| María de las Nieves Galá, Gabino Manguela, Betty Beatón y Lourdes Rey
El asunto resulta peliagudo en cualquier punto de la geografía nacional, pero el lastre es mayor en aquellos sectores y territorios en los que el salario promedio es inferior al nacional.
Así pasa, por ejemplo, en la provincia de Santiago de Cuba, que tiene, según datos de la Oficina Nacional de Estadística e Información (ONEI), el salario medio mensual en 448 pesos, entre los más bajos del país.
Las intenciones de todos apuntan al interés de revertir definitivamente tal estado de cosas, pero mientras llegue el añorado aumento de la escala salarial —para lo cual tiene que cumplirse un importante grupo de condiciones en las que eficiencia, productividad y modernidad tecnológica resultan claves— no queda otra opción que aferrarse a los ingresos provenientes de la aplicación de los sistemas de pago por resultados del trabajo, lo cual no siempre se hace como es debido.
Mucha es la polémica y el debate que genera este tema. Y precisamente uno de los asuntos más recurrentes en las asambleas sindicales; lo fue durante la discusión del Documento Base del XX Congreso de la CTC, y también es una de las cuestiones más abordadas por los lectores que se dirigen a la página de Buzón abierto, de Trabajadores.
Si en el año 2006 el salario medio en el país era de 387 pesos, al concluir el 2012 se ubicaba en 466, un incremento significativo, pero que estuvo acompañado por un inadecuado crecimiento de la productividad del trabajo.
Al valorar esa realidad en el país, Abel Rivero Ochoa, jefe del Departamento de Organización del Trabajo y los Salarios (OTS) y Empleo, de la CTC, indicó que ello exigió la aplicación de acciones muy puntuales a partir del año 2010 a fin de revertir la negativa situación. “En los últimos tres años se evidencia un crecimiento más armónico entre esos dos indicadores a nivel macroeconómico”, dijo.
Ciertamente, las mayores tensiones para el trabajador cubano hoy están vinculadas con el salario real que percibe, toda vez que sus ingresos —comparado con años atrás— se ven menguados por la política de eliminación de subsidios y gratuidades indebidas, así como el alza de los precios de importantes rubros ahora liberados y anteriormente normados por el Estado.
Interrogado acerca del comportamiento actual de los salarios y los sistemas de pago, Rivero Ochoa destacó la necesidad de analizar primero cómo se mueve la economía, examinar la eficiencia, la productividad y su relación, precisamente, con el salario, “pues no puede distribuirse lo que no se crea, lo que no existe”, subrayó.
“Para que el país avance a mayor ritmo —enfatizó— la eficiencia del sistema empresarial tiene que ser superior, requisito indispensable para continuar financiando los principales gastos sociales. De ahí la necesidad de que más entidades se incorporen al sistema empresarial y se perfeccionen, con el consiguiente incremento salarial que ello presupone.
“A pesar de todos estos argumentos, lo cierto es que no existe plena conciencia entre los trabajadores de por qué no es posible ahora un incremento general del salario escala, y muchas personas arremeten contra la Resolución 9 del 2008 del Ministerio de Trabajo y Seguridad Social (MTSS).
“La última reforma salarial, que data de nueve años, reconoció nuevos salarios mínimos, pero al mismo tiempo compactó los grupos salariales y estableció muy poca diferencia salarial entre ellos. Hoy comprobamos que la citada disposición constituye una limitante ante las nuevas políticas aprobadas”, puntualizó.
Cifras que hablan
De los muchos desaguisados de los sistemas de pago saben bien los 23 mil 302 trabajadores del sector del comercio, la gastronomía y los servicios en Santiago de Cuba quienes, además de tener un deprimido salario medio mensual, por debajo de los 350 pesos, vieron pasar el 2013 sin que el dinero que pudieron ganarse como resultado de la aplicación de los sistemas de pago le sonara, como esperaban, en el bolsillo.
Las cifras ilustran el abismo existente entre lo que logran materializar los hombres y mujeres de ese sector, y lo que finalmente ingresan en beneficio personal, pues el pasado año la circulación mercantil alcanzó los 2 mil 426 millones de pesos, 85,9 millones por encima del plan, con utilidades también millonarias, y solamente el 32 % de los trabajadores recibieron remuneración por la aplicación de los mencionados sistemas.
“Realmente una se decepciona mucho después de tanto esfuerzo y tan pocos resultados personales, asegura Liliam Aranda Mondelo, dirigente sindical y dependienta del mercado ideal El Marvy, ese indicador del sobrecumplimiento del plan como condicionante para el pago por resultados nos tiene aniquilados, por lo menos aquí no funciona.
“Mi salario es de 250 pesos, comenta Damaris García, dependienta cajera del propio mercado, por eso dicho pago es la única tabla de salvación que tenemos, y se hace difícil agarrarse a ella.
Tal estado de cosas, conocido por dirigentes administrativos y sindicales, pide a gritos una solución definitiva, que ubique en balanza bien equilibrada el aporte económico de los trabajadores y el monto de sus ingresos mensuales.
