El ex empleado de la CIA Edward Snowden ha roto su silencio por primera vez, desde que huyera de Hong Kong a Moscú hace ocho días. WikiLeaks ha publicado la declaración de Snowden desde Moscú.
“Hace una semana hui de Hong Kong después de que quedara claro que mi libertad y mi seguridad estaban amenazadas por haber revelado la verdad. Mi libertad se ha mantenido debido a los esfuerzos de mis nuevos y viejos amigos, familiares y otras personas, a las cuales nunca he conocido y probablemente nunca conoceré. Les confié mi vida y ellos confiaron en mí, algo por lo que siempre les estaré agradecido.
El jueves el presidente Obama declaró ante todo el mundo que no iba a permitir que ningún diplomático “entrara en tejes y manejes” sobre mi caso. Sin embargo, ahora se ha reportado que después de haber prometido no hacerlo, el presidente ordenó a su vicepresidente presionar a los líderes de las naciones en las que he solicitado protección para que negaran mis peticiones de asilo.
Este tipo de engaño de un líder mundial no es justicia, tampoco es un castigo ilegal de expatriación. Estas son las antiguas malas herramientas de la agresión política. Su propósito es asustar y no a mí, sino a los que quieren venir a reemplazarme.
Durante décadas EE.UU. ha sido uno de los más fuertes defensores del derecho humano de solicitar asilo. Lamentablemente este derecho diseñado y aprobado por EE.UU. en el artículo 14 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, está siendo rechazado por el actual Gobierno de mi país. La Administración Obama ha adoptado la estrategia de utilizar a la ciudadanía como arma.
Aunque estoy condenado por no hacer nada, se ha revocado unilateralmente mi pasaporte, dejándome como un apátrida sin ningún tipo de orden judicial, y la administración pretende ahora privarme de un derecho fundamental. Un derecho que pertenece a todo el mundo: El derecho a solicitar asilo.
Al final, el Gobierno de Obama no teme a los informantes como yo, Bradley Manning o Thomas Drake. Somos apátridas, encarcelados o impotentes. No, la Administración Obama no tiene miedo de uno. Tiene miedo de una sociedad informada, enojada que exige un Gobierno constitucional que le fue prometido y que debería tener.
Soy firme en mis convicciones y estoy impresionado por los esfuerzos aplicados por muchos.