En Cuba, los primeros días de mayo son de abrazos. Las celebraciones por el Día Internacional de los Trabajadores convierten a la CTC y a sus sindicatos en anfitriones de aquellos que desean (y pueden) llegar hasta la Mayor de las Antillas para expresar simpatía, hermandad y solidaridad.

Entre los más mil visitantes de este año hubo una representación de la Confederación General del Trabajo de Francia (CGT), encabezada por Lauren Brun, segundo al mando de esa organización desde marzo pasado y secretario general de la Federación de Trabajadores Ferroviarios, quien viajó acompañado por Alexandre Boyer, secretario de actividades sociales; y Robert Cedric, responsable de comunicación y director del periódico La Tribuna de los Ferroviarios.

Contenedores para Cuba

El pasado 2 de mayo, en la clausura del Encuentro Internacional de Solidaridad con Cuba y el Antiimperialismo, a 200 años de la doctrina Monroe, Lauren Brun recibió la Medalla de la Amis­tad, distinción que otorga el presidente Miguel Díaz-Canel Bermúdez a propuesta de la CTC.

La condecoración reconoce el quehacer de uno de los iniciadores del proyecto Contenedores para Cuba, que ha traído alimentos, materiales sanitarios y de oficina. También donativos específicos para el Centro de Neurodesarrollo y Atención Temprana, del Hospital Pediátrico Universitario William Soler, así como medios de transporte para el Banco de Leche Materna de esa institución de salud, y ayuda financiera para la iniciativa Cultiva tu pedacito, impulsada por los CDR.

“La idea de los Contenedores para Cuba comenzó a gestarse en el verano del 2021 y fue de construcción colectiva, aclaró Lauren en una visita realizada por la delegación francesa al periódico Trabajadores. Surgió en las federaciones nacionales de los sindicatos de Energía y Minas, Químico y de Ferrocarriles, todos afiliados a CGT, y en solidaridad permanente con esta nación y la CTC. Pronto se sumaron otras organizaciones hasta las 45 actuales”.

El primer monto recaudado fue de unos 300 mil euros. El pedido a participar de esa colecta propició que los sindicalistas franceses profundizaran sobre la situación en Cuba, compartieran audiovisuales, organizaran charlas… Es decir, generaron acciones cuyos resultados, además de la ayuda material, condujo a que varias organizaciones reactivaran sus vínculos con los sindicatos cubanos y a que otras los iniciaran.

Brun expresó:

“La operación no ha concluido. El venidero 12 de mayo debe llegar una nueva carga al puerto de Santiago de Cuba, con materiales de trabajo para la CTC y otros artículos, entre ellos espejuelos graduados, equipamiento para fisioterapia y sillas de ruedas.

“A finales de mayo debe salir de Francia un contenedor con bicicletas, acción evaluada por la Empresa de Transporte Urbano de la capital que cuenta con financiamiento (para el pago del flete) del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo. También está pendiente el envío de un camión especializado para la empresa eléctrica”, precisó el francés Sebastian Viscuso, traductor de la delegación, amigo de Cuba y encargado de coordinar el proyecto.

“Pensamos que los Contenedores para Cuba serían algo de una sola vez, pero la respuesta nos ha sorprendido y las organizaciones han pedido mantenerla”, aclaró Brun.

Visita que fructifica

La experiencia de la operación solidaria y de los intercambios sostenidos les ha permitido verificar el impacto del bloqueo de EE. UU. en Cuba y comentar acerca del perjuicio de esa política al resto del mundo.

“Las empresas y los trabajadores franceses también resultamos afectados por el bloqueo y su aplicación. Vale recordar, por ejemplo, que en el 2014 la estadounidense General Electric Company compró la corporación francesa Alstom, diseñadora y, hasta ese momento, proveedora principal de la central termoeléctrica Antonio Guiteras, de Matanzas. Fue una acción vergonzosa”, añadió.

“Por eso decimos que luchar contra el bloqueo es solidaridad y también es hacer parte de la batalla que libramos diariamente, es defender a nuestro país de la aplicación de leyes extraterritoriales. Sentimos que el gobierno francés acepta, sin reaccionar, esas sanciones contra Cuba, lo cual muestra que el imperialismo está en el poder”, reflexionó Brun.

Como parte de la agenda de la visita, los representantes franceses sostuvieron un encuentro con el secretario general de la CTC, Ulises Guilarte de Nacimiento, y acordaron reactivar el Convenio existente entre las dos centrales sindicales, sobre todo en lo relativo a la capacitación. En ese contexto, prevén definir un plan de formación para sindicalistas cubanos que ahondará en el funcionamiento sindical en pequeñas y medianas empresas privadas.

“Estos días en Cuba nos han permitido confirmar que acá existen muchas dificultades económicas, pero también hay dignidad y voluntad de resistir”, comentó Robert Cedric, director de periódico de la Federación.

Francia en la calle

Este lunes 8 de mayo los representantes de la CGT estarán de vuelta a Francia, retornan al combate por derogar la ley de jubilación impuesta por el presidente Emmanuel Macron que en su mandato ha arrasado con derechos laborales conquistados a fuerza de décadas de lucha sindical.

