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Un taller para el lanzamiento de la alianza mundial por el suelo: hacia su preservación y restauración en Centroamérica y el Caribe, inició sus sesiones este lunes, en La Habana, con el objetivo de aunar esfuerzos regionales para revertir la penosa situación que mantiene este recurso vital.
En él participan representantes de los países del área, quienes tratarán de llamar la atención hacia un fenómeno casi invisible pero real: la degradación de los suelos va más allá de la formación natural que ellos mismos tienen, por tanto, de esa manera es imposible alcanzar el desarrollo sostenible de la producción de alimentos para poblaciones con necesidades cada vez más crecientes.
El doctor Theodor Friedrich, representante de la FAO en Cuba, expresó a los presentes que la elección de este país para realizar el taller es el reconocimiento a esfuerzos estatales y de los investigadores por aplicar políticas que favorezcan la explotación de este recurso.
Dijo que el suelo es el elemento más importante en la producción de alimentos, pero que muchas veces ese concepto se ignora por el mismo manejo agrícola. La FAO aboga por ver los problemas y encontrar soluciones antes de que sea demasiado tarde.
Explicó que el organismo al cual representa enfocó su trabajo hacia este recursos a partir del 2011; en septiembre de ese año se lanzó la Alianza Mundial por el Suelo, “porque se necesita alzar más la vista” hacia las necesidades urgentes que hay de un manejo adecuado y una restauración de los perjuicios causados.
Desde hace dos años, la FAO ha venido haciendo planteamientos que toca a los organismos y los gobiernos atender este recurso, que tiene una desventaja sobre otros ya que su degradación es lenta y no tan visible como puede ser otra, necesita de mucha urgencia la atención de los gobiernos para dejarle otro espacio a las futuras generaciones.
En una conferencia, el investigador Olegario Muñiz, presidente de la Sociedad Cubana de las Ciencias del Suelo, aseveró que no puede haber seguridad alimentaria si la producción no es sostenible, lo cual no se logra si no nos aseguramos de preservar el suelo, el sustrato de donde provienen esos alimentos.
En este sentido, explicó las medidas que se tomaron en Cuba desde principios del triunfo de la Revolución, que devinieron firma de legislaciones que protegen el suelo. Enfatizó que este es el principal problema ambiental que enfrenta el país, ya que más del 70 % de la superficie geográfica está erosionada, dado los manejos indebidos, los altos niveles de maquinaria que trabajaron sobre él y el abuso de productos químicos para elevar la productividad. “Es el legado de la Revolución Verde”.
Dagoberto Rodríguez, director del Instituto de Suelos, de Cuba, explicó que en el país se trabaja en 17 polígonos demostrativos de las buenas prácticas agrícolas, y otros están en desarrollo, a los cuales catalogó como la mejor escuela para los productores.
“La vida ha obligado al país a trabajar en un programa de conservación de suelo. Vivimos en un país con alto potencial de degradación, que fue sometido a la deforestación antes de la Revolución, donde ocurren eventos extremos: huracanes, sequías, grandes concentraciones de precipitaciones en poco tiempo.
“A ello hay que agregar, dijo, que la mitad de la superficie del país está sobre pendientes pronunciadas, los suelos tienen una genética de formación con facilidad de erosionarse, a lo cual se suma una agricultura fuerte”.
La dinámica de desarrollo de los suelos de Cuba, según investigaciones del Instituto de Suelos, dicen que se forman entre 4 y 6 toneladas por año, pero al ritmo que trabajamos vamos a la muerte de los suelos, a la insostenibilidad, declaró.
