“Estuvimos muchos años preocupados por la escasez de recursos, sin inquietarnos por la semilla, sembrando la que guardábamos de nuestras cosechas, muy degenerada ya. Hace alrededor de cuatro años comenzó un programa para obtener simientes de calidad en las fincas de los productores líderes, y los rendimientos han crecido ostensiblemente”.
Rogelio Ortuzar Carreño habla con la experiencia de un antes y un ahora. Su finca, en la Cooperativa de Créditos y Servicios (CCS) 26 de Julio, de Consolación del Sur, en Pinar del Río, es polígono donde los científicos prueban tecnologías de reproducción de semillas de alta calidad que luego se distribuyen entre los arroceros de la provincia.
“Creíamos que los rendimientos eran buenos porque lográbamos tres o tres toneladas y media por hectárea, pero después que somos productores de semilla, empleamos las de alto valor genético que nos traen del Instituto de Investigaciones de Granos y cumplimos con la tecnología, hemos obtenido 7,49 toneladas por hectárea (t/ha)”.
Tradición, cultura y respeto a la ciencia y la técnica son condiciones que se conjugan en este campesino, heredero de la finca San Pedro, donde se cultiva tabaco desde 1927 y que él, junto a su hijo José Ángel, han diversificado, esencialmente con la reproducción de simientes de arroz, frijoles y sorgo, en las cuales sientan cátedra.
“Para lograr buenos resultados en la agricultura —apunta— debemos tener semillas, recursos y hombres capacitados; ver con claridad que si no disponemos de material genético de calidad no vamos a obtener rendimiento. La ciencia es imprescindible; estamos muy bien asesorados por los especialistas del instituto y los de la empresa arrocera. Lo más difícil es hacer las labores como son y hacer todos los días las cosas que lleva el cultivo”.
Multiplicar las experiencias
Los especialistas del Instituto de Investigaciones de Granos han trazado una estrategia para lograr la multiplicación de semillas a corto plazo, empleando la experiencia de los mejores productores —seleccionados por las empresas arroceras y la Asociación Nacional de Agricultores Pequeños—. Cada uno cultiva dos variedades por especie, casi siempre las de mayor demanda y las que mejor se adaptan a las condiciones climáticas y geográficas del lugar. La capacitación la reciben en el propio instituto, en talleres o en el campo, y son ellos los responsables de irradiar los conocimientos adquiridos a los productores que les rodean.
Así, mientras Vladimir Izquierdo Sabatela, de la CCS Marcos Martí, de Pijirigua, en Artemisa, optó por las variedades Selección y Prosequisa, Lázaro Gómez González, de la CCS Jesús Menéndez, en Palmira, Cienfuegos, prefirió Perla de Cuba y Selección. Lo más significativo es que todos obtienen elevados rendimientos siguiendo patrones científicos adquiridos por las vías de la capacitación.
En algunas jornadas, y en diferentes etapas de la siembra, el cultivo o la cosecha, sus fincas se convierten en “hervideros” de hombres que buscan “atrapar” los conocimientos y las experiencias de los productores líderes, un sistema de extensionismo que puede multiplicar a los arroceros y a la producción en aras de disminuir la brecha que tiene el país hoy con la importación de arroz.
Vladimir nunca ha podido cosechar arroz en su finca de Pijirigua; sin embargo, enamorado de ese cultivo, solicitó tierras mediante el Decreto Ley 259, y las recibió en la granja de semillas El Corojal, donde aprovecha parte de los sistemas ingenieros, algunos equipos “que muchos campesinos ignoran, como el lamplens”, el agua y la electricidad, “estos últimos son recursos caros y hay que tratar de ahorrarlos.
“Hubo un año, en el 2011, que hice las plantaciones en tierras vírgenes —recuerda Vladimir—, con toda la técnica y conocimientos disponibles y logré 10 t/ha; fue la única vez, es difícil alcanzar ese rendimiento. Los campesinos no avanzan a la misma velocidad que los productores de semilla porque hacen sus siembras con las simientes de sus cosechas, supuestamente ahorrando, pero obtienen menos cantidad. Hay un librito que dice todo lo que hay que hacerle al arroz en cada etapa de su cultivo; si lo aplicamos bien, los resultados siempre serán superiores.
“No tengo muchas dificultades para producir semillas, hago dos cosechas al año; los abastecimientos están llegando, aunque a veces son insuficientes; ahora hubo cambios en la asignación de recursos y habrá que comprarlos a precios sin subsidios, eso puede afectar a los que no tienen una sólida economía”, sostuvo Vladimir.
Este proceso de capacitación teórico- práctica llegó a Lázaro Gómez González, cuando producía el cereal para procesarlo como alimento para los cerdos. “Un día vinieron los compañeros del movimiento popular del arroz, vieron las condiciones que tenía en la finca y me propusieron que me incorporara, luego me extendí a los frijoles.
