Por Juanita Perdomo, Elisdany López, José Luis Martínez Alejo y Eduardo González
Sin casi ninguno de sus componentes originales, la Ristter de 1948 sigue viva. En Pinar del Río no dejaron morir la única pavimentadora de la Empresa de Mantenimiento Vial No. 1.
En Matanzas, unas resistencias fabricadas en Brisas del Caribe sustituyeron las importadas de poca duración y hoy garantizan agua caliente en las habitaciones de ese hotel de Varadero. En el centro del país, incubadoras, equipos de anestesia y otros dispositivos recobraron su utilidad en los espirituanos talleres de Electromedicina.
Las muestras integran una realidad que en cualquier punto de la geografía nacional marca como el más nítido de los cuños el deseo de mantener latiendo la envejecida tecnología con la que en Cuba no pocas empresas aún producen bienes y servicios, o modifican características de otras recién adquiridas.
La convicción se escucha por estos días en las conferencias municipales de la Asociación Nacional de Innovadores y Racionalizadores (Anir), espacios donde también trascienden los desajustes que hoy impiden mejorar la eficacia en la gestión de la estructura surgida de manera oficial en el XIII Congreso de la CTC.
Para la mayoría de los entrevistados, la no planificación de los recursos financieros y materiales clasifica como el mayor obstáculo a la iniciativa creadora. Alfredo Machado, presidente nacional de la Anir, ha dicho que esto sucede pese a que la ciencia, la tecnología y la innovación constituyen una categoría del plan o presupuesto de la economía.
Innovación sin dinero se va a pique
Entendida como la forma principal de planificación de la ciencia y la innovación tecnológica, los planes temáticos derivados de los bancos de problemas conceden prioridad a las áreas que arriesgan la producción, los servicios y la defensa.
La cuenta es simple, la empresa, entidad o estructura de la que se trate si no sustenta con dinero la actividad innovadora, imposibilitada quedará de aplicarla, generalizarla, solicitar inversiones si fuera necesario. No podrá tampoco remunerar a los autores ni tributar al autofinanciamiento de la Anir. Sin recursos monetarios el plan temático es out por regla.
Desde la yumurina Empresa de Perforación y Extracción Petróleo Centro (EPEPC), Carlos Santos Finalé cuestiona que algunos directores sigan viendo la innovación divorciada de la planificación. “Así es imposible que la empresa estatal socialista prospere”, sentencia el económico con más de 40 años de ejercicio profesional.
Si bien la Resolución 276 del Ministerio de Economía y Planificación lo establece, muchas administraciones lo eluden y suelen transferir el encargo de los planes temáticos a los comités de innovadores y racionalizadores (CIR), en señal de “eso no es conmigo”.
Quizás ello explique que el aseguramiento de los planes temáticos siga mirándose como el bicho raro de la planificación empresarial y aunque la Anir nacional reconoce que es un terreno en el que se ha ido ganando, cierto es que a esta pieza le cuesta acoplarse.
Demasiados tornillos flojos
El colmo de la asistematicidad en el desempeño anirista lo manifiestan colectivos que aplican el sistema de perfeccionamiento empresarial (SPE) sin implementar el subsistema de gestión de la innovación. Cabría preguntarse entonces qué sucederá en aquellos que aún no han escalado a ese superior estadio de organización.
En la provincia de Matanzas, la transportista del Turismo, la unidad empresarial de base (UEB) Transmetro, a partir de este mes, según previsiones, vestirá el traje del SPE con uno de sus lados rasgados. No podrá este año pagar a sus innovadores porque no financió los planes temáticos, algo que tampoco hizo en el 2013 y corre el riesgo de repetir en el 2015.
“Y visitas y consejos no les han faltado a sus directivos, hasta con el representante nacional lo tramitamos”, afirma Bárbara Herrera, la presidenta de la Anir en territorio yumurino.
Con un disgusto que no esconde su rostro, Jacinto Acevedo Berrio dice que desde que el Sindicato Provincial de Trabajadores de Transporte (SPTT) le encargó la tarea, esmerada atención dedica a Transmetro. “Confección de los expedientes, el cálculo del efecto económico, el registro de las innovaciones, todo eso he llegado al extremo de hacerles…”, confiesa desde un tácito desespero.