“Los sistemas de pago en el sector se están revisando en estos momentos, dice Ridaul Parada Zamora, secretario general del sindicato provincial del Comercio, la Gastronomía y los Servicios, se evalúan algunos cambios tomando en cuenta, principalmente, las utilidades, en busca de incentivos que repercutan en la economía de los afiliados y en el incremento de la calidad del servicio, de la satisfacción de los clientes, y en general de la eficiencia”.
En ferrocarriles, un diagnóstico necesario
Uno de los sectores donde actualmente el país invierte cuantiosos recursos económicos es el Ferrocarril. La recuperación de las vías y la modernización de la tecnología son una realidad. Sin embargo, están afectados por la emigración del personal hacia lugares donde existe mejor retribución y condiciones de trabajo.
Con una fuerza laboral de 24 mil 582 trabajadores, tienen anualmente una fluctuación de 2 mil a 3 mil a otros sectores, fundamentalmente en el cargo de operarios, según Iliana Licour Consuegra, directora de Recursos Humanos (RH) de la Unión de Ferrocarriles de Cuba (UFC).
“Por ejemplo, los reparadores de vías, quienes realizan su faena en condiciones complejas, expuestos al sol, al rocío, o a la lluvia. Es difícil mantener el completamiento de la plantilla en esa actividad.
“Entre las variantes para atenuar en algo los desajustes en cuanto a salarios, en la UFC se aprobó un número de trabajadores de diversas actividades al sistema de pagos adicionales condicionados; estas son alternativas que se han utilizado para resolver problemas”.
Destacó que en estos momentos la UFC se encuentra involucrada en la realización de un diagnóstico de perfeccionamiento el cual les permitirá acotar y resolver con sus propios esfuerzos las dificultades de la actividad de RH en Ferrocarriles.
Imprescindible la capacitación
Son varios los especialistas que coinciden en la necesidad de recuperar la profesionalidad del personal de RH, la cual sufrió gran deterioro en las últimas dos décadas.
Para Iliana Licour es indispensable elevar la capacitación en las direcciones de RH. “En la mayoría de los casos estas se encuentran incompletas y carecen de especialistas idóneos para dar respuesta a una actividad que se ha extendido y dado un vuelco total”, precisó.
Otra carencia es que desapareció desde los años 90 del pasado siglo la plaza de normador. “Se aplica el sistema de pago, pero si no está sobre una base sólida de organización del trabajo, podemos errar, crear sistemas de pago que al final no brinden lo esperado”, expuso Fermín Umpierre, del Sindicato Nacional de Trabajadores del Transporte y Puertos.
“A veces uno llega a los colectivos y te dicen: ‘el sistema de pago no sirve’ y cuando preguntas por qué, te responden, ‘porque no ganamos’. No podemos pensar que los sistemas de pago se apliquen solo para ganar, tiene que haber un resultado, sobre la base de cumplir determinados indicadores”, acotó Umpierre.
José Antonio Ferrer, subdirector de organización y retribución del MTSS, en Villa Clara, quien desde hace cerca de cuatro décadas ha estado vinculado con esta actividad, consideró que el fallo en la aplicación de los sistemas de pago está relacionado con la ausencia de la normación del trabajo y la no formación de especialistas en la materia de organización y retribución del trabajo desde hace más de 25 años.
Aseguró que los sistemas de pago a partir del destajo han sido los más efectivos y los que más aportan al aumento de la productividad, y enfatizó en que los trabajadores de ferrocarriles, los arquitectos de la comunidad, los agropecuarios, por su diversidad de actividades, son los que más desacuerdos presentan con tales formas de retribución en esta provincia.
Opinó que en muchas ocasiones las industrias se escudan en las fallas de las materias primas para explicar el deterioro de la productividad, cuando también existen problemas serios con la efectividad del propio sistema.
Nada debe frenar las fuerzas productivas
Según Abel Rivero Ochoa, funcionario de la CTC, la política establece que son los ministros, jefes de los consejos de las administraciones provinciales y directores de empresas en perfeccionamiento, los encargados de aprobar los sistemas de pago, previo acuerdo con el sindicato nacional correspondiente.
“Pero si estos no participan desde su diseño y no chequean lo acordado, entonces no representan a sus trabajadores. Hacer aquello que les toca no implica recursos adicionales, sino enfrentar lo que les atañe”, precisó.
Realmente los sistemas de pago con arreglo al trabajo debieron brindar mayores resultados, y entre las causas que determinaron tal situación el funcionario refirió la ausencia de estudios de organización y normación del trabajo, sistemas mal diseñados que no responden a la naturaleza de la labor, el no seguimiento a su efectividad en los consejos de dirección y que no siempre son analizados con los trabajadores en sus asambleas de afiliados.
“La instrumentación de la política acordada al respecto debió ser más efectiva, con mayor evaluación y control por parte de los sindicatos. En eso tiene que avanzar mucho más el movimiento sindical”, enfatizó.
