De proponérselo, Dayadna Fernández Columbié hubiera sido una buena bailarina. Su abuela, Caridad Juana, era la encargada de llevarla a los talleres impartidos en La Habana Vieja. Pero el sueño quedó en el cofre de la infancia, y fue en el Instituto Preuniversitario Roberto Labrada, en el municipio capitalino del Cotorro, donde la atrapó la… Continuar leyendo