Intensificar acciones epidemiológicas y de control vectorial ante incremento de riesgos es esencial

Intensificar acciones epidemiológicas y de control vectorial ante incremento de riesgos es esencial

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En esta época del año, el control de la situación epidemiológica es siempre una prioridad. Más que una preocupación excesiva, de lo que se trata de es ocuparse de manera adecuada de la situación, que suele ser muy diferente a otros momentos del año, reflexionó al intervenir en la Mesa Redonda Peña García, viceministra del Ministerio de Salud Pública (Minsap).

 

El virus de Oropouche es una enfermedad viral transmitida por la picadura del jején Culicoides paraensis, que comparte síntomas similares al dengue, cuyo vector es el mosquito Aedes aegypti.

Esto se debe, dijo, a que nos encontramos en una región tropical como Cuba, donde para esta fecha suele ser prioritario el manejo de las arbovirosis, particularmente el Dengue. Esta enfermedad tiene un comportamiento endémico en el país y sigue siendo uno de los principales problemas de salud, incluso el más grave en la región en la actualidad, debido al incremento en el número de casos.

“La Organización Panamericana de la Salud (OPS) ha estado desde inicios del año dando un grupo de alerta de incremento del Dengue en la región. Cuba no se ha mostrado con ese comportamiento, lo pueden ver en las gráficas.

La curva roja es muy elevada es el año 2024, detalló. Estamos hablando de que para esta semana en la región se han reportado 9 852 482 casos sospechosos de dengue. Eso significa un incremento de 231% en comparación al mismo periodo del 2023.

¿Qué está sucediendo con los serotipos de Dengue?, dijo Peña García.

“Nuestra población es culta en este sentido. El Dengue tiene 4 serotipos. En todos los países de la región están circulando los 4 serotipos de Dengue. Eso para Cuba es un peligro, porque Cuba está abierta al mundo, entran y salen personas. Por lo tanto, el comportamiento de la enfermedad en el país no aumenta hasta la semana número 20, y ya vemos la gráfica de Cuba en los últimos 4 años. Recordamos que después del covid la campaña de vigilancia y lucha antivectorial tuvo un cambio en su manera de abordar los universos”, explicó.

Agregó que, prácticamente, hasta la semana 20, que es lo que marca la flecha roja en el gráfico, no hubo diferencias. Se ha comportado la tasa de incidencia de casos sospechosos de una manera similar en el país en los últimos 4 años.

“Cuando llegamos a la semana 20 del año, que es finales del mes de mayo principios del mes de junio, hay un incremento de factores que generan la procreación del vector que transmite; aumentan la temperatura, las lluvias, la humedad, y el resto de los factores ya los tenemos por estar en el trópico. Por lo tanto, comienza a crecer la población vectora del mosquito transmisor, y empieza a subir la enfermedad”, abundó la viceministra.

“La curva alta, como pueden ver, corresponde al año 2022. Estábamos en medio de la pandemia de covid, sin revisar todo el universo, sin hacer acciones, y hubo un alza de casos sospechosos de Dengue. Es importante recordar que nuestros algoritmos están sobre la base de casos sospechosos; no esperamos a tener el diagnóstico confirmatorio porque esa IMG se hace al 6to día del inicio de los síntomas. Nosotros trabajamos con el caso sospechoso, para evitar que aparezcan formas graves, evitar fallecidos. Por lo tanto, la curva que ven del 2022 fue el resultado de muy pocas acciones, realmente, en los años anteriores, por el confinamiento”, refirió Peña García.

“La curva de 2024 viene pegadita al 2022, pero también al 2023 cuando prácticamente no hubo ninguna situación epidémica. Por eso es importante que nos ocupemos del fenómeno. Si lo que hacemos hoy está bien hecho, la curva no va a subir como en el 2022, y va a seguir el curso del resto de los años anteriores”, dijo.