“Duele, sin embargo, que la administración no se lo haya tomado en serio”. En cambio, en esta historia, no es el SPTT quien más sangra por la herida. Hay que ir a Peñas Altas, en la Ciudad de los Puentes, y conversar con el anirista Jorge Iglesias.
“El chapista vale millones y eso lo saben los choferes de Transmetro, Ómnibus Nacionales y hasta los de Escolares. Es por eso que no separan el pie de esta suerte de acelerador que para ellos resulta el hombre que reconstruye guaguas o les repara cualquier pieza.
Haciendo un cálculo conservador, entre el pasado y este año, confiesa que por cada uno de los cuatro carros reconstruidos, la empresa a la que se le encargan estos trabajos dejó de recibir como mínimo 24 mil pesos. “Yo solo soy chapista, podría conformarme con hacer lo mío y punto… Los choferes me ayudan, aquí no hay condiciones como en una reconstructora nata”.
¿Y todo eso por solo 300 pesos?, lo provocamos e Iglesias mueve la cabeza de un lado al otro. “Ese es mi salario. No es justo”, y con un pañito intenta en vano limpiarse las manos. “Esto es grasa vieja, vieja, como el tiempo que llevo en esto.
“No ha sido bueno para nosotros pasar de Astro a Transmetro, antes esto no sucedía…. Al ser una UEB, la empresa radica en La Habana y dicen que es allá donde tienen trabado el dominó”, acota y reconoce que su disgusto lo ha llevado a replegarse de sus obligaciones como presidente del CIR.
Que él recuerde, en dos años solo organizaron una asamblea de asociados, reglamentada para celebrarse cada trimestre. “Tampoco voy a los consejos de dirección, nadie me ha invitado. ¿Qué ha hecho la sección sindical? Poco en verdad, son compañeros nuevos”, admite. “Lo malo es que si no resuelven lo de la cuenta del 20 % (fondo que entre otras funciones permite la remuneración), perderemos asociados”.
Como réplicas al estilo de un sismo, en Ciego de Ávila y Sancti Spíritus también perciben las vibraciones de una Anir mal atendida. “La de aquí murió”, afirma sin titubeos el avileño Roberto Sosa Cardoso, de la Empresa de Servicios Técnicos Industriales (Zeti). “Hace más de tres años no recibimos ni un centavo”.
En los pasillos de la empresa, a Alina Buchillón Hernández, subdirectora económica, apenas le alcanzan los minutos: “Hoy dispongo de poco tiempo (…) Ya recuperamos la cuenta del 20 %, que es por la que debemos pagar…”
Fue en el departamento de desarrollo y calidad, donde supimos de la posible distribución de 2 mil 303 pesos a 17 trabajadores, información que, según consta, en junio precedente enviaron a la dirección nacional. ¡Y todavía no asoma un peso!
Una situación similar cuestiona desde la UEB El Colorado, la espirituana María del Rosario Santos. Un trienio de combustible ahorrado, leña, energía, gracias al biodigestor que crearon y la Empresa Porcina Sancti Spíritus, la principal beneficiada, se da el lujo de soslayar la envergadura de ese aporte.
“Aquí no se tramitan los trabajos porque no funciona la comisión que debe evaluarlos. Hasta ahora se ha incluido en el presupuesto y en la planificación todo lo concerniente a los innovadores, pero no se ha pagado a ninguno por la noción nula que tenemos acerca del funcionamiento de esa organización”.
La increíble confesión de la económica del Porcino, María Cristina Machado, refrenda cómo las administraciones impunemente violan políticas establecidas y, en consecuencia, laceran a sus trabajadores, alegando desconocimiento sobre esto y aquello.
Pero en una empresa la remuneración de la Anir no puede responder solo al desempeño de una persona, aunque en el propio territorio del Yayabo, la económica de Electromedicina, Mildrey Bernal Corrales, acepte que cuando se concibió el plan de presupuesto, no incluyó el dinero de las innovaciones por no encontrarse laborando en aquel momento.
“Pedí autorización para depositar algo en la cuenta y abonar aunque sea unos pocos de los trabajos atrasados… Dijeron que hasta el año próximo no será posible”.
