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Cuba en la OIT

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Raymundo Navarro Fernández, en la Sesión Plenaria de la 105ª Reunión de la Conferencia Internacional del Trabajo. Foto: Cortesía de la Embajada de Cuba en Ginebra.
Raymundo Navarro Fernández, en la Sesión Plenaria de la 105ª Reunión de la Conferencia Internacional del Trabajo. Foto: Cortesía de la Embajada de Cuba en Ginebra.

 

Cuba estuvo  entre los países fundadores de la OIT, aunque poco se conoce acerca de las circunstancias y el alcance de esa presencia. Lo que sí está claro es que la Mayor  de las antillas fue también uno de los miembros originarios de la Sociedad de las Naciones y firmante  del Tratado de Paz de Versalles.

La Constitución de la OIT fue elaborada por una Comisión de Trabajo, presidida por Samuel Gompers, presidente de la Federación Estadounidense  del Trabajo (AFL), e integrada por representantes  de nueve países: Bélgica, Cuba, Checoslovaquia,  Francia, Italia, Japón, Polonia, Reino Unido y Estados Unidos.

A pesar de su relevancia, aún es escasa la documentación histórica del rol desempeñado en ese  proceso fundacional por el eminente abogado cubano Antonio Sánchez de Bustamante y Sirvén, único  representante latinoamericano en la Comisión de  Legislación, la cual tuvo a su cargo la redacción de  esa parte del Tratado.

Durante los primeros años, Cuba ratificó un alto número de Convenios de la OIT. En 1957 se ubicaba a la cabeza de los países latinoamericanos con 59. Pero las normas nacionales de trabajo no estaban a esa altura, lo que fue reconocido en un Decreto del 13 de junio de 1932 por el entonces secretario de Estado, Orestes Ferrara. “No obstante haber ratificado Cuba 16 Convenios (…), aseguraba el documento,  no se ha procedido a adaptar nuestra legislación nacional obrera (…)”, por lo cual “Resuelvo: Primero:  Nombrar una Comisión para que estudie y proponga la conveniente adaptación (…) a las disposiciones  (…)”. Todo quedó en papel.

Después del triunfo de la Revolución, cuando también la política exterior se libró del fardo del águila imperial, las delegaciones cubanas comenzaron a ser cada vez más activas en la OIT, sobre todo  en la defensa de normas de trabajo justas y en el intento de establecer un equilibrio hacia lo interno de  la Organización, labor esta última que realizó como  parte del entonces bloque de países socialistas.

El enfrentamiento ideológico propio de la Guerra Fría llegó a la OIT. La entidad fue utilizada para  intentar desacreditar a Cuba. Se orquestaron campañas, y no faltaron denuncias por supuestas violaciones de derechos laborales fundamentales.

El alto nivel de empleo, las políticas aplicadas en beneficio de los trabajadores, la ratificación de convenios internacionales y el cumplimiento con lo estipulado en ellos ha convertido a nuestro país en un actor respetado en la OIT, y una prueba de esto es la sistemática inclusión en sus órganos de gobierno y control, los cuales han reconocido los altos niveles de afiliación sindical, así como la estable y elevada tasa de cobertura de la negociación colectiva.

Las delegaciones tripartitas de nuestro archipiélago han sido cada vez más activas en las sesiones anuales de la Conferencia Internacional  del Trabajo. Su huella ha quedado en la oratoria  valiente de sus representantes y en la elaboración  de normas internacionales. Ese espacio es propicio  además para divulgar los logros y retos del país en  materia laboral y para intercambiar con representantes gubernamentales, sindicales y empresariales de diversas partes del mundo.

2016: 105 a  Conferencia de la OIT

Del 30 de mayo al 10 de junio,  representantes de los 187 Estados Miembros de la OIT evaluaron temas vinculados a las cadenas mundiales de suministro; al trabajo decente y su papel en la promoción de la paz, la seguridad y la resiliencia ante los desastres naturales.

También comentaron acerca de la Declaración de la OIT sobre la justicia social para una globali-zación equitativa; estudiaron ciertas enmiendas al Código del Convenio sobre el trabajo marítimo y el director general, el británico Guy Ryder, presentó su informe anual, basado en la pobreza.

Como cada año, la Central de Trabajadores de Cuba (CTC) integró la delegación tripartita de la isla junto a un grupo de empresarios cubanos y representantes del Ministerio del Trabajo y Seguridad Social.

Raymundo Navarro Fernández, miembro del Secretariado Nacional de la CTC, fue uno de los oradores. En su intervención argumentó que la crisis que sufre actualmente la humanidad, así como  el bloqueo económico, financiero y comercial de  Estados Unidos, agravan las dificultades a las que  deben enfrentarse los trabajadores cubanos.