De acuerdo con la viceministra, en este momento el país presenta una situación compleja porque estamos en el momento del alza estacional de la enfermedad.

Sobre Oropouche y la situación en Cuba

Conceptualmente a partir de que en una población donde no haya una enfermedad aparecen casos nuevos, es un evento epidémico, refirió Peña García al referirse a la presencia del virus del Oropouche en el territorio nacional.

Explicó que hay 12 provincias ya con confirmación de casos, pero es cuestión de tiempo que haya más, porque hay casos sospechosos en otras provincias.

“Y es que los vamos a tener. La OPS y la Organización Mundial de la Salud (OMS) han hecho alertas epidemiológicas sobre la circulación de este virus también en la región de las Américas. En todo Brasil, Colombia, Perú, Bolivia”, dijo..

Apuntó que ello también tiene que ver con la transmisión vectorial. “No es el Aedes aegypti como en el Dengue. El vector de elección de esa enfermedad es un jején, el jején Culicoides paraensi que es el que está implicado en la trasmisión no lo hemos detectado. Sin embargo, en Cuba hay mucho Culex y es el otro vector involucrado en la transmisión, y en ese sí hemos encontrado el virus. Por lo tanto, hasta este minuto el vector transmisor de esta enfermedad en Cuba es el mosquito Culex”, puntualizó la viceministra.

“Las personas se preguntan cómo nos dimos cuenta de que había Oropouche en Cuba. En Santiago de Cuba funcionó nuestro sistema de vigilancia, y ante un incremento inusual de la fiebre salimos a buscar, con alertas de la OPS y la OMS en la región, trasladamos las muestras hacia el IPK y en unos días tuvimos el diagnóstico del Oropouche, lo que nos pone en una condición favorable para la vigilancia epidemiológica en el país”, señaló.

 

Reiteró que esta enfermedad la trasmite hasta este minuto en Cuba el Culex. “Es importante porque eso marca la diferencia, y todo el mundo tiene que preguntarse por qué pican los mosquitos. La hembra pica porque necesita sangre para producir sus huevos. Cuál es la diferencia. El Aeges vive dentro de la vivienda, vive con el hombre y no se va de la vivienda, en el cuarto, la cocina, el baño, va a donde haya un agua limpia. Sin embargo, el mosquito Culex vive fuera de la vivienda, y se posa en los charcos de agua, en las zanjas, en las hierbas, arbustos. Por lo tanto, la importancia del saneamiento ambiental, el ordenamiento del medio, es vital para lograr un control”, sostuvo..

De ahí que— insistió—la comunidad tiene que saber, tenemos que seguir fumigando dentro de la vivienda para el Aedes aegypti, y afuera de la vivienda hay que chapear, ordenar, y recoger la basura.

La Dra. C. Vivian Kourí Cardellá, directora del Instituto de Medicina Tropical Pedro Kourí (IPK), explicó que el virus Oropouche es originario de las Vegas del mismo nombre, en Trinidad y Tobago, donde fue detectado por primera vez en 1955. Sin embargo, la primera epidemia importante se dio en Brasil en 1960.

También comentó que en las últimas décadas se han desarrollado varias epidemias y pandemias, como el dengue, el H1N1, el cólera, el sarampión, la influenza aviar, el SARS-CoV-2 y otros coronavirus, el ébola y ahora el Oropouche.

Agregó que la irrupción de este último se debe a la emergencia de enfermedades infecciosas, muchas de ellas relacionadas con el cambio climático, además de los movimientos poblacionales que provocan que los hospederos de determinadas enfermedades salgan de su hábitat natural y se propaguen a otras áreas.

Detalló que existen más de 500 arbovirus reconocidos, de los cuales 134 producen enfermedad demostrada en humanos. “En las últimas décadas, se ha evidenciado la emergencia/reemergencia de enfermedades originadas por arbovirus, como algunos incluidos en las familias Flaviviridae, Togaviridae y Peribunyaviridae”.