Mientras desde el 2010 allí recortan con tijeras mal afiladas los ingresos de sus aniristas, ingenieros como Antonio González Jiménez aseguran que seguirán generando alternativas, porque “en juego está la salud del pueblo”.
En esa suerte de cirugía mayor practicada desde el talento, estremece el orgullo con el que José Ramón Valdez, Checo, fundador de la Anir, narra la rehabilitación de 15 unidades estomatológicas, autoclaves, o los monitores cardiorrespiratorios y compresores estomatológicos recuperados.
Lay Hernández, secretaria del Sindicato de Trabajadores de la Salud, declara haber dado curso al asunto en la dirección provincial del organismo, y como saldo, comenzarán las tramitaciones correspondientes al 2013 y este año, aunque desconoce qué sucederá con las anteriores.
“Es tan noble el trabajo de los innovadores que aun con las insuficiencias que perviven de año en año, continúan creando para que la producción no se detenga. Es el acto más puro de amor al trabajo”, pondera Esperanza Castro, presidenta de la Anir en tierras espirituanas, al tiempo que admite que deben ser más exigentes en defensa de la asociación.
Generalizar las buenas prácticas
En contraste, también en cualquier parte de Cuba abundan las óptimas prácticas, dignas de ser generalizadas al estilo de la mejor solución, evidencia de cuánto crece el talento valorado con justeza.
Leonardo Puerto González, director de la espirituana UEB Ángel Montejo, de la Empresa Agroindustrial de Granos Sur del Jíbaro, se regocija del colectivo vanguardia de la Anir, que en el 2013 abonó 22 mil pesos por innovaciones.
Humberto Gómez asegura que cobró unos 5 mil 800 pesos, gracias a que la administración cumple con lo que le toca. El destacado anirista reveló cómo colaboran en la capacitación con otros centros, en el propósito de que las direcciones de esas empresas entiendan la importancia de la Anir en el cumplimiento de los planes, en la recuperación de piezas o el incremento de la productividad.
Creadores pinareños como José Luis Flores Camejo han evitado el cierre de una planta de asfalto vital en la recuperación vial de la occidental provincia, un logro trascendente porque posibilitaron incorporar a la capacidad industrial la fabricación del hormigón asfáltico frío donde solo se obtenía el de tipo caliente. La magnitud de lo hecho allí se resume en los 640 mil pesos generados en el 2013 como efecto económico.
En Cuba no podría hablarse de actividad creadora en el Turismo y eludir al hotel de Varadero Brisas del Caribe. “Hay un interés en los trabajadores de fomentar esta actividad, por eso a la administración no le ha sido difícil asegurarla. En el plan temático identificamos prioridades para que la Anir no vaya por un lado y la administración por el otro, a ese punto de confluencia debemos la obtención de la Condición 8 de Octubre, por la relevancia anirística”, argumenta Carlos Chávez, director de la instalación del grupo Cubanacán, muy certero a la hora de ponderar que sin la Anir ninguna empresa cubana pudiera sobrevivir.
Allá mismo, desde el bar Caribe, la cantinera Lázara García sustituye importaciones con el empleo de licores fabricados por industrias nacionales y también contribuye a bajar costos, en un lugar donde la innovación es un concepto tan incluyente que junto con el personal técnico o de mantenimiento, no prescinde ni de jardineros ni de cocineros, por mencionar algunas áreas.
Róger Martínez vincula el derrotero de la Empresa de Equipos de Varadero (Equivar) con el hecho de que la Anir no ha salido de su actividad dentro del sindicato, como sí sucede en algunos lugares donde increíblemente se desentienden y ni siquiera exigen porque la asociación tenga respaldo administrativo”.
La Ley 38 no aguanta más, pero…
Si alguien tuviera dudas de lo que ha significado y significa la fibra de la Anir, le bastaría consultar la Oficina Nacional de Estadística e Información. Solo el efecto económico del año pasado ascendió a 757,3 millones de pesos, un aporte que incluso pudiera ser mayor. ¿Qué lo limita?