No obstante, dijo, el Estado no ha dejado a ningún trabajador desamparado y ha puesto en práctica nuevas formas de empleo mediante la actualización del modelo económico y social.

En la 105 a  Conferencia, Cuba defendió “el trabajo decente como un medio y un fin en la consecución del desarrollo sostenible, colocando al ser  humano como centro en ese propósito”. Esas fueron  las palabras de Rodolfo Parra, delegado empresario de la isla, quien afirmó que “coincidimos con la  idea de que los esfuerzos nacionales en pro del desarrollo deben contar con el respaldo de un entorno  económico internacional propicio”, reportó Prensa  Latina.

La ministra cubana de Tra bajo y Seguridad Social, Margarita Gon zález, estuvo presente en la cita,  e intervino en una reunión de homólogos del Movimiento de Países No Alineados celebrada en el contexto de la Conferencia, donde subrayó la necesidad  de que esa entidad continúe impulsando temas primordiales para los países del Sur como la democratización del Consejo de Adminis tra ción de la OIT.

Mencionó la necesidad de reformar los métodos de trabajo y el funcionamiento de los órganos encargados de la supervisión y el cumplimiento por  los Gobiernos de las Normas Internacionales, con el  propósito de que las discusiones y decisiones se realicen sobre la base de los principios de transparencia, objetividad, imparcialidad y no politización. La Ministra reafirmó el compromiso de Cuba con la defensa de las posiciones del Movimiento en la OIT y abogó por una mayor unidad y cooperación entre sus Estados Miembros.

Entre 1974 y 1989 el francés Francis Blanchard (segundo de izquierda a derecha) se desempeñó como director general de la OIT. El 9 de mayo de 1985 encabezó una visita a Cuba invitado por el Gobierno. La delegación estuvo en la isla hasta el 13 del propio mes y recorrieron distintos lugares, entre ellos la sede de la CTC, la escuela de cuadros Lázaro Peña y el complejo agroindustrial Camilo Cienfuegos, ubicado en Santa Cruz del Norte. Gracias a la cobertura del diario Trabajadores comprobamos que a su arribo a La Habana, Blanchard reconoció que es “un deber visitar un país que tan importante papel desempeña en la OIT” y que sostuvo varios encuentros con dirigentes de entonces, entre ellos Roberto Veiga, secretario general de la CTC y miembro suplente del Buró Político, y Joaquín Benavides, ministro-presidente del Comité Estatal del Trabajo y Seguridad Social y miembro suplente del Comité Central. Durante el encuentro con los dirigentes de la CTC, el francés enfatizó que los problemas de la deuda externa de los países subdesarrollados, muy discutidos en ese momento, “no se pueden resolver a espaldas de los trabajadores”. Minutos antes de regresar a Ginebra declaró: “Me siento satisfecho por lo que he podido observar en Cuba en cuanto a los problemas del trabajo y tengo una grata impresión del Presidente Fidel Castro”. Francis Blanchard se jubiló en 1989, tras 38 años en la OIT. Foto: Roly Montalván, Archivo de Trabajadores
Entre 1974 y 1989 el francés Francis Blanchard (segundo de izquierda a derecha) se desempeñó como director general de la OIT. El 9 de mayo de 1985 encabezó una visita a Cuba invitado por el Gobierno. La delegación estuvo en la isla hasta el 13 del propio mes y recorrieron distintos lugares, entre ellos la sede de la CTC, la escuela de cuadros Lázaro Peña y el complejo agroindustrial Camilo Cienfuegos, ubicado en Santa Cruz del Norte. Gracias a la cobertura del diario Trabajadores comprobamos que a su arribo a La Habana, Blanchard reconoció que es “un deber visitar un país que tan importante papel desempeña en la OIT” y que sostuvo varios encuentros con dirigentes de entonces, entre ellos Roberto Veiga, secretario general de la CTC y miembro suplente del Buró Político, y Joaquín Benavides, ministro-presidente del Comité Estatal del Trabajo y Seguridad Social y miembro suplente del Comité Central. Durante el encuentro con los dirigentes de la CTC, el francés enfatizó que los problemas de la deuda externa de los países subdesarrollados, muy discutidos en ese momento, “no se pueden resolver a espaldas de los trabajadores”. Minutos antes de regresar a Ginebra declaró: “Me siento satisfecho por lo que he podido observar en Cuba en cuanto a los problemas del trabajo y tengo una grata impresión del Presidente Fidel Castro”. Francis Blanchard se jubiló en 1989, tras 38 años en la OIT. Foto: Roly Montalván, Archivo de Trabajadores
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