países más ricos acordaron ayudar con el 0,7 % de su Producto Interno Bruto a las naciones en vías de desarrollo aunque la mayoría incumplen sus promesas. En el 2013, la asistencia oficial fue tan solo de 134 mil 800 millones de dólares, cifra risible si la comparamos con los más 4 mil millones de euros que suele costar uno de los portaviones que lleva guerra y muerte a los pueblos.
Falta voluntad política de los gobiernos para resolver los problemas, sin contar que las trasnacionales concentran la propiedad de enormes recursos. Se necesita un nuevo orden económico internacional.
En la Cumbre de Río en 1992 Fidel Castro Ruz expresó: «… Hay que distribuir mejor las riquezas y tecnologías disponibles en el planeta. Menos lujo y menos despilfarros en unos pocos países para que haya menos pobreza y menos hambre en gran parte de la Tierra… Páguese la deuda ecológica y no la deuda externa. Desaparezca el hambre y no el hombre».
Por el momento queda mucho por hacer, solo se ha cumplido la tercera parte de los objetivos, no se pueden olvidar las metas, los mandatarios tendrán que negociar.
En este sentido, el Presidente cubano Raúl Castro Ruz, durante la Cumbre Caricom-Cuba, el pasado 8 de diciembre señaló: “Los desafíos del siglo XXI nos obligan a unirnos para enfrentar juntos los desastres naturales, los efectos del cambio climático, concertar enfoques sobre la Agenda de Desarrollo Post 2015 y, en especial, para enfrentar colectivamente los mecanismos de dominación que nos impone el injusto sistema financiero internacional”.