Coinciden los entrevistados que la Ley 38 se quedó detenida en el tiempo, en sus acápites remunerativos. El anirista de Brisas del Caribe, José Montalvo, rememora que tras su participación en el XIV Congreso de la CTC, justo cuando el Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz propuso legislar el referido cuerpo jurídico, se estableció un límite de pago de hasta 5 mil pesos, precio con el que en aquel tiempo se podía comprar un carro marca Lada”, y ahora, le decimos, esa cantidad ni siquiera rinde para las cuatro ruedas de ese mismo auto. El hombre sonríe.
“Por eso no aguanta más, hay que actualizarla”, solicitan aniristas como Luis Manuel Toyos Jiménez, presidente del CIR en el hotel Brisas del Caribe, un reclamo que apoyó con vehemencia Róger Martínez, de Equivar.
Bárbara Herrera Zulueta reconoce que, sin embargo, no se aprovechan todas sus potencialidades. Según la presidenta de la Anir en Matanzas, pocos centros evalúan y retribuyen el efecto económico del segundo año de la puesta en práctica de una innovación, ni tampoco la triplicación del pago, si el trabajo en cuestión lo ameritara.
A criterio del presidente del CIR, Toyos Jiménez, precisamente la triplicación del pago debiera decidirse en los burós municipales de la Anir, donde primero son evaluadas, antes de ir a la nación para que se aprueben. “Eso dotaría la evaluación de mayor objetividad y evitaría lógicas dilaciones”, explicó.
Este ingeniero eléctrico y otros consultados estiman que algo que no puede esperar es la necesidad de que la remuneración se parezca al valor de lo hecho.
Considera Toyos Jiménez que otros lados flacos se refieren a limitar a 500 pesos el monto del efectivo que se puede extraer de la cuenta, perjudicial si los organismos se resisten al pago con cheques, algo que conspira contra una buena estimulación a los asociados.
En integrarse está la clave
Recientes declaraciones del presidente nacional de la Anir reiteraron el papel del sindicato, muy en particular en la base, “porque los innovadores son en primera instancia afiliados, a quienes la Ley 38 y el resto de las normativas que la complementan, les confiere otros derechos, y el sindicato tiene que velar porque se respeten”.
Dijo Alfredo Machado que les corresponde a esas organizaciones exigir por el funcionamiento de los CIR y evaluar periódicamente la labor de estos trabajadores en las asambleas de afiliados, de representantes, en los consejos de dirección y en todos los niveles.
De ese entendimiento necesitan los hombres y mujeres que en cualquier punto de la geografía nacional marcan como el más nítido de los cuños el deseo de mantener latiendo la vida económica del país.
Hace varios años realicé una investigación sobre la participación de los trabajadores en la gestión y dirección empresarial donde concluía entre otros aspectos que la actividad de la ANIR es la participación más real desde el punto de vista material e incluso motivacional, pues se hace de corazón desde 1959. ¿Por qué quienes tienen la responsabilidad de hacer cumplir lo que está establecido desde que el Che trató el tema por escrito hasta que salió la primera Ley luego del XIII Congreso de la CTC y hasta la fecha, no lo hacen? El tema da para un Doctorado, en cuanto aportes financieros, intelectuales, esfuerzo físico y otros subjetivos que no son para nada cuantificables. Lo que hacen nuestros obreros y trabajadores en general para que el país no se paralice requiere de una meditación importante por los decisores y tomar acciones urgentes como otras que ya se toman en la Salud. Si realmente de cada cual segun su capacidad y aporte y a cada cual según su trabajo y aporte, pues entonces hagamos pongamos punto final a esta situación. Al César lo que es del César. Y felicidades a todos esos dignos hombres y mujeres que gracias a ellos nuestra economía no siguó decreciendo en los momentos más difíciles de los 60, los 70, los 90 y aún trata de mantenerse.
El tema de la ANIR en Cuba es como el del Pan nuestro de cada día, nunca tendrá solución porque es un «mal de fondo». Nunca se le ha pagado a un innovador lo que realmente vale su trabajo y ¿cómo podríamos llamar eso? «Explotación» aunque suene un poco fuerte la palabra. Únase a ello la desmotivación que provoca ver un resultado importante engavetado o no generalizado. Tal vez con el nuevo modelo de empresa estatal esto cambie un poco. No menciono a la esfera presupuestada porque ahí los problemas son mayores.