“Ahora tengo hasta un secadero en mi casa, un prototipo del Instituto de Ingeniería Agropecuaria; es rústico, con capacidad para 20 quintales y garantiza una alta calidad de secado del grano. Es tremenda ventaja y deberían reproducirlos, porque si este proceso no se hace bien puedes perder la germinación.
“Los requerimientos técnicos de la producción de semilla son muy superiores a los del consumo, hay que regirse por una norma cubana que avala la calidad, muy exigente. Durante toda la campaña estás sometido a constantes inspecciones, desde el campo hasta las que se hacen al cereal en los laboratorios”.
Lázaro valora la capacitación como el secreto de los buenos productores, y lamenta que la maquinaria sea el eslabón más débil de la cadena. “Este trabajo es muy técnico y requiere equipos específicos que hoy no tenemos; yo hago las labores con un tractor que tiene más de 40 años en explotación, si un día se rompe me falla la secuencia de las labores agrícolas en la finca.
“La cosecha es un gran riesgo porque la combinada viene de otros campos, con otras variedades; lo ideal sería contar con una para estos menesteres”.
Arroz con frijoles más sorgo
A la extensa llanura del sur de Calimete, casi siempre verde o amarilla según el estadio de los arrozales, la salpica el rojo intenso de las panículas del sorgo, un cultivo que va ganando adeptos en esta geografía como la ganó también en Consolación del Sur, cuando Rogelio Ortuzar propagó sus experiencias.
Los propios productores de semillas de arroz que fueron asumiendo las de frijoles lo hacen con este cereal que sustituye al maíz en la composición del pienso y duplica el rendimiento comparado con el mencionado grano.
Adalberto González Márquez, Lile, de la CCS Raúl González, de Calimete, en Matanzas, explicó que reciben capacitación para este cultivo con la misma seriedad y exigencia que para el arroz, y siente satisfacción con los resultados que ha obtenido.
“Hay un esfuerzo tremendo para obtener semillas de granos con elevada calidad y lograr un poco de autonomía respecto al mercado internacional”, sentenció, y recordó cómo antes, cuando cosechaba 50 o 60 sacos de arroz pensaba que era muchísimo, y ahora sabe explotar verdaderamente todas las potencialidades para obtener seis y siete toneladas por hectárea.
“Es una lástima que no tenga más tierras para aumentar las plantaciones. Estoy en medio del macizo arrocero, las áreas están repartidas por el Decreto Ley 259 y no hay para donde expandirme”.
Muy próximo al área de Lile, desbroza la maleza William Acosta Díaz, otro campesino que obtuvo tierras en usufructo y está considerado entre los productores líderes. “Mi vida ha cambiado desde que me incorporé a este movimiento de la semilla, y eso que ya tengo 20 años de experiencia en el arroz”.
En esta época, alrededor hay campos en cosecha, en otros se hace el fangueo previo a la siembra y están nacientes los semilleros para luego trasplantar las posturas al suelo.
Entre los productores y los investigadores del Instituto de Granos que nos acompañaron en esta incursión provocamos un debate sobre los rendimientos que se obtienen con la siembra directa y el trasplante. Salvo que este último es más costoso en el momento de las plantaciones, hay coincidencia en que, si se le hace todo lo que lleva el cultivo, por ambas vías se logren altas pariciones.
Una distinción que tiene la finca de William es la casita que ha construido para el descanso y el resguardo de algunos equipos y suministros, una de las facilidades del reciente Decreto Ley 300. Es como un oasis en medio del campo abierto, bajo el sol abrasador, donde los hombres hacen labores imprescindibles y merecen mejores condiciones de vida; es también el símbolo de una economía que mejora para quienes trabajan bien.
