Cienfuegos.— A María del Carmen Camino le corre por las venas la cultura del batey. Ese paisaje de la mejor metáfora azucarera. Al calor de su tradición se irguió hasta llegar a ser administradora de Industria, un pilar en el trabajo sindical y delegada directa al Congreso de los Trabajadores.

“A meses del inicio de esta importante reunión el rol del sindicato en la Empresa Agroindustrial 14 de Julio ha sido acompañar a los obreros en sus inquietudes y tramitar sus preocupaciones durante sus labores”, afirmó.
“En las asambleas de afiliados se planteó la preocupación que existe por la situación económica que atraviesa el país y el interés por agilizar procesos productivos, que permitan ahorrar recursos”.
Esta ejemplar mujer recordó que los azucareros desean recuperar su honor. “Se ha resquebrajado. Éramos poderosos, creamos escuelas de capacitación, villas para la recreación. Eso se perdió. Queremos rescatarlo”.
Sobre la idea de los colectivos laborales dijo que ha sido acertada, pues se aprecian logros y beneficios.
“Trabajamos con seriedad en la política de cuadros. A los jefes de área se les exige que preparen una reserva. Hay que potenciar que el relevo salga del mismo central. Que no vengan de otros lugares”, acentuó con marcado orgullo.
“Actualmente el sindicato trabaja el tema de los jóvenes. Les damos posibilidades y tareas. Les impulsamos a superarse. En las asambleas de ejemplares fomentamos su incorporación. Hay muchos integrados a labores productivas”.
En cuanto al proceso de la recuperación de la tradición familiar en el sector azucarero afirmó que intentan involucrar a los padres. “Ellos son los herederos de una acervo que no debe perderse. Hoy contamos con varias familias del oriente del país. Se han integrado y ven al central como una parte importante de su vida”.
Sobre el vínculo entre la Asociación Nacional de Innovadores y Racionalizadores y el sindicato dijo que es fuerte. “Presentamos trabajos en los foros. Recibimos premios y reconocimientos”.
María del Carmen Camino es fiel raíz del batey. Pilar de una herencia que se niega a morir, por difícil que sea producir azúcar para la nación