Desde Cajamarca (*), el departamento de la sierra peruana más plano —y el menos alto de la cordillera de los Andes a su paso por ese país sudamericano—, llegó a la galería Los Oficios, en La Habana Vieja, la obra del joven artífice Leider Calva Guerrero, quien por estos días exhibe allí sus acuarelas recreadas en temas eminentemente socio económicos, relacionados con la vida de los campesinos y obreros de esa región quechua ubicada entre los 2 mil 300 y los 3 mil 500 metros sobre el nivel del mar.
Considerado como uno de los más destacados artistas del Perú, Leider muestra un conjunto de paisajes que, bajo el título de Vivencias, resumen diferentes ángulos de la existencia, rural y urbana, en Cajamarca (Caxamarca, del quechua Kasha Marka) , cuya población esencialmente vive de la minería —primera actividad económica en la extracción de oro, cobre y mercurio—, la ganadería y la agricultura.
Sus iconografías constituyen, ante todo, un compromiso con la parte más humilde de la sociedad y devienen expresivas crónicas cuyos juicios recurrentemente revelan el lado oscuro en una zona paradójicamente prolífica en riquezas y encantos naturales —con incipiente desarrollo del turismo—, en tanto portadora de una milenaria historia, entre cuyos acontecimientos más relevantes se encuentra la captura, en 1532, del inca Atahualpa, quien a pesar de haber ofrecido a la corona española un cuantioso rescate por su liberación, fue criminalmente ejecutado un año después.
“Mi inspiración está basada en la clase obrera, en los campesinos, en las organizaciones sociales, en los maestros consecuentes y luchadores, generadores de mentes revolucionarias; en las rondas campesinas, dignas de admiración; y en aquellas personas desamparadas que solo les queda reclamar en las calles arriesgando hasta su vida”, tal ha dicho este artista graduado de la Escuela Superior de Bellas Artes Macedonio de la Torre, en Trujillo.
Asuntos como la contaminación; la resistencia de los campesinos ante el desplazamiento de grandes proyectos extranjeros en la explotación de minerales; la lucha por preservar la tierra y con ella la producción agrícola y ganadera; la belleza natural de Cajamarca y la cultura —sobre todo, a través de las vestimentas— de ese pueblo de grandes contrastes y complicadas fusiones étnicas, son llevados sobre la cartulina con exigentes demostraciones de destreza en la utilización de la acuarela, una técnica que le posibilita enriquecer el lenguaje plástico mediante transparencias y efectos de luces y sombras logrados tras una adecuada aplicación de una amplia gama de pigmentos.
“Mis cuadros —afirma Calva Guerrero— reflejan una realidad que no es ajena al mundo que diariamente recorremos, lo que hago es mirar y sentir la realidad que vivimos y sentimos a diario”. En piezas como Muerte en la Oroya —lúgubre acusación en contra de la contaminación y el dominio capitalista minero—, en la Laguna Azul y Guardianes de la vida— ambas sobre la explotación de los campesinos—, el creador adjudica al color un protagonismo preponderante, aprovechando el enigma de una técnica que no ofrece mucho tiempo de cortejo entre la idea en sí y la acción de pintarla.
En tal sentido, Leider demuestra aptitud para emprender su discurso pictórico jugándose el todo por el todo. Para ello se vale de la conjugación de tres elementos esenciales: agua, papel y color, asumiendo los riesgos —inherentes a este tipo de trabajo— de que sus obras no alcancen las tonalidades deseadas, ya que, como se sabe, muchas veces se producen disparidades entre la aplicación acuosa con el pincel sobre la cartulina y el efecto finalmente logrado, cuando ese soporte se encuentra seco y el pigmento ha perdido brillo.
Sin embargo, él persuade con las degradaciones de los colores —cálidos y fríos—, así como por la contundente expresividad de cada uno de ellos, como puede disfrutarse, además, en obras como las tituladas Si te falta agua, te sobra minería; Reflejos; Caminos de esperanza y Promesa de amor, en las que la vitalidad cromática convence al espectador al punto de introducirlo por los múltiples laberintos de la vida de Cajamarca, según la visión de uno de sus más sólidos creadores de la plástica.
(*) Cajamarca es la ciudad más importante de la sierra norte del Perú y la quinta de todo el norte peruano después de Trujillo, Chiclayo, Piura y Chimbote.