La Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) ha decretado la jornada como Día Mundial de la Alimentación.
Pero siempre me ha parecido una ironía. ¿Qué se festeja: una mesa llena de comida o el hambre crónica de 925 millones de personas en el mundo?
Como dice un viejo refrán: “De buenas intenciones está lleno el camino del infierno”. El mundo de hoy se muestra cruel con muchos segmentos de la población en no pocos lugares del planeta. El Día Mundial de la Alimentación podrá ser celebrado con fastuosos banquetes en Nueva York o Washington (dónde también hay hambrientos, por cierto), en Tokio o Bruselas…, pero no en Somalia y Etiopía, u otros muchos países africanos; en Haití, Guatemala, Honduras…
El hambre y la desnutrición pulula en las naciones con conflictos bélicos y en aquellas que la sequía se ha adueñado de los campos o las plagas acaban con las plantaciones.
Debe reconocerse, lógicamente, lo que la FAO hace para terminar con ese flagelo. Pero los resultados —más por la poca voluntad de los gobiernos que por el empeño de la organización— distan demasiado de los objetivos y las expectativas.
No en pocas ocasiones, desde este sitio, he sugerido que declaremos el 16 de octubre de cada año Día de la Lucha contra el Hambre. Resultaría más lógico, desde todos los puntos de vista.
No obstante, por razones obvias y más bien de respeto, reseñemos lo que ha concebido la FAO para esta jornada.
Los sistemas alimentarios sostenibles para la seguridad alimentaria y la nutrición son el tema central del Día Mundial de la Alimentación en este 2013, con el propósito de incrementar la comprensión de los problemas y las soluciones en la lucha contra el hambre.
Hoy día 925 millones de personas en el mundo sufren desnutrición crónica. Los modelos insostenibles de desarrollo están degradando el ambiente natural, amenazando los ecosistemas y la biodiversidad que serán necesarios para el abastecimiento futuro de alimentos.
La FAO ha planteado: “Un sistema alimentario está formado por el entorno, las personas, las instituciones y los procesos mediante los cuales se producen, elaboran y llevan hasta el consumidor los productos agrícolas.
“Todos sus aspectos influyen en la disponibilidad y accesibilidad final de alimentos variados y nutritivos y, por lo tanto, en la capacidad de los consumidores de elegir dietas saludables. Además, las políticas y las intervenciones relacionadas con los sistemas alimentarios rara vez se diseñan con la nutrición como objetivo principal.
“Para hacer frente a la malnutrición son precisas medidas integradas e intervenciones complementarias en la agricultura y el sistema alimentario, en la ordenación de los recursos naturales, en la sanidad pública y la educación, así como en ámbitos de políticas más amplios.
“¿Cómo tiene que ser un sistema alimentario sostenible? ¿Es posible llegar hasta él desde la situación actual? ¿Qué debe cambiar para que avancemos en esa dirección? El Día Mundial de la Alimentación del 2013 es una oportunidad para plantearse estas y otras preguntas, y ayudar a crear el futuro que queremos”.
Solo un dato hace desmoronar cualquier elogio en este día: Cada seis segundos muere un niño a causa del hambre. ¡Resulta espeluznante!
Es cierto que hay países con avances notables: Vietnam, Venezuela, Guyana, Nicaragua…, y otros que su propio sistema económico-social concibió desde siempre la garantía de una seguridad alimentaria, que si bien no satisface las necesidades cada vez más crecientes, no permite tampoco la existencia de personas que padecen hambre de manera crónica, como Cuba.
Pero la alimentación es —y será por un largo tiempo, al parecer— una asignatura pendiente para quienes tienen en sus manos las decisiones de mejorar el mundo. Evidentemente, nada han resuelto las múltiples cumbres de jefes de Estado y de Gobiernos para buscar y encontrar fórmulas para combatir el hambre y la pobreza. Con el estómago lleno de alimentos nutritivos y variados es difícil pensar en los que nada llevan a la boca. El hombre piensa como vive.
Ojalá los que mal distribuyen la riqueza tuvieran conciencia de que un mundo sin hambre es posible, como también sin guerras y sin crisis.
Otros datos claves:
– Dos tercios de las personas desnutridas en el mundo se concentran en siete países: Bangladesh, China, la República Democrática del Congo, Etiopía, India, Indonesia y Pakistán.
– La región con mayor número de personas desnutridas continúa siendo Asia y el Pacífico, con 578 millones.
– La proporción de desnutridos más elevada sigue dándose en África subsahariana, con un 30 % de la población, equivalente a 239 millones de personas.
– En Asia, Armenia, Myanmar y Vietnam han alcanzado ya el Objetivo de Desarrollo del Milenio (ODM) No. 1, al tiempo que China se encuentra cerca de conseguir esta meta.
– En Latinoamérica y el Caribe, Guyana, Jamaica y Nicaragua han logrado el ODM 1 y Brasil se está acercando a este objetivo.
Acerca del autor
Graduado de Profesor de Educación General en el Instituto Superior Pedagógico Félix Varela, de Villa Clara, Cuba (1979). Ha laborado en la Revista Juventud Técnica, semanario En Guardia, órgano del Ejército Central, periódicos Escambray, CINCO de Septiembre y Granma. Desde el año 2007 es corresponsal de Trabajadores en la provincia de Cienfuegos. Está especializado en temas económicos y agropecuarios. En 1999 acompañó en funciones periodísticas a la segunda Brigada Médica Cubana que llegó a Honduras después del paso del huracán Mitch. Publicó el libro Verdades sin puerto (Editorial cubana MECENAS). Ha estado en otras tres ocasiones en esa nación centroamericana, en funciones periodísticas, impartiendo conferencias a estudiantes universitarios, asesorando medios de comunicación e impartiendo cursos-talleres sobre actualización periodística a periodistas y comunicadores. Multipremiado en premios y concursos internacionales, nacionales y provinciales de Periodismo. Fue merecedor del Premio Provincial Periodístico Manuel Hurtado del Valle (Cienfuegos) por la Obra de la Vida – 2012. Le fue conferido el Sello de Laureado, otorgado por el Sindicato Nacional de Trabajadores de la Cultura (SNTC). Mantiene evaluación profesional de Excepcional.