Por Leslie Alonso Figueroa, estudiante de Periodismo
Félix Céspedes desde el año 2003 se desempeña como custodio con contrato indeterminado en Pescasan, actual unidad empresarial de base de la terminal refrigerada Terref Antonio Maceo en Santiago de Cuba.
La historia en cuestión comenzó cuando el 6 de mayo del 2012, al iniciar el servicio de guardia en la posta número cuatro, el jefe de grupo le pidió que colaborara y dentro de sus posibilidades cubriera en la posta seis, ubicada a más de 200 metros de distancia de su posta y al concluir no percibió ninguna incidencia.
Al día siguiente Félix fue citado en su centro de trabajo porque por la posta seis se habían robado equipos y piezas y la policía declaró el hecho como un autorrobo. El director de la empresa en esos momentos decide separarlo definitivamente del puesto, lo cual apeló.
Este santiaguero explica que cuando se dirigió al órgano de justicia laboral de base (OJLB) le informaron que se había desintegrado y tenían que esperar por algún funcionario del Ministerio de Trabajo para reestructurarlo, por ello se presentó en esta institución, donde no conocían de esta desintegración y alegaron que los encargados de reestructurarlo eran los directivos de la empresa.
Con el apoyo del sindicato provincial entregó los documentos al OJLB de la empresa alimentaria. La vista oral falló a su favor, al resolver que la dirección de su entidad debía incorporarlo al antiguo puesto de trabajo y pagarle los meses que estuvo sin laborar.
Pero un nuevo director lo declaró no confiable, además no lo reubicó en otra plaza, por no disponer de ninguna vacante y solo le pagó el salario de un mes. Félix se negó y volvió a apelar al OJLB; le comunicaron que debía reclamar ante el tribunal y contratar los servicios de un abogado.
El director apeló también y alegó como elementos nuevos que se ocuparon ocho piezas de pollo en un cuarto, sin justificación alguna, lo cual según Félix, “es un hecho incierto que no guarda relación con la imputación inicial”.
La gestión del abogado tampoco recibió respuesta. Pasado un mes, el trabajador hizo otra reclamación en la fiscalía provincial. Lo citaron de la fiscalía municipal y le explicaron verbalmente que el director estaba violando por no cumplir con el fallo del OJLB y luego apelar. Pero después fue citado por segunda vez y la misma funcionaria apoyó la reclamación del director, y declaró sin lugar la de Félix.
Demasiadas vueltas y cabos sueltos que pudieran hacer dudar sobre la validez de los procedimientos empleados y las intenciones de quienes le pidieron a Félix aquel favor de cubrir en la posta seis.