Quizás pocos pueden interpretar números con sentimientos. Quizás las calles más vacías que hace tres años a las 5 de la tarde; la plantilla del centro laboral que cuesta trabajo completar; las familias ya fraccionadas en mil preocupaciones cuando le hablan de «viaje a los Volcanes»; o la valentía de salir embarazada y tener un hijo hoy en condiciones económicas muy complejas, son cosas más espirituales que numéricas. Sin embargo, duelen igual Continuar leyendo