Repartir bien y mirar a quién
Francisco Rodríguez Cruz
Durante estos tres primeros meses del año los cierres financieros que realizan las empresas son el punto de partida para un ejercicio económico de trascendental relevancia para los colectivos de trabajadores, el cual suele generar no poca inquietud: la distribución de las utilidades.
Por lo general, durante las últimas semanas de diciembre comienza el empujón final para cobrar todo lo que sea posible y garantizar el cumplimiento de los planes de venta, primer requisito para que con el posterior cierre contable suene la caja contadora de la empresa y del bolsillo de quienes garantizaron esa ganancia.
Ya la gente tiene entonces más o menos un tamaño de bola, como decimos popularmente, sobre si le tocará o no ese ingreso adicional, lo que no sabe es cuánto y, a veces, asimismo surge la impaciencia sobre el cuándo lo recibirá.
Porque resulta que la agilidad en este proceso es fundamental para la economía nacional, pero también para quienes laboran. Un enredo en las cuentas, una demora en los cálculos, pueden conllevar retraso en la distribución de utilidades entre los trabajadores.
El ejercicio contable y financiero conclusivo del año debe seguir las mismas reglas que primaron durante los cierres trimestrales, pero ahora hay que hilar fino para la decisión colectiva sobre los destinos de las utilidades después del pago del impuesto (detalle no menor para el cual las empresas tienen hasta el 31 de marzo).
Para las organizaciones sindicales de base este es un momento crucial que exige su participación en la toma de decisiones en los consejos de dirección. Es decisivo que el dirigente sindical vaya con mucha preparación a estos debates. A veces las decisiones son incluso persona a persona, porque lo que no debe suceder es el igualitarismo en el beneficio que reciba cada quien.
En esta repartición final es necesario también someter a ejercicio crítico todo el reglamento que rige tal instante. Empieza un nuevo ciclo económico y es cuando debe ser corregido lo que esté mal o no sea lo suficientemente justo. La capacidad de negociación sindical a partir de la preparación de sus dirigentes determinará el éxito de esa distribución de utilidades.
Los índices, los coeficientes, las escalas, las diferencias entre personal directo e indirecto a la producción, el polémico tema de los cuadros de dirección, las evaluaciones de desempeño, en fin, cada detalle que determine quién recibe más o menos dinero tiene que ser transparente y sometido a discusión en el órgano colegiado que corresponda.
Los ejecutivos sindicales harían bien si tuvieran su propio análisis previo para llegar con posiciones comunes, sólidas y fundamentadas al escenario administrativo en el que al final se adoptan los acuerdos definitivos.
En la medida que eso funcione bien será efectivo o no como estímulo al buen trabajo ese ingreso adicional que recibirán los trabajadores. No pueden quedar dudas ni andar luego en comentarios de pasillo lo que recibió este o aquel departamento, esta o aquella persona.
De igual modo hay que asumir con argumentos la explicación sobre el resto de los destinos para las utilidades. Hay beneficios económicos que no tienen por qué ser solo individuales.
La posible variedad de destino de las reservas debe ser del conocimiento y aprobación de los trabajadores. Hay que repartir bien, y mirar a quién.
Decisión legal, pero injusta
Juanita Perdomo Larezada
Por dos años consecutivos la junta de accionistas de las empresas mixtas bajo las que operan los hoteles Iberostar Parque Central, en La Habana, y Royalton Hicacos, en Matanzas, decidió no aprobar la creación del Fondo de Estimulación Económica (FEE), y es probable que suceda lo mismo en el 2025.
Como era de esperar, el descontento se convirtió en cliente fijo de dos instalaciones claves en las operaciones turísticas en el país, tanto por su peso en el monto de los ingresos en divisas como por la eficiencia en operaciones concluidas con utilidades, justo de donde se nutre el mencionado FEE.
Sin embargo, no hay violaciones en la decisión de los socios de estas empresas mixtas, porque simplemente se han acogido a lo refrendado en la Ley 118 de Inversión Extranjera que deja a voluntad de las partes la creación o no de dicho fondo, algo legitimado, aunque suene bien controversial.
Según la interpretación, ese derecho está contenido en el Artículo 29.1 de esa ley vigente desde el 2014, y en el que se vino a poner los ojos siete años despúes, con el inicio del ordenamiento monetario y cambiario, y la eliminación de los estímulos en pesos convertibles (CUC), que en el caso de los hoteles mixtos había sido un atractivo sistema mensual de pago de un 2 o 3 % de las utilidades. Para ese entonces eran el lugar soñado.
Fue así como llegó el turno al Artículo 29.1, al que se recurrió por primera vez en el 2022, cuando se distribuyó un bajísimo porcentaje correspondiente al 2021, cantidades que por suerte tuvieron un aumento considerable en el 2023 y el 2024, otras empresas mixtas sí premiaron a 3 mil 784 empleados del grupo empresarial Cubanacán. Pese al reconocimiento en estos colectivos de que “nada se está violando”, hace más de dos años el sindicato viene promoviendo la idea de buscar alguna variante para proteger el derecho de ser retribuidos por las riquezas creadas.
No obstante solicitarlo en asambleas de afiliados, en las de representantes, y tribunas al más alto nivel, este periódico es fiel testigo, el asunto sigue pendiente de solución, con el costo de un marcado éxodo de la fuerza laboral, y una incidencia negativa en la calidad de los procesos turísticos. Y si preocupa que se vayan, peor es que deje de ser el lugar soñado.
No todas son malas noticias para estas instalaciones. El considerado más longevo de sus planteamientos por la Tercera Conferencia del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Hotelería y el Turismo, pudiera tener alivio en la aprobación de un aumento salarial, una variante que, sin embargo, no resolverá el planteamiento en cuestión.
El FEE es vía de los empleados de esta modalidad de inversión extranjera para beneficiarse de la parte móvil en la estructura salarial. Si no se aprueba su creación, se estaría impidiendo ese legítimo derecho, y negándose, además, el principio de distribución socialista de cada cual según su capacidad, a cada cual según su trabajo.
Una solución definitiva parece tener el complejo asunto en la inclusión de la Ley de Inversión Extranjera en el cronograma legislativo de la Asamblea Nacional del Poder Popular del 2026, no solo por la posibilidad de que establezca como obligatorio la creación del FEE, equivalente a las utilidades, sino porque la actual norma jurídica quedó en desventaja con las avanzadas transformaciones y sistemas de pago aprobados para la empresa estatal socialista.
Mientras llegue ese momento, muchos se inclinan a un cambio en el contenido de sus reglamentos porque no siempre lo legal resulta justo. Ahí están, para corroborarlo, los hoteles Iberostar Parque Central y Royalton Hicacos.