A pesar de las limitaciones económicas, el Festival Internacional de Cine Pobre se ha convertido en una fiesta multicultural, afirmó Vando Martinelli, un entusiasta italiano radicado en Cuba, quien a los 84 años sigue respaldando el evento.
Este fiel amigo y colaborador del cine cubano se muestra orgulloso de su relación con Humberto Solás , con quien compartió muchos momentos importantes de su vida, entre ellos la materialización de este singular proyecto.
“A Humberto, rememora, lo conocí en el año 1975, nos hicimos grandes amigos y estuvimos siempre en contacto y por eso desde el inicio me sumé a su sueño del Festival y lo sigo apoyando, fascinado por esa idea de un cine pobre en recursos, pero rico en valores.
“La mejor manera de rendirle homenaje a Humberto, recalcó Martinelli, es seguir impulsando este Festival en Gibara, que puede convertirse en una segunda Trinidad, por sus valores patrimoniales, arquitectónicos y culturales”