Por Heriberto Roasabal
Sin rodeos, Leonardo Escalante reclama “buscarles comodidad” a los jubilados para cobrar su pensión porque -dice- “hay ancianos por tongas y habrá más”. “Cuba envejece”, sentencia.
Leonardo (74 años) trabajó mucho tiempo en la empresa lechera El Tablón, de Cumanayagua, Cienfuegos, donde llegó a ser jefe de maquinaria agrícola. Ahora vive en Centro Habana.
“Vine a ver si hoy había menos público”, nos dijo, mientras hacía la cola en la sucursal del Banco Metropolitano (Banmet) de Galiano y San José. En Cumanayagua pagaba dos pesos y me llevaban la pensión a casa. “Aquí tengo que cruzar varias calles hasta el banco. Veo poco, tengo problemas de azúcar y de presión para andar desandando y estar aquí cuatro horas de cola. El trato es bueno, pero el servicio lento”.
Violeta Ortega (70 años), vecina de la misma sucursal, ha venido tres veces, sin éxito. “La cola llega allá”, dice señalando la distancia. “Tengo esta pierna mala y si hablo para que me dejen pasar se forma el tiquitiqui. Figúrese…”
De vacaciones en la capital, Marlene Catá, camagüeyana (65 años), espera en el Banco Metropolitano de Infanta y San José, Centro Habana, para cobrar su jubilación. En Guáimaro, donde vive, la recibe a domicilio, de manos del repartidor de periódicos, por un peso y 50 centavos.
“La demora es porque hay muchos retirados, más los cuentapropistas”, opina allí mismo Omar Mesa (80 años). “Yo estoy aquí ahora para pagar el refrigerador. Vine temprano el primer día de pago de las pensiones y esto estaba lleno. Marqué y me fui. Luego volví y salí, con mi dinero, como a las dos de la tarde”.
Wenceslao Victorio (65 años) también espera para pagar el crédito del refrigerador. Usa tarjeta magnética para extraer el dinero de su jubilación y opina que “donde hay problemas es en los cajeros automáticos; a veces se traban o no tienen dinero”.
Iraida Camejo (70 años) prefiere la chequera, porque “me enredo con la tarjeta. Aquí (Infanta y San José) tienen buen servicio, sobre todo el día de pago a jubilados. La cola es larga, pero rápida”. Alejandrina Prats (85 años) adiciona: “Los primeros días hay mucha cola, pero después va mermando”.
En la agencia del Banmet de 23 y J, Vedado, Norma Porcel (72 años) refiere: “El banco cercano a casa, en San Lázaro, entre N e Infanta, cerró por reparación. Yo tengo cáncer, tratamiento con sueros… No sé cuál es la solución, pero es bien difícil cobrar. A veces voy a los cuatro o cinco días y siempre es la cola”.
Ana Gloria Leal acompaña a su padre, de 71 años, afectado por una isquemia cerebral, en la sucursal del Banmet de 23 y P. “Deben poner más personal para los jubilados, que son la mayoría aquí. Llevamos ya como media hora de cola”.
En el Metropolitano de Infanta y Manglar, entre los municipios de Cerro y Centro Habana, escuchamos a más pensionados:
“Tienen que poner más bancos o aplicar otro sistema, mandarnos una persona a la casa”, pidió Alfredo González (78 años). “Llevamos tres horas de cola. ¿Sabe lo que es eso para personas de 70 años y más? Ellos allá adentro se esmeran, pero es mucho. Y en el correo es peor”. “Mucho público, poco banco”, remacha Daysi Ortiz (77 años), mientras Esther Mendoza (71) critica que “se cuelan mucho”.
Ignacia Suárez (59 años) fue de la fisioterapia en el policlínico directo para el banco. “Cobro por tarjeta y vine porque el cajero de la Esquina de Tejas me la rechazó. Estoy que me voy de lado, casi cuatro horas ya. Necesito que me aclaren y me paguen”.
“Mire la cola del cajero automático”, apunta Arcadio Vicente (75 años), quien dice no haber optado por la tarjeta magnética porque oye comentar que se traban o no hay dinero.
