Con las primeras horas del año pocas palabras encuentran cobija feliz en los cubanos si no parten del amor, la creatividad y el bienestar que nos merecemos este año 2024. Los últimos doce meses fueron muy duros, desde la economía hasta las historias humanas de cada familia. Y nos toca oxigenarnos ya, para no apagar esa luz que hace 65 años nos trajeron unos barbudos con un líder que estaba dispuesto, desde entonces, a cambiar todo lo que debía ser cambiado. Esta es la Revolución, nos dijo.
Con las primeras horas del año necesitamos que el trabajo vuelva a llenarnos de ganas para empujar un país hacia la prosperidad; que poner un plato de comida en la mesa no sea agobio diario; que los errores o distorsiones de la sociedad sean corregidos con hechos más que con palabras; que la alegría vuelva a ser la constante en las sonrisas de niños, de sus padres y abuelos; y que la historia no sea solo libro para beber o recitar sino para inspirar nuevas metas posibles.
Con las primeras horas del año alcemos la cabeza como Martí en cada tropiezo hacia la libertad de Cuba, brindemos por la unidad que tanto nos enseñó Lázaro Peña desde cada fábrica, defendamos la vida de una nación estrangulada por un bloqueo real, pero sin ataduras para saltar sobre nuestras ineficiencias.
Con las primeras horas del año seamos sinceros. La Cuba imprescindible que queremos está en nosotros. Luchemos por ella.