Desentrenamiento deportivo: la carrera acaba, la vida debe continuar

La literatura especializada reconoce que en las últimas décadas ha crecido en el mundo, de manera alarmante, la cifra de atletas jóvenes fallecidos repentinamente u obligados a dejar la alta competición debido a graves afectaciones de salud. El uso de sustancias dopantes, la severidad de los calendarios, la aplicación de inadecuados sistemas de entrenamiento y control médico se ubican entre las principales causas de este flagelo, muy marcado también por el excesivo carácter comercial del deporte contemporáneo.

Otra realidad estrechamente vinculada a la anterior, pero menos estudiada y publicitada, tiene que ver con el deceso prematuro y las serias dolencias padecidas por figuras luego de decir adiós a los grandes escenarios. Una estadística elaborada por investigadores de la facultad santiaguera de la Universidad de las Ciencias de la Cultura Física y el Deporte Manuel Fajardo (UCCFD), confirma que en los dos últimos decenios casi un centenar de prominentes exatletas no rebasaron los 60 años de edad en diversos países, a causa de problemas cardíacos, pulmonares y cerebrales.

En Cuba el fallecimiento de deportistas en activo es un fenómeno prácticamente inexistente, pero la pérdida de glorias ya retiradas, sin cumplir las seis décadas de vida, experimenta una tendencia al alza que debe analizarse detenidamente, según consideran Rolando Zamora Castro, doctor en Ciencias Pedagógicas, y la especialista para el alto rendimiento Noralmis Frómeta Moreira, ambos de la facultad oriental. Esa tarea exige, a sus juicios, desentrañar la naturaleza y los secretos del proceso de desentrenamiento.

Preparación del deportista, una visión amplia

Zamora y Frómeta sostienen que el sistema de preparación no puede circunscribirse solo al entrenamiento, sino que también debe estar contenida la etapa de desentrenamiento. El primero altera los órganos y sus funciones para la obtención del alto rendimiento, mientras que a la segunda corresponde garantizar el equilibrio del organismo una vez concluida la carrera deportiva.

“La distancia que separa al atleta activo del retirado es muy fina. Cuando lo despedimos en una linda ceremonia lo único que varía es su status social, porque el cuerpo no responde de igual manera. El corazón de un competidor, por ejemplo, crea condiciones para una intensidad de trabajo que si desaparece de golpe ocasiona reacciones inmediatas, incluida la posibilidad de la muerte”, alertan.

De ahí que su propuesta consista en habilitar espacios para que profesionales de la Cultura Física, auxiliados por especialistas en Medicina, se encarguen de desentrenar a hombres y mujeres apenas culminen sus carreras, como su continuidad.

Compromiso ético

El desentrenamiento es una actividad que no conduce al logro de medallas, sino a la preservación y extensión de la vida humana. Su adecuada implementación enaltece los valores humanistas de un sistema deportivo como el cubano, cuyo eje central es la protección del atleta y la consideración del papel de la familia.

“La selección de talentos es un mecanismo mediante el cual los especialistas identifican y captan a los niños más sanos y mejor dotados para una especialidad. A partir de ahí ese chico comienza a adaptarse al ascenso gradual de las cargas, modifica y desarrolla su cuerpo, y es posible que llegue a ser campeón mundial u olímpico. Hasta ese momento no hay problemas, pues su estado de salud es coherente con la actividad que realiza. Las dificultades pueden surgir después, en la medida en que esa relación se convierta en incompatible”, nos dice Zamora.

Entonces, garantizar longevidad y calidad de vida a los deportistas retirados no puede ser solo una misión del personal médico, porque ellos no modificaron esos organismos ni poseen el método científico para disminuir paulatinamente, y en lo posible, las capacidades físicas que fueron alteradas durante años.

Articular este proceso exige disponer de recursos financieros, materiales y humanos, muchos de los cuales existen y pueden utilizarse en esta dirección con una adecuada planificación.

En Santiago hay conciencia sobre la importancia de priorizar el desentrenamiento de las figuras que tributaron resultados y alegrías al pueblo durante años. El INDER, la UCCFD, la comisión de atención a atletas y el centro de medicina del deporte laboran de conjunto en un proyecto que comienza a dar frutos.

Un proyecto formativo por la vida             

Zamora y Frómeta consideran como un paso importante el proceso de formación de 16 desentrenadores para atender las disciplinas priorizadas de la provincia, lo cual exigió definir los contenidos a impartir y su claustro. Sobre esa base se concluyó el proyecto de diplomado modular que ha sido entregado para su aprobación al centro rector de la universidad, y ello permitirá fortalecer la superación en esta área.

Además, ya disponen en la ciudad de Santiago de tres locales, con técnicos y médicos asignados, en los cuales desarrollarán procesos de desentrenamiento sustentados en los criterios que han estado defendiendo. Uno adicional consiste en que esta actividad no puede enclaustrarse en ciclos rígidos de tres o seis meses, pues cada individuo reclama diferenciación en este sentido.

Otra aspiración del proyecto es trascender el nivel nacional, pues no solo los deportistas que provienen de la élite requieren ese servicio, sino también los de proyección provincial y municipal. La idea de impactar en la formación del licenciado en Cultura Física es central para estos estudiosos, pues los actuales egresados no poseen suficientes herramientas teóricas y prácticas para enfrentar los retos que impone esta área del saber.

Según Frómeta, una cuestión clave para el desentrenamiento es la calidad de la entrega pedagógica. La experiencia demuestra, sin embargo, que el expediente del deportista casi siempre recoge muy bien sus resultados, pero no la historia física y clínica, que debe incluir entre otros aspectos el máximo de carga recibida en la última etapa, lesiones y traumas sufridos, la presencia de otras patologías y una descripción de su estado psicológico. Cuando no se tiene ese punto de partida, el trabajo inicia con limitaciones, sentenció.

Zamora, por su parte, enfatiza en la importancia de la dimensión educativa. “La voluntad de desentrenarse correctamente se debe formar desde que el niño elige ser deportista. Es justo enseñarle que esa modalidad que le gusta y a la que desea dedicarse por entero, le exigirá grandes sacrificios incluso después de poner fin a su carrera. No es ocioso demostrarle que el deporte de élite puede matarlo si no se asume con total responsabilidad.

“Sucede mucho que los atletas, una vez retirados, contraen cierta fobia al ejercicio físico, debido a tantos años de entrenamiento y privaciones. Debajo de esas actitudes muchas veces descubrimos falta de conocimientos e irresponsabilidad. Por el contario, los que son verdaderos profesionales solicitan, exigen su desentrenador. Saben que su nueva competencia consiste en sobrevivir”.

Acerca del autor

Rudens Tembrás Arcia

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Licenciado en Periodismo de la Universidad de La Habana (UH). Especialista en los deportes de boxeo, voleibol, lucha, pesas y otros. Cubrió los XV Juegos Panamericanos de Río-2007, los XXX Juegos Olímpicos de Londres 2012, la final de la Liga Mundial de Voleibol 2011 y otros eventos internacionales celebrados en Cuba. Profesor de Teoría en la Comunicación de la UH y la Universidad Agraria de La Habana. Imparte cursos de esta y otras materias en diversas instituciones del país como el Instituto Internacional de Periodismo José Martí. Ha obtenido premios y menciones en el Concurso Nacional de Periodismo Deportivo José González Barros.