El 4 de febrero de 1961 estalló una insurrección en Angola. El pueblo dijo basta machete en mano a falta de armas de fuego. Se cansó de los salarios miserables; de que las mujeres fueran obligadas a acostarse con el colono y luego ser brutalmente golpeadas; de que los niños no tuvieran sonrisa, escuela ni juguetes. El combate era contra el colonialismo, su sistema de poder y la discriminación.
Ese día, comandos del MPLA asaltaron entre otros lugares, las prisiones de Luanda y liberaron a los nacionalistas. Desde junio de 1960 el encarcelamiento de Agostinho Neto había provocado una fuerte protesta popular.
Muchos muertos dejó la revuelta. Narran que en los calabozos los carceleros fueron más bestias que lo habitual; lo mismo ocurrió con el resto de los uniformados en las calles, primó el golpe, la tortura y la sangre con el propósito de doblegar a los patriotas.
Los antecedentes tenían casi 500 años, cuando los nativos hicieron resistencia a los portugueses que comenzaron a llegar en 1482, y sólo lograron el dominio del territorio en 1915. Apenas cuatro décadas después, en diciembre de 1956, varias organizaciones independentistas crearon el Movimiento Popular para la Liberación de Angola (MPLA), dirigido por Neto e Ilídio Machado, junto a otros compañeros.
En 1966 ya los guerrilleros y luchadores clandestinos propinaban eficaces golpes contra el poder existente. El 10 de enero de 1975 se firmaron acuerdos para crear un gobierno de transición entre Portugal, el MPLA, y los movimientos contrarrevolucionarios Frente Nacional de Liberación de Angola (FNLA) y la Unión Nacional para la Independencia Total de Angola (UNITA). También se acordó la fecha del 11 de noviembre de ese año para la proclamación de la independencia de angolana.
Sin perder tiempo, el Gobierno estadounidense puso en acción un plan encubierto para frustrar la independencia. El objetivo consistía en reunir fuerzas sudafricanas, y las tropas de Zaire (antes Congo belga), por el norte, para ocupar Luanda antes de la fecha pactada. Internamente el FNLA y la UNITA se enfrentaron al MPLA que los expulsó de la capital.
Ante la inminencia de una agresión extranjera, el MPLA solicitó apoyo a Cuba y a otros países. La mayor de las Antillas decidió enviar tropas especiales y unidades regulares para frenar la agresión en una acción que llamó Operación Carlota; 36 mil soldados cubanos iniciaron la ofensiva que a finales de noviembre detuvo la agresión. En marzo de 1976 Sudáfrica, con su apartheid, había abandonado el territorio angolano.
A finales de 1987 se produjo la última gran invasión sudafricana a territorio angolano, avanzando con fuerza hacia Cuito Cuanavale. El Gobierno se dirigió nuevamente a Cuba, que reunió esta vez 55 mil de sus soldados, asestando un golpe definitivo al enemigo, obligado a negociar en diciembre de 1988, con Cuba y Angola en el seno de la Organización de las Naciones Unidas.
Presencia cubana
En diciembre de 1964, Ernesto Che Guevara hizo un viaje por África, y en Argelia se entrevistó con los dirigentes angolanos Agostinho Neto y Lucio Lara.
Durante el verano del siguiente año, Jorge Risquet fue enviado con un grupo de combatientes al Congo francés en aquel tiempo, y entre las misiones debía ayudar al Che, quien desde abril estaba en el entonces Congo belga. También empezaron a entrenar combatientes de otras guerrillas, en particular del MPLA como se narra en el libro Cien horas con Fidel, de Ignacio Ramonet.
Fidel Castro Ruz destaca en el texto: “… A partir de 1965 comenzó nuestra colaboración con la lucha independentista en Angola, que consistió esencialmente en la preparación de cuadros, envíos de instructores y ayuda material (…) Creo que la heroica solidaridad de Cuba con los pueblos de África no ha sido suficientemente conocida. Esa gloriosa página de nuestra historia revolucionaria merece serlo”. Apuntó que al cumplirse el aniversario 30 de la independencia de Angola, Estados Unidos realizó un extraordinario esfuerzo para que el nombre de Cuba no apareciera siquiera en los eventos conmemorativos. “Para colmo Washington pretende escribir la historia”, agregó.
En la República Popular de Angola, a unos 10 mil kilómetros de Cuba, cumplieron misión más de 300 mil combatientes internacionalistas y cerca de 50 mil colaboradores civiles. Allí cayeron 2 mil 77 compatriotas cubanos.
• Cien horas con Fidel. Conversaciones con Ignacio Ramonet. Oficina de Publicaciones del Consejo de Estado, La Habana, 2006.
• La guerra de Angola. Editora Política, La Habana, 1989. Texto “Un inmenso país de victorias” del autor Jordi Prat Saún.