Xiomara Castillo (73 años) sentencia: “Esto siempre es igual. Una hora aquí. Y lo que me falta”. Hace tres meses no cobra. Viene y se va, por el gentío. “Tengo otros ingresos, tengo hijos, pero es mi derecho, mi jubilación, porque trabajé muchos años”.
Tema caliente en la agenda del GASS
El que responde a los jubilados sobre el pago de sus pensiones es el Grupo de Administración de la Seguridad Social (GASS), que integran el Ministerio de Trabajo y Seguridad Social -representado por el Instituto Nacional de Seguridad Social (Inass)-; los bancos Metropolitano, Popular de Ahorro y de Crédito y Comercio, así como las Casas de Cambio (Cadeca), las empresas de Correos de Cuba y Traslado de Valores (Trasval), y el Ministerio de Comercio Interior.
El grupo funciona a nivel nacional, provincial y municipal, y se encarga de establecer cada año el calendario de pagos, de conciliarlo y controlar el presupuesto de la seguridad social. “Si un tema nos ha ocupado últimamente es este, por las críticas”, confirma Bárbara López Casanova, directora general del Inass.
El calendario, único para todos -Banco, Correos y demás-, “se concilia entre el Inass, representante de los pensionados, y las entidades que dan el servicio. Pero tenemos que supeditarnos en muchos casos a las condiciones de las oficinas pagadoras, ya que todos los que participan en esta tarea -Correos, los bancos, Trasval…- tienen además muchas otras funciones y operaciones que realizar en el transcurso del mes”, explica la directora.
“El año próximo la previsión es desconcentrar más las fechas, que haya más días de inicio de pago, sobre todo en el segundo grupo, el de las pensiones de más de 200 pesos, el más grande. Y debemos ponernos bien de acuerdo, principalmente las entidades pagadoras”.
Otra decisión será ampliar el pago a domicilio, en lo cual trabaja Correos de Cuba, informa Bárbara López, y otra más, seguir proponiendo a los jubilados y a quienes están por serlo, el uso de tarjetas magnéticas y cajeros automáticos, en cuyo incremento, mantenimiento y reparación, el sistema bancario invierte hoy.
Los acogidos a esa opción aumentan. La mayoría son de la capital, que tiene la cifra más alta de esos cajeros (275, más 60 en proceso de instalación). Pese a ello, cada día inicial de cobro de pensiones se desbordan los centros de pago. “Porque los bancos, claves en este servicio, tienen más operaciones que antes: créditos, cobro de impuestos; pago de salarios, también a principios de mes, entre otras”, explica Bárbara.
De Comercio Interior, aclara que no es una entidad pagadora en rigor, pues solo hacen esa función algunas de sus unidades en poblaciones aisladas, a solicitud del Banco Popular de Ahorro (BPA).
En resumen, considera, “existen opciones para mejorar el servicio y hay que potenciarlas, como pensamos hacer en 2014”.
Problema social, de todos
Varias veces durante el diálogo, Marina Torres García insistió: “El pago a los jubilados es un problema social que debemos resolver el banco y todos los demás implicados, con distintas acciones”.
El Banco Metropolitano, señala su vicepresidenta, solo opera en la capital, donde cada mes paga -en 87 sucursales y 33 cajas de ahorro- a unos 278 mil jubilados, 83 por ciento de los registrados en la provincia y más de 17 de los de todo el país. De ellos, 36 por ciento cobran por ventanilla y 47 en cajeros automáticos. Esa concentración solo se da aquí, añade, porque en otras provincias Comercio tiene un porcentaje alto y Correos, por ejemplo, en Pinar del Río, Artemisa y Matanzas, paga a más de la mitad de los pensionados, de cada uno de esos territorios.
La causa principal del desequilibrio en La Habana, explica, es el pago de los créditos sociales concedidos desde 2005 como parte de la Revolución energética para la compra de refrigeradores y otros electrodomésticos y utensilios. “Muchos jubilados fueron dejando de cobrar en los correos porque no pueden pagar allí ese crédito y aumentaron de 35 a 83 por ciento actual, en nuestro banco”, precisa la directiva.
En el Banmet preocupa que con el envejecimiento poblacional la situación se agrava. Como una solución, explica, han propuesto en el Gass desconcentrar, poner más fechas, por lo menos cuatro en la capital teniendo en cuenta su situación, “aunque depende del acuerdo que se adopte y de lo que decida finalmente el grupo”.