La CGT ha estimado que el pasado primero de mayo hubo más de 2 millones 300 mil personas en las calles de todo el país, lo que ha convertido a esa protesta en la mayor movilización luego del fin de la II Guerra Mundial. La jornada estuvo marcada por la violencia y la represión, hubo decenas de heridos y cientos de encarcelados.

“La movilización es contra la ley de jubilación, comenzamos en enero y llevamos 50 días de huelgas, son jornadas sin salario. A pesar de ello y de la represión militar y patronal, la gente sigue en las calles”, dijo Brun.

“La brutalidad policial es cada vez más fuerte, igual que la censura y los ataque contra los comunistas, que en una de las manifestaciones del primero de mayo fueron agredidos con cócteles molotov, acción de la que resultaron heridos cuatro compañeros», informó Brun.

“Entre los manifestantes se han colado jóvenes que realizan acciones violentas, como la de quemar la basura en medio de las calles y vandalizar. Eso no está promovido por los sindicatos, cuyo llamado es a manifestarse pacíficamente. Hay quien afirma que son provocaciones intencionales que sirven de pretexto a represión policial y patronal.

“Recientemente, durante la final de la copa francesa de fútbol, transmitida en vivo por todas las cadenas de radio y televisión del país, se convocó a boicotear el discurso de Macron con toques de silbato y sacándole tarjeta roja. El escándalo fue atronador pero todos los medios silenciaron el acto y solo pusieron la voz y la imagen del presidente. ¿Hay o no censura en Francia?

“En esta lucha los trabajadores de la empresa eléctrica han sido muy activos en esta lucha pues son parte de los sectores más afectados por la ley. Ellos han adoptado sus propias tácticas, como dejar sin servicio las prefecturas donde se va a presentar el presidente. Eso representa un gran tormento para los prefectos que deben garantizar entonces grupos electrógenos u otras alternativas.

“A los diputados que públicamente apoyan la ley también les cortan la electricidad en sus casas, lo cual representa horas y hasta días sin servicio. Son acciones ilegales, por eso las realizan encapuchados para que la policía no pueda identificar al que lo hace, pero dan la idea de hasta dónde la gente está dispuesta a llegar.

“Hubo un momento en se convocó a ir con cacerolas a los actos donde estuviera Macron para hacerlas sonar. Ahora andar con una cazuela en la calle puede ser suficiente para que un policía te acuse de terrorista.

“Se ha llegado a niveles de represión que nunca habíamos visto. Reactivaron unas fuerzas especiales del Ministerio del Interior que años atrás habían sido desmovilizadas por actuar con excesiva violencia y ocasionar la muerte a varias personas.

“Actualmente tenemos 284 compañeros presos, entre ellos un amigo cercano condenado a cuatro meses de cárcel. Varios dueños de empresas han estado despidiendo a trabajadores que participan en las protestas.

“Las manifestaciones exigen mucho de los sindicatos, desde el punto de vista organizativo y también financiero, pues nos encargamos de la defensa legal de presos, de la ayuda económica a los heridos, y además convocamos a protestar frente a las prisiones, visibilizamos el caso. A las autoridades no les gusta ese nivel de exposición y por lo general los liberan a los pocos días. No obstante, eso tiene un impacto desmovilizador, nuestros afiliados son personas pacíficas que no están acostumbradas a ese tipo de conflictos.

“La represión ha llegado a un nivel que ha generado denuncias por parte de asociaciones de defensa de los derechos sindicales y también en el Parlamento Europeo.

“Se habla de democracia en Francia, pero ahora mismo el presidente no puede decir que la ley que ha provocado toda esta ola de protestas es en beneficio de los ciudadanos de su país”, sentenció el líder sindical.

El pasado 15 de abril el presidente Emmanuel Macron firmó la ley que, entre otros asuntos, extiende la edad de jubilación y elimina ciertos regímenes especiales de pensiones. Su propósito es ponerla en vigor en septiembre próximo, pero las fuerzas que se oponen están dispuestas a usar “todos los recursos que existen dentro de la Constitución”.

Los sindicatos propusieron un referendo y no fue aceptado. Actualmente un grupo de legisladores elabora una nueva ley que será presentada en el Parlamento el 6 de junio y busca derogar la impuesta por el presidente.

No será un camino fácil. Es cierto que el mandatario carece de mayoría en la Asamblea, pero no todos los diputados están dispuestos a optar por una vía que podría culminar en un llamado a elecciones anticipadas. Y, en caso de que esa propuesta avance hacia el Senado, le tocaría batallar entonces en un espacio donde el apoyo a Macron es mayor.

“Hemos entrado a un momento donde la confrontación se torna más ideológica,  pues la mayoría de los franceses, el 75 % de la población, desaprueba la ley, al igual que los sindicatos y buena parte de los parlamentarios. Eso lleva a que la gente, más allá de cualquier militancia política, se pregunte por qué el gobierno mantiene su posición. Es entonces cuando se dan cuenta de que la democracia no existe y solo nos queda estar en calles hasta derogar la ley por nosotros mismos”, concluyó Lauren Brun.