“El virus de Oropouche deriva su nombre de la localidad de Las Vegas de Oropouche, en Trinidad y Tobago, donde fue detectado en 1955. Se han reportado más de 30 epidemias en las últimas tres décadas en la región amazónica brasileña, Perú, Panamá, Trinidad y Tobago y Colombia, con una ocurrencia estimada de más de 500.000 infecciones. Cabe destacar que es un virus que no suele causar mortalidad y se concentra principalmente en zonas selváticas”, agregó.

La experta explicó que el Oropouche pertenece a la familia Peribunyaviridae, género Orthobunyavirus, que contiene más de 170 virus y 19 serogrupos.

“El virus se recombina y surgen nuevas variantes, lo que también puede tener incidencia en el vector, ya que podría tener otros hospederos además del humano, como aves, e incluso volverse más patogénico o transmisible”, señaló.

Existen cuatro genotipos del virus Oropouche.

 

En cuanto al diagnóstico, dijo que lo primero es realizar un diagnóstico clínico basado en la sintomatología, aunque puede confundirse con otras infecciones co-circulantes. El diagnóstico definitivo se realiza mediante pruebas moleculares de RT-PCR (para DENGUE, ZIKA, CHIKV, MAYARO, OROV) y análisis metagenómicos (secuenciación) de muestras de pacientes para diferenciar cepas divergentes, desconocidas y reasortantes.

Tenemos un sistema de vigilancia que nos permitió detectar esta nueva enfermedad, aunque se mantiene estrecho seguimiento al dengue. “En tres días detectamos el virus y en una semana logramos secuenciar el gen S. También se les hicieron pruebas PCR a los mosquitos”, añadió la doctora.

En su intervención, Kourí Cardellá mencionó que además del SARS-CoV-2, también están circulando otros virus respiratorios que se vigilan (17 en total). “Los más frecuentes fueron rinovirus, VRS, influenza A H1N1, influenza A H3N2, parainfluenza y coronavirus endémicos, aunque la circulación ha variado durante el año”.

Claves para la detección oportuna

Entre tanto, la doctora Yagen Pomares Pérez, directora nacional de Atención Primaria de Salud del Minsap, destacó la amplia red de salud en el país, con 11 506 consultorios Médicos de Familia, 451 policlínicos y 150 hospitales. “En ellos laboran 27 628 médicos (especialistas en Medicina Familiar), 36 020 enfermeras y 88 914 estudiantes”.

Dijo que los principales síntomas del Oropouche son fiebre alta, cefalea, diarrea, vómitos y artralgias (dolores musculares intensos).

 

Alertó que durante la primera semana de la enfermedad, el principal diagnóstico diferencial es la infección por dengue. “En la segunda semana, el diagnóstico clínico diferencial debe considerar la posibilidad de meningitis y encefalitis. El tratamiento se enfoca en aliviar el dolor, rehidratar al paciente y controlar los vómitos”.

“Nuestro enfoque es la vigilancia oportuna desde el primer nivel de atención. Debemos seguir capacitando a nuestros profesionales. La mayoría de los pacientes se manejan de forma ambulatoria, pero hemos tenido pacientes en terapia intensiva por dengue”.

Los criterios de ingreso hospitalario son la presencia de signos de alarma, todos los pacientes menores de dos años, todas las gestantes y puérperas, pacientes mayores de 65 años con comorbilidades, y pacientes con enfermedades crónicas descompensadas o que vivan en comunidades de difícil acceso.

Finalmente, la doctora Carilda Peña García, viceministra del Minsap, dijo que los riesgos existentes dan cuenta de una situación que puede complicarse. “Vamos a ampliar las acciones de fumigación y abatización. Tenemos que limpiar nuestro entorno. Podemos controlar las arbovirosis, como el Dengue y el Oropouche, pero solo si todos ponemos de nuestra parte”.

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