“Si no fuera por los cajeros automáticos sería peor. No daríamos abasto en las ventanillas”, comenta la vicepresidenta, quien apunta que, pese a las deficiencias que más de una vez se les han señalado públicamente a esos equipos, en su incremento y mejor uso está parte de la solución de la espera de los jubilados.
“Se aprovecha poco la tarjeta magnética”, agrega. “Puede usarse en distintos servicios y ya se emplea, por ejemplo, para pagar con pesos (CUP) productos comprados en tiendas que operan en CUC. Pero se requieren para eso los llamados terminales de puntos de venta (TPV o POS), que las entidades comerciales y de servicios deben adquirir. No puede ser solo un medio de extraer efectivo, con lo que ello implica: sobrexplotación y desgaste de los cajeros, y seguir haciendo colas”.
El desarrollo de la telebanca, o banca electrónica, que permite pagar distintos servicios por teléfono, sin manejo de efectivo, es una prioridad del Banmet, destaca su representante, como también lo es seguir ofreciendo, preferentemente a jubilados, el uso de la tarjeta; incrementar el número de sucursales en municipios con poca cobertura, como Marianao, San Miguel del Padrón y La Lisa, lo que requiere búsqueda y acondicionamiento de locales.
También, reparar o cambiar sistemas de climatización deteriorados; resolver el problema de oficinas bancarias ubicadas en inmuebles propiedad de terceros con filtraciones o riesgo de derrumbe; convertir todas las cajas de ahorro posibles en sucursales, para que puedan realizar más operaciones; ampliar el número de cajas, donde haya capacidad, además de medidas organizativas ya adoptadas, como los horarios especiales para los pensionados, entre otras.
La vicepresidenta reconoce que la fluctuación de personal en el Banmet -debida posiblemente al rigor de la institución- y el predominio en su nómina de jóvenes que aún no tienen suficiente experiencia, pueden pesar en la eficiencia y calidad del servicio, aunque no hay estados de opinión significativos al respecto, según sus encuestas.
Agrega que a veces en alguna sucursal ha habido público afuera, cuando en la sala de espera hay espacio. “Se plantea que es por seguridad, por el trabajo con efectivo, pero para eso hay custodios, y sin llegar al hacinamiento, pidiéndoles que mantengan orden y hablen en voz baja, debe dárseles acceso a las personas”.
“Hay que seguir pensando soluciones y todo el que pueda, que ponga su granito de arena”, vuelve a proponer la entrevistada, quien, además, señala: “El banco trabaja junto con otros organismos y entidades para buscar soluciones que permitan mejorar la atención diferenciada a los jubilados de la capital y los resultados se verán próximamente”.
Propuesta reiterada: desconcentrar
“Hay quien nos ha propuesto poner donde sentarse, para que la cola afuera no sea de pie. Pero lo que queremos es que las personas lleguen, reciban el servicio y se vayan rápido, satisfechas, a hacer lo que necesiten o deseen”, expresa Bárbara Mirabal Aranda, vicepresidenta del Banco Popular de Ahorro, una de las principales entidades de pago a los pensionados, excepto en la capital, donde solo radica su dirección.
Con más de 400 oficinas, el BPA está en casi todas las localidades. Ser la mayor caja de ahorro en Cuba y una de las principales receptoras de remesas del exterior, evidencian su crédito entre la población. Cada mes su red atiende a 350 mil pensionados.
Además de los horarios exclusivos y otras facilidades establecidas en el sistema bancario para ese segmento de público, en este banco las 56 oficinas con más demanda trabajan de ocho de la mañana a siete de la noche, diariamente, incluyendo sábados; cada año imprimen y distribuyen gratis entre los interesados un millón de almanaques de bolsillo con el calendario de pago de pensiones; aumentan, en lo posible, el número de oficinas e incrementan el de cajas.
“Vamos a extender, con trabajadores y jubilados bancarios, el servicio de pago de pensiones y jubilaciones a domicilio, para una parte de los jubilados, previa coordinación con sus bancos”, anuncia la vicepresidenta.
Este último año, además, el BPA cambió los 47 cajeros automáticos con que contaba e incorporó 40 más, por lo que ya tiene de esos equipos en todas las cabeceras provinciales, incluyendo Guantánamo, Las Tunas, Granma y Pinar del Río, donde antes no había.
