Con el aval de haber hecho la forja de su vida en una familia de campesinos honrados, donde la presencia de un abuelo socialista plantó la semilla de la doctrina marxista, Vando Martinelli ingresa en el Partido Comunista de Italia en 1945, con apenas 15 años. No sabía entonces nada de Cuba.
“Descubro a esta isla y a la Revolución cuando en febrero de 1957 Herbert Matthews entrevista a Fidel en la Sierra Maestra. Lo que leí en aquel diálogo me parecía algo imposible, una revolución que se hacía sin el Partido Comunista a la cabeza. Era un hecho insólito en aquella época. Pensé que los rebeldes nunca podrían alcanzar la victoria, pero antes que hubieran transcurrido dos años Fidel entraba victorioso en La Habana.
¿Cuándo establece nexos con Cuba?
Yo pertenecía a la dirección cultural del Partido Comunista Italiano; fue por esa vía que vine en 1969. En esa visita conocí a Jesús Montané, quien me pidió fomentar en mi país una corriente turística para impulsar la economía revolucionaria. Acepté, y aquella sencilla decisión hizo que en una década viajaran acá alrededor de 200 mil compatriotas. De ahí en adelante siempre estuve estrechamente vinculado a la cultura cubana, hasta que en 1981me radiqué definitivamente en La Habana. Son tantos los lazos que me unen a esta tierra que cuando estoy en allá en mi casa o incluso en Soliera, donde nací, siento permanentemente la necesidad de regresar.
Usted ha tenido una larga relación con Fidel. ¿Cómo lo caracterizaría?
Es un hombre excepcional, un auténtico genio, reconocido hasta por los enemigos. Estoy entre quienes han tenido el honor de conocerlo personalmente y me atrevo a asegurar que ha sido la personalidad política más importante de los últimos 60 años.
Al comienzo de este siglo aparece Hugo Chávez, un genio revolucionario también, que en su breve y fecundo existir fue como una nueva revelación de Fidel, como Fidel mismo multiplicado. El propio líder venezolano tenía conciencia de eso y reconocía esta paternidad. Al materializar esta Revolución Fidel logró conseguir el sueño de Martí y despertó a la América Latina de su letargo. En el mundo entero los revolucionarios somos deudores de su gesta y de su pensamiento; nos enseño que es posible vencer contra cualquier fuerza, por grande que esta sea.
Martinelli hace una pausa en su emocionado soliloquio, y de repente expresa. “Si tuviera que definir el aporte principal de Fidel, diría que es haber ganado la Revolución, haberla hecho, continuarla ininterrumpidamente. Diez presidentes nortemericanos con todo su poder no han podido hacer mella en la fuerza de su liderazgo.
Él está aquí. Su obra primordial es la Revolución, que no es solo de Cuba. “En la época de la Italia democrática nos enseñó muchas cosas. A mi particularmente, no me puso un arma en las manos, pero me dio el pensamiento. Hizo coherentes mis ideas políticas”.
¿Qúe importancia le confiere en las adversas condiciones del mundo de hoy al ideario fidelista?
El pensamiento aportado por la revolución cubana es esencial para el futuro. Sus doctrinas marcan un derrotero, al margen de los errores y defectos. Si hoy está surgiendo una nueva forma de socialismo se debe a la visión sin esquematismos políticos desarrollada por el Comandante en Jefe.
Todos somos deudores de este gigante de las ideas, como lo somos de Martí. Es el precusor, pero sus seguidores marcan también una época, ahora precisamente, cuando el capitalismo con apariencia noble como la de Obama, es más violento.
El adversario más legítimo que ha tenido el imperio es Fidel. En los antiterroristas cubanos presos injustamente en Estados Unidos se revela la fuerza del pensamiento que él ha sembrado en este pueblo.