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Por: Lisset I. Ricardo, especial para Trabajadores
Carolina, Puerto Rico.- Las selecciones anfitriona y cubana clausuran la noche de este domingo las acciones del grupo K correspondiente al Grand Prix de Voleibol, en un partido que pondrá net por medio similares fogosidad y garra, pero niveles de experiencia diferentes.
Nuestras jugadoras son de las más jóvenes del certamen anual y también las de menos trayectoria internacional. Algunas suman varios años en el equipo, como Alena Rojas, Emily Borrell, Daymara Lescay y Jennifer Álvarez, pero las restantes son casi debutantes.
Encabezadas por la adolescente de 14 años Melissa Vargas, quien deslumbra en cada salida y escenario, este colectivo enfrenta el segundo nivel de la lid —por detrás de las 12 selecciones de élite—, en el cual aparecen elencos ajustados y con mujeres consagradas.
Tales son los casos de Puerto Rico, Argentina y Holanda, sus primeros escollos. Las sudamericanas les vencieron por 3-1 sets, en tanto las holandesas las dominaron por 3-0 con una formación de gigantes que sabe jugar muy bien.
No obstante los reveses, las posibilidades futuras del plantel dirigido por Juan Carlos Gala han sido destacadas en esta sede, en la cual muchos presagian el surgimiento de un rival de consideración en poco tiempo, obviamente si continúan juntas hasta lograr el acople, la armonía y el fogueo que se requieren para eventos de alto rango.
«Cuba tiene una escuela de voleibol de muchos años, una historia a la que es fiel. Estas niñas pronto conformarán un equipo como aquellos que conquistaron medallas olímpicas y mundiales. Ahora están creciendo, pero hay que apostar y tener paciencia porque son muy jóvenes. Todas estas experiencias, estos partidos, en algún momento capitalizarán y llegarán a ser como las Morenas del Caribe», comentó el DT argentino Guillermo Onduna.
El timonel boricua José Mieles valoró altamente el talento de las muchachas y el trabajo de los entrenadores cubanos. «Los técnicos son guerreros haciendo jugadoras y hasta un plantel de niñas en franco crecimiento. Da gusto verlo jugar a pesar de sus deficiencias, es un espectáculo, en especial Melissa. ¡Qué manera de darle a la pelota a esa edad! Nos gusta enfrentar a Cuba porque siempre hacemos buenos partidos, es un equipo muy respetado por el mío, ya que se prepara, trabaja y contra nosotros saca chispas”.
Gala y su auxiliar Wilfredo Robinson confían en que sus alumnas mejorarán paulatinamente el recibo y el pase —renglones muy deficitarios—, en tanto las líberos Emily Borrell y Dayessi Luis alternarán en esa posición. “Ya están viviendo tensiones que las harán crecer. Deben aprender que cuando se llega al tanto 20 hay que saber cerrar. Esas emociones no se viven en el entrenamiento ni sin público. Ahora enfrentan a rivales con años en las selecciones de lujo, por eso es tan importante su presencia en el Grand Prix y la lucha por seguir insertadas aquí, que significa andar en el camino del alto nivel», expresó Robinson.
Quizás el autor del artículo sin quererlo ha puesto en juego la palabra clave, no en vano se dice que en la confianza está el peligro. Y sobre los elogios del contrario no se debe escribir tanto, pues para el resto del mundo es muy cómoda la situación de saber a un equipo Cuba muy por debajo del nivel que pudiera tener y por eso esos elogios son solo un acto de cortesía y nada a tomar en cuenta. ¿A quién no le conviene que el contrario se desangre él solito?