“Ese aumento permite ofrecer tarjetas magnéticas a más jubilados, pero no satisface toda la demanda, pese a la efectividad de más de 96 por ciento del servicio por esa vía”, aclara Bárbara, quien coincide con su colega del Banco Metropolitano en que es indispensable la desconcentración de las fechas de pago, respecto a lo cual, manifiesta:
“Sabemos que todas las acciones que hemos adoptado hasta aquí son insuficientes para evitar la cola de nuestros jubilados para cobrar sus pensiones, que es de nuestras mayores insatisfacciones y tenemos la responsabilidad de resolverla.
“Ahora, eso no es posible manteniendo solo dos primeras fechas de pago al mes. De tal manera, ni abriendo los bancos las 24 horas, ni optimizando la infraestructura, resolvemos. Y no es nada nuevo, muchos que lean esto dirán que siempre fue así. Esa es nuestra propuesta, reiterada, y hace falta acabar de acordar y decidir en el Gass”.
Hasta aquí nuestras averiguaciones. Queda margen para opiniones de otros responsables y del público. BOHEMIA no cierra el tema, cuya presencia en estas páginas esperamos ayude de algún modo a dar a nuestros jubilados, cuanto antes, un servicio eficiente de pago de sus pensiones.
Correos de Cuba no respondióEl punto de vista de la Empresa de Correos de Cuba debió estar incluido en esta indagación periodística, pues, como por alguna parte aquí se dice, igual que los bancos, los correos son centros fundamentales donde cada mes se realiza el pago a jubilados y otros pensionados. Debió, pero no está porque, a pesar de la solicitud reiterada de BOHEMIA a la vicepresidencia comercial de la entidad para que nos atendieran, eso no sucedió. |
Más de 1.6 millones de jubilados y pensionados
Según datos del Instituto Nacional de Seguridad Social (Inass), al cierre del primer semestre de este año Cuba registraba un millón 672 mil 568 jubilados y pensionados de la seguridad social, de los que un millón 65 mil 482 son hombres (63.7 por ciento) y 607 mil, mujeres (36.2 por ciento).
El presupuesto de 2013 para cubrir los gastos de esas personas asciende a cinco mil 308 millones de pesos.
El calendario, decidido anualmente por el Gass, es divulgado en la prensa y por los propios centros de pago. Quienes reciben la pensión mínima de 200 pesos cobran al final de cada mes y los que pasan de esa cifra, al principio, ambos en las fechas previstas, a partir de las cuales pueden cobrar cualquier día.
Los días iniciales de pago, en todos los bancos, de siete de la mañana a 12 del día solo se atiende a jubilados; se habilitan más cajas y en algunas sucursales la jornada se extiende hasta las siete de la noche, pese a lo cual el servicio se ve desbordado.
Cuba envejece, la cola crece
Es guerra avisada. Desde hace mucho, demógrafos y otros especialistas alertan que la población cubana envejece. El Gobierno lo sabe y ha expresado públicamente preocupación por el fenómeno y sus consecuencias, y acordado programas, aunque las previsiones no alcanzan a resolverlo todo y es ineficaz la respuesta en servicios como el pago de pensiones a un número cada vez mayor de jubilados.
De acuerdo con los resultados finales del Censo de Población y Viviendas realizado en septiembre de 2012, Cuba tiene 11 millones 167 mil 325 habitantes, de los que el 18.3 por ciento -algo más de dos millones- tiene 60 años o más y solo el 17.2 por ciento, entre cero y 14 años.
Estimados de la Oficina Nacional de Estadísticas e Información apuntan que en 2020 habrá más ancianos que niños; en 2025, uno de cada cuatro cubanos tendrá 60 años o más, y apenas dentro de un par de décadas, en 2035 los de ese mismo grupo de edad sumarán 3,6 millones, casi el 34 por ciento de la población calculada para entonces.
Según esa misma fuente, en 2020 -dentro de solo seis años- el número de quienes arriben a la edad laboral (17 años) será inferior al de quienes podrían jubilarse.
Conclusión, los que cobrarán pensiones por jubilación serán cada vez más.
(Tomado de Revista Bohemia)