Ricardo Despaigne Torres ha desandado caminos diversos, siempre con el sindicato a su vera, incluso estando en roles administrativos.
De muy joven se preparó como técnico de nivel medio en procesos textiles, en países integrantes del antiguo Consejo de Ayuda Mutua Económica, y comenzó a trabajar en la textilera Celia Sánchez Manduley de la ciudad de Santiago de Cuba, donde sus compañeros lo eligieron como secretario del buró sindical, incluso delegado a uno de los congresos del otrora Sindicato Nacional de la Industria Ligera.
Desde entonces y hasta hoy, con medio siglo de trabajo y 71 años de vida, tiene claro el valor de una adecuada conducción de los afiliados.
Lo aquilató igualmente durante el tiempo en que, tras salir de la textilera, se vinculó al sector de la gastronomía, donde ha permanecido cumpliendo diferentes roles, el último de ellos como comercial del emblemático Jardín de las Enramadas, Vanguardia Nacional por nueve años consecutivos.
Siempre aliado al sindicato, Despaigne se convierte en una especie de “padrino” para los nuevos que llegan y gustan de asumir responsabilidades en la organización proletaria.
Por eso y por más, en el 22 Congreso de la CTC ya tiene asiento reservado como delegado directo del Comercio, la Gastronomía y los Servicios en la provincia de Santiago de Cuba.
Allí estará con propuestas para favorecer el funcionamiento sindical, “en la base y con el acompañamiento de las estructuras a diferentes niveles”.
En la cita de abril próximo igual expondrá las experiencias de cómo, desde la gestión colectiva, con liderazgo sindical y administrativo, es posible defender el empleo y el salario.
“Para eso tiene que haber unidad de factores, tal y como ocurre en el Jardín de las Enramadas, donde la prédica es el ejemplo”.
Acerca del autor
Periodista cubana. Máster en Ciencias de la Comunicación. Profesora Auxiliar de la Universidad de Oriente. Guionista de radio y televisión.