Frutos del usufructo no llenan la mesa

Desde el mes de septiembre del año 2008 se inició en Cuba el proceso de entrega de tierras en usufructo, tanto a personas naturales como jurídicas, según lo dispuesto en el Decreto Ley 259, con el objetivo de impulsar las producciones agropecuarias.

Se trata de terrenos ociosos o deficientemente explotados, que en un término prudencial de tiempo debían comenzar a producir cantidades apreciables de viandas, granos, frutas, vegetales y leche, en beneficio de la economía del país y la alimentación del pueblo.

Sin embargo, a la vuelta del primer quinquenio no acaba de ocurrir el esperado salto productivo, ni se han estabilizado las entregas al Estado, de modo que propicien una mejoría en los abastecimientos a los mercados y una disminución en los precios.

A lo sumo, se han logrado incrementos ocasionales, asociados a picos de cosechas, o cultivos pocos exigentes o menos demandados, como ha venido sucediendo en la provincia de Holguín, entre las de gran peso en el sector agropecuario.

En este nororiental territorio se han conferido 112 mil hectáreas por este concepto, cifra que representa el 23 % del área agrícola disponible, dio a conocer José Orlando Leyva Báster, director de control de tierra del Ministerio de la Agricultura.

La mayor parte de estas áreas se les ha otorgado a productores individuales, quienes las acondicionaron y mantienen en explotación, pues de lo contrario se les puede anular el convenio, conforme a lo establecido en la legislación.

Por esta causa y otras como incumplimientos de las obligaciones contractuales, construcciones ilegales, infracciones de las normativas, problemas de salud o solicitud propia se han retirado 984 permisos de usufructo, confirmó el funcionario.

Holguín cuenta en estos momentos con 15 mil 678 usufructuarios, entre los beneficiados por los Decretos 259 y 300, este último puesto en vigor el año pasado y que recoge las experiencias anteriores y unifica los reglamentos existentes en todas las ramas agrícolas.

El responsable de ese control destacó los pasos dados desde el punto de vista organizativo y legislativo, todo lo cual contribuye a la agilización de las entregas, aun cuando se trata de un proceso muy riguroso para evitar ilegalidades y otras violaciones.

Como muestra de esos avances expuso que en la provincia solo quedan 11 mil 368 hectáreas declaradas disponibles y en condiciones de ser transferidas para su utilización, así como 331 expedientes en proceso, es decir, solicitudes pendientes.

“La tierra sola no da nada”

“La tierra sola no da nada, hay que saber explotarla y tener con qué”, dijo Rogelio Ochoa Díaz, vanguardia nacional de la ANAP por sus fructíferos resultados, con la sapiencia que le confieren la herencia paternal y los años de experiencia en el campo.

Según este destacado ganadero, que entrega más de 14 mil litros de leche al año, quienes se inician en las labores agropecuarias están urgidos de más ayuda, sobre todo financiera, para poder adquirir los medios necesarios, que van desde herramientas hasta animales.

“Yo mismo, reconoce, no empecé de la nada, era productor de plantas y flores en una parcela familiar en el Valle de Mayabe, y cuando empecé a recibir áreas en usufructo tenía economía para poder limpiarlas, comprar novillas, vacas y demás recursos.

“Lo otro, agregó, es que se cumpla lo pactado, pues ya no están pagando los dos centavos en divisas que se acumulaban por cada litro de leche y el precio del litro entregado a Comercio bajó en 50 centavos en moneda nacional, eso desmotiva a los productores”.

En apenas dos años de labor Arnaldo Marrero Cobas recibió en usufructo dos caballerías que estaban abandonadas en la zona de San Rafael y logró convertirlas en una finca productiva, completamente cultivada y sembrada de yuca, frutabomba, aguacate, col y frijol, entre otros.

Devenido uno de los mayores aportadores de la CCS Eugenio González en tan breve lapso, dice que el secreto del éxito está en trabajar con mucho amor y dedicación y aplicar iniciativas como el intercalamiento, la rotación y diversificación de cultivos.

Para Rubén González Rodríguez, quien desde la década de los 90 se inició como tabacalero y ahora incursiona también en el plátano y otras viandas, resulta necesario agilizar los trámites de transferencia de tierras, pues todavía tiene una parcela en explotación sin legalizar.

Inestabilidad en los mercados

Aun cuando la agricultura holguinera muestra signos de recuperación en sentido general, sobre todo después de revertir las afectaciones ocasionadas el año pasado por el huracán Sandy, todavía no se ha logrado estabilidad en el abastecimiento a los mercados estatales.

Así lo reconoció Reinaldo Sánchez, especialista de la dirección comercial de Acopio en la provincia, quien aseguró que la mejoría experimentada recae fundamentalmente en productos nobles como el plátano burro y el boniato.

En un rápido y sorpresivo recorrido realizado por agromercados de la ciudad constatamos que no siempre se mantiene una oferta variada y con precios protegidos, más asequibles para la población, propósitos fundamentales de esta red.

“Lo de nosotros es vender, señaló Yuniesky Pupo, dependiente del mercado Uno de la calle Mártires, porque estamos vinculados, pero esto un día está lleno de productos y al otro se acaba, es mucha la demanda; hoy mismo tenemos pocas cosas y no hay viandas”.

Una situación similar presentaba el mercado 45 de Vista Alegre, donde los clientes se quejaban porque solo había frijol carita para la población y plátano para dietas, lo cual “nos obliga, precisó Amado Ferrer, a pagarles más caro a los carretilleros”.

Revisar y controlar más

De acuerdo con el parte emitido por el departamento de atención a unidades productoras de la subdelegación provincial de funcionamiento y control de la Agricultura, los usufructuarios holguineros superan sus metas productivas.

En lo que va de año han entregado 4 mil 24 toneladas de viandas, 4 mil 60 de hortalizas, 777 de granos y 635 de carne, así cómo 5 millones 345 mil litros de leche, cifras todas por encima de las contratadas para la etapa.

Mas cabe preguntarse: ¿Qué representan 4 mil toneladas de viandas y otras tantas de hortalizas para una población que supera el millón de habitantes?, pues, simplemente, poco más de ocho libras por persona de cada uno de estos renglones.

Si los usufructuarios laboran casi una cuarta parte de las tierras cultivables, no hay dudas de que están llamados a incrementar su aporte a la canasta alimentaria de los holguineros, bastante deprimida en los últimos tiempos.

Sabemos que lleva tiempo y trabajo poner a producir todas las áreas cedidas por este concepto y que las estadísticas no siempre son un fiel reflejo de la realidad, pero todavía algunas producciones se desvían y van a parar al mercado informal.

Recientes análisis y chequeos realizados a productores de leche incumplidores de los planes convenidos, confirman que no siempre se debe a factores climáticos u otras causas mayores, sino a que la venden a los especuladores.

Se impone, al propio tiempo, respaldar de forma más efectiva a estos nuevos agricultores, mediante la flexibilización en el otorgamiento de créditos bancarios y la venta, a precios razonables, de aperos de labranza, semillas, fertilizantes y demás requerimientos.

A las entidades estatales encargadas de su control y atención les corresponde establecer contratos ajustados a las potencialidades productivas de cada uno y fiscalizar periódicamente su cumplimiento, en correspondencia con la realidad de cada lugar y momento.

Solo así los frutos del usufructo, de conjunto con otras formas productivas, se verán más en las mesas, mejorará la alimentación de la población y se aligerarán los bolsillos del pesado gravamen que representan los elevados precios de los productos del agro, al tiempo que contribuirán a sustituir importaciones, en beneficio de la economía nacional.