En su conversación, se preguntó por qué adicionarle a una persona a la que se le aplica un sistema a destajo, indicadores de eficiencia o de gestión, como gasto de salario por peso de valor agregado a las ventas o a la comercialización. “Si ocurre eso —valoró— la política deja de ser idónea al limitar el crecimiento del salario por esos conceptos.
“Si la administración no rinde cuenta de la efectividad en la aplicación de los sistemas de pago, el sindicato tiene que cuestionárselo, pues el objetivo supremo es elevar los resultados, la estabilidad en el empleo y los ingresos de los trabajadores.
“Si hay problemas de materia prima que afectan la producción y el trabajador tiene que irse interrupto a su casa, ese es un asunto que concierne directamente al sindicato”, indicó.
Por otra parte, Rivero Ochoa refirió que aunque se ha trabajado en el perfeccionamiento de los mecanismos de conciliación y contratación, aún la producción se ve afectada por demoras en el aseguramiento oportuno de materias primas ya planificadas, lo cual limita la eficiencia y también los salarios.
Dijo que en algunos casos este aseguramiento si acaso garantiza el cumplimiento del plan, lo cual no favorece a que se desplieguen todas las potencialidades de los trabajadores. Entre los sectores afectados enumeró a la construcción, la alimentaria y el industrial.
Rivero Ochoa significó los buenos resultados que han tenido organismos como Biocubafarma y Azcuba, donde se han aplicado sistemas de pago en que todos sus trabajadores tienen vinculado el salario a las producciones fundamentales. “Allí se incrementó el salario y creció la producción”, dijo.
Pago atrasado del salario, un fenómeno por desterrar
Por su importancia y la frecuencia con que se producen atrasos en el pago en el país, el tema ocupó un espacio en las apreciaciones del funcionario. “Es un asunto con mayor afectación en el sector agropecuario, aunque también ocurre en la construcción, el transporte, el azucarero, e incluso, ha sucedido en sectores presupuestados como la Salud.
“Es algo muy doloroso, porque desde el 2007 están definidos todos los instrumentos financieros para prever e impedir que eso ocurra. Este es un asunto en que el sindicato tiene que demostrar fehacientemente que es garante de los intereses de los trabajadores”, subrayó.
Agregó que a pesar de su negativo efecto y de los llamados del movimiento sindical, aún no se conoce de sanción o aplicación de medidas ejemplarizantes a los administrativos de centros donde se producen tales atrasos. “Mientras no se eliminen constituirá un asunto pendiente para los sindicatos”, afirmó.
El futuro más inmediato
Recientemente fueron emitidas las directivas para la planificación del actual año, las que en sus categorías de empleo y salario contienen los asuntos que modifican en parte lo hasta hoy establecido.
“Las políticas están definidas a partir de los Lineamientos aprobados en el VI Congreso del Partido, ahora se impone el basamento legal que las eche a andar, para favorecer la liberación de las fuerzas productivas y también un incremento más dinámico de la eficiencia, la productividad y, por tanto, del salario”, apuntó.
La problemática relativa al salario, los sistemas de pago, el empleo, la organización del trabajo y otras aristas, quizás, está entre las tareas más abarcadoras que acomete hoy la economía cubana.
“Para enfrentarla es imprescindible una mayor preparación del personal que labora en el área de recursos humanos —donde se instrumentan estas políticas— mientras que para el movimiento sindical es indispensable continuar avanzando en la capacitación de sus cuadros y dirigentes. Es una labor conjunta, a fin de imprimirle mayor dinamismo a los estudios de organización del trabajo, diseñar sistemas de retribución más efectivos y revitalizar el principio de distribución socialista”, dijo finalmente.
Revisión, análisis y adecuación demandan los sistemas de pago. Sin embargo, el mejor de ellos no funcionará si no está acompañado en cada colectivo por la disciplina laboral y tecnológica, la exigencia, el control y el máximo aprovechamiento de la jornada de trabajo.
MI HUMILDE OPINIÓN A LOS PRIMEROS QUE HAY QUE SUBIRLE EL SALARIO SON A LOS MÉDICOS ES INCONSEBINLE QUE HOY EN DÍA LOS MEDICOS TENGA SALARIOS TAN BAJOS, INCLUSO QUE EXISTAN ENFERMARAS O ENFERMEROS QUE SU SALARIO SEA MAYOR ADEMAS DEBEN APLICAR ANTIGUEDAD, NO ES LOMISMO UN MEDICO RECIEN GRADUADO QUE UNO QUE LLEVE 30 AÑOS EJERCIENDO SU PROFESIÓN.
ALGO SIMILAR ES EL SECTOR D EDUCACIÓN, ESOS DOS SECTORES NO TIENEN NADA QUE ESPERAR A QUE SUBA LA PRODUCTIVIDAD DEL TRABAJO, LA DE ELLOS ES MEJOR ATENCIÓN Y MAS CONSAGRACIÓN Y HOY ES UNO DE LOS SETORES QUE MAS DIVISA LE DA AL PAIS, HASTA CUANDO ESE MINISTERIO VA A SEGUIR SIN DEFENDRE ESOS MEDICOS.