A tres años de creada, la Escuela de Atención al Autista «Vilma Espín», de Cienfuegos, exhibe los primeros resultados de su trabajo, reconocido en el XII Encuentro Mundial de la Educación Especial que sesiona en el capitalino Palacio de Convenciones.
Tania González y Oneysi Delgado, directora y subdirectora de la institución, respectivamente, conversaron con la AIN acerca de las complejidades que conlleva trabajar en este centro.
Tenemos estudiantes de cuatro a 18 años –explicó González, sumados a otros que no están a tiempo completo, ya sea porque son muy pequeños y están en la fase de estimulación temprana, o porque tienen un trastorno autístico leve y asisten a la vez a nuestra escuela y a una de la enseñanza general, así que debemos tratar con tres tipos de matrícula.
Dentro de este síndrome hay mucha variedad –apunta Delgado, pero tienen en común el poco interés por usar el lenguaje hablado y el estar muy apegados a sus rutinas.
Por ello elaboramos libros, ya que la escritura con imágenes sí les resulta atractiva, y les diseñamos lecturas facilitadoras, o sea, textos donde se les anticipa qué es un paseo por el boulevard o una fiesta de cumpleaños, para que se sientan cómodos en situaciones sociales y sepan cómo comportarse, pues las sorpresas con estos niños no funcionan, acotó.
Las pedagogas coincidieron en la necesidad de emplear numerosos apoyos visuales en la educación de estos menores, para quienes se emplean también métodos como la lectura global, los calendarios y pictogramas, para los cuales son necesarios abundante papel y materiales de oficina.
El Estado siempre nos ha garantizado los recursos, y además tiene una estrategia de cooperación en la que muestra a delegaciones de Italia, Venezuela y Estados Unidos los resultados de nuestro trabajo, y como estímulo a nuestros logros hemos recibido donaciones también de equipos de fisioterapia e instrumentos musicales, abundó la directiva.
Una de las cosas que asombra a todos los visitantes nacionales y extranjeros es que tenemos un aula para cada niño -destacó la subdirectora, y que aquellos que transitaron a la enseñanza general, cuentan con un maestro de apoyo a tiempo completo.
Buscamos dar una atención individualizada, pero también nos percatamos de que escuelas como la de La Habana u Holguín, con una matrícula mayor que la nuestra, no pueden darse esos «lujos», así que tenemos por delante el reto de trabajar «en grande», porque si queremos que no quede ni un niño sin atender, nuestro centro seguirá creciendo, afirmó.
Una labor llena de amor, sacrificio y con la satisfacción de ver a cada pequeño(a) crecer y desarrollarse en una sociedad muy dinámica. ¡Felicitacione!!