Diversificación + alimentos El Máster en Ciencias Telse González Morera, director del Instituto de Investigaciones de Granos, explicó que a partir del reordenamiento de la agricultura, al centro le dieron la responsabilidad de organizar la producción de semillas de granos (no solo de arroz), lo cual hacen a partir de rescatar el sistema que existía en diversas instituciones. “La incorporación de los otros granos fue una tarea difícil. En el 2009 empezamos a dar los primeros pasos para ensanchar la misión; llevábamos más de 40 años pensando solo en arroz, y no había un recurso humano que se pudiera desplazar a ese objetivo, teníamos que ampliar la mentalidad de nuestros investigadores. “Fuimos identificando lo que había en el país, en el mundo, cuáles eran las brechas y conformamos los programas de cada grano; hoy tenemos investigadores jóvenes en el área de las oleaginosas, las leguminosas y los cereales, con perspectivas para lograr resultados en los próximos años. “En el caso de la semilla de arroz —prosigue Telse— se produce original y básica en los institutos de investigaciones, la registrada en las estaciones experimentales y en la granja El Corojal, de Artemisa. Ahora estamos multiplicando la básica para producir registrada en áreas de productores líderes, y en las granjas de semilla de las provincias de Pinar del Río, Sancti Spíritus, Camagüey y Granma. “Bajo ese sistema se garantiza gran parte de la demanda de semilla certificada del país y el resto es una simiente de calidad que no tiene todo el proceso de legitimación, pero al menos pasó por el proceso de validación en el campo; hace dos años se sembraba más del 90 % del arroz de una sola variedad, hoy el 70 % lo ocupan cinco variedades lo que conlleva una seguridad en las cosechas. “Eso obedeció al deterioro que tuvo el sistema de producción de semillas; se obtenía con espontaneidad, sin tener en cuenta criterios técnicos ni la política del instituto, y se priorizó una sobre las demás. Los productores a veces se aferran a la que más les gusta y no se percatan de que hay que tener una composición adecuada porque ante cualquier fenómeno hay mayor protección. Hoy cada provincia tiene definida su política varietal. “El otro tema era la calidad. Hace dos años se revisaba la semilla y por cada kilogramo encontrabas más de 100 granos rojos (mezclas), actualmente se detectan entre cinco y 15. “Cuando uno visita los arrozales se da cuenta que cada día los productores obtienen rendimientos más altos y va creciendo la calidad de las labores, hay menos mezcla varietal, más selección negativa. “El programa avanza y no limita a lo que se está trazando el país con la producción de arroz. Actualmente, la demanda de semilla es de 32 mil t y llegará a unas 40 mil en la medida que aumenten las cosechas”. Respecto a otros granos, Telse González afirmó: “No estamos satisfechos pero hay trabajos con resultados, variedades nuevas de frijoles que se generalizan, tienen aceptación y un impacto en el rendimiento. Hay composición por categoría de la semilla, se reconoce una mejoría en la calidad y hay diversidad en colores. “Estamos trabajando en la generalización del cultivo del sorgo como alternativa para sustituir al maíz; con alta resistencia a la sequía, muy rústico, se puede producir a bajos costos, con rendimientos que generan ingresos (de una a cuatro toneladas por hectárea) y permite hacer una segunda cosecha de su propio rebrote. Tratamos que los productores de arroz lo usen como alternativa de rotación, que puede servir como desinfección y ayuda a mejorar los suelos con la incorporación de la planta como materia orgánica. “En el maíz hemos avanzado menos; heredamos menos, tuvimos que profundizar más. Los materiales genéticos que tenemos no son los que está usando el mundo, desde hace muchos años no se introducían variedades foráneas, no hicimos intercambio de germoplasma y había una desactualización muy grande. “Ya tenemos vínculos con la institución líder de ese tema en el mundo, que es el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo, que se encuentra en México e intercambiamos variedades, híbridos y líneas. Algunas están listas para su generalización y tratamos de hacer nuevas líneas e híbridos cubanos con potencial de rendimiento. “Hoy existe un sistema más diversificado de productores, el Instituto de Investigaciones acumula muchos trabajos y está más cercano a los campesinos con el incremento de los servicios y el extensionismo agrícola. Sentimos un respeto profundo por ellos, porque entre todos se acumula mucho conocimiento que debemos aprovechar”. |
Hacer mejores cosechas
La planificación de la campaña arrocera de este año corrige las deficiencias que afectaron a la del 2013, esencialmente las que se relacionan con las horas de vuelo de la aviación, la agrotecnia, baja calidad de las semillas y deficiente control de la contratación de las empresas con la base productiva, que provocaron un descenso de los rendimientos, y por consecuencia, el incumplimiento del plan.
Lázaro Díaz Rodríguez, director del Grupo Agroindustrial de Granos, del Ministerio de la Agricultura, dijo a Trabajadores que se consolida una labor que permitirá realizar la totalidad de las siembras con semilla categorizada, lo cual es decisivo en la obtención de más arroz por área cultivada; en el pasado calendario solo el 41 % de las plantaciones contó con simientes de calidad.
Este año se deben producir 375 mil t de arroz para el consumo, de las cuales 292 mil se entregarán a Comercio Interior para su distribución a la población. Eso se presenta poco menos de la mitad de lo que se consume en el país.
El directivo informó que para garantizar las cosechas cuentan con las combinadas y las capacidades industriales, y que se requiere la realización en tiempo de todas las actividades agrotécnicas y así aumentar los rendimientos.
El Grupo Agroindustrial de Granos continúa su programa de inversiones para incrementar las capacidades de secado y molinería, y mejorar los sistemas de riego, con la limpieza de los canales, montaje de compuertas, reparaciones de obras de fábricas y de campo, canales y viales, lo que permite hacer un uso eficiente del agua y garantizar el crecimiento en áreas y en la producción.