Cuando observo el desarrollo exitoso de la Jornada de solidaridad Cinco días por los Cinco en Washington, y que sigo por medio de las imágenes captadas gracias al lente del activista Bill Hackwell, me asalta una mezcla de alegría y dolor.
Me entusiasma ver gente joven, unidas frente al símbolo del poder norteamericano, enarbolando pancartas y coreando consignas a favor de la liberación de los antiterroristas cubanos: ¡15 años es una vergüenza!. Pero me duelen Tonito, Lisbet y sobre todo Laura, a quien recuerdo serena, leyendo uno de los mensajes más impresionantes a su querido padre.
Ahora es más fácil comprenderlos a todos, en particular a ella: “Es bastante fácil decir 15 años, y decir la palabra lejos, lo que no es fácil para nada es decir dentro de la misma oración, 15 años, lejos y papá. La dificultad del asunto se materializa al recibir una carta cargada de amor, de cariños y de te quiero, con frases que perfecta y normalmente serían dichas y no escritas por correo, o en ocasiones acompañados por un fuerte abrazo y un beso en la mejilla, no por un ruido de rejas cerrando detrás de una voz que te llega a través del teléfono”.
Te comprendo Laura. Y me duelen también Gerardo, Antonio y tu padre, quien pasará un cumpleaños más en prisión. Pero como siempre ha dicho, él no es de los cobardes que arrodillados pide clemencia, no es de los que traicionan ni se arrepienten, ni de los que desvergonzadamente cambian de bando y de principios. Él es un hombre con causa, descubierta y abrazada un día y por ella aún vive y lucha.
Por tu valor y entrega, Ramón, eternamente agradecidos.