Cargando...La medicina veterinaria, como la humana, tiene un importante componente de prevención; sus médicos son centinelas de miles de animales, que con solo síntomas revelan sus males, y es preciso conocerlos, observarlos, manejarlos, estar atentos hasta en el celo.
Una profesión de tanta valía tiene del 20 al 24 de marzo una jornada de homenaje que estará centrada en la evaluación de los resultados de sus múltiples funciones, entre ellas la asistencia veterinaria, la prevención y control de enfermedades, investigación, eficiencia económica y reconocimiento a colectivos y trabajadores.
Algunos eventos han puesto en tensión a los veterinarios cubanos en los últimos tiempos como la influenza aviar, detectada, diagnosticada y controlada en tiempo récord.
Yolanda Capdevila Leal, especialista del Centro Nacional de Sanidad Animal (Cenasa), contó a Trabajadores sobre la rápida actuación de los profesionales de esta entidad, al reconocer los primeros síntomas de una enfermedad que compromete la salud de las especies susceptibles, de los trabajadores y visitantes del Zoológico de La Habana, en Nuevo Vedado.
“Los organismos internacionales alertaron sobre la diseminación de la influenza aviar en la región, por lo que extremamos las medidas de vigilancia y bioseguridad en el territorio nacional para mitigar el impacto, saber que las mayores posibilidades de introducción de la enfermedad sería por los corredores de aves migratorias, las cuales se asientan en Cuba en diferentes épocas del año”.
El Zoo de 26 es una instalación de alto riesgo por tener áreas arboladas y espejos de agua favorables para el establecimiento de este tipo de aves, comentó la médica veterinaria.
La tristeza vuelve a su rostro al recordar el llanto de una colega cuando hubo que cumplir rigurosas medidas para evitar la diseminación de la enfermedad, tales como el sacrificio de las aves enfermas, el cierre de la instalación y la cuarentena.
La doctora distinguió el amor y la dedicación de los veterinarios, biólogos y trabajadores para con los animales del zoológico, la actitud de quienes prefieren pernoctar en la instalación mientras dure la cuarentena para reducir brechas a la propagación y el cumplimiento de las medidas sanitarias por parte del reducido grupo que labora allí, hasta tanto reabra el zoo.
El médico del Cenasa Alain Tarancón Roca comentó sobre la preservación de animales de alto valor, el control del foco, el trabajo epidemiológico que desarrollan y el efecto que tiene y que aumentaron la percepción del riesgo en los trabajadores y la población.
Refiere las ventajas del enfoque Una Salud en la estrategia sanitaria nacional, que integra seres humanos, animales y medioambiente en el enfrentamiento a las enfermedades. En el caso del zoológico se trabajó con especialistas de Salud Pública para la protección de las personas que laboraron en el control del brote.
Destacó que el subtipo de la enfermedad prevalente en los últimos tiempos tiene mayor capacidad de transmisión a los mamíferos, y que existen reportes de poblaciones de lobos marinos y félidos ya afectados.
Alain Tarancón recomendó a la población cumplir las medidas dictadas por el Cenasa para reducir el posible contagio, y reiteró que Cuba no está exenta de riesgo, pues a finales de marzo y principios de abril comienza otra ola migratoria de aves que vienen desde el sur de las Américas, una región que está fuertemente afectada por la enfermedad.
Aunque pudiera parecer aburrido o hasta burocrático, el trabajo de vigilancia y prevención que realiza un grupo de profesionales de la medicina veterinaria en el Centro de Sanidad Animal, las instancias municipales y provinciales y los puntos de entrada y salida del país (todos), ellos son los ojos y los oídos, los actores y responsables de evitar o minimizar la entrada de enfermedades exóticas o nuevas, casi siempre de rápida propagación, que provocan enormes perjuicios.
Cuba tiene experiencias sólidas en esta materia, por casos de introducción intencional y maliciosa del enemigo, o porque “vuelan” con los animales, las personas o simplemente con el viento; la detección temprana, el diagnóstico y la mitigación de los daños es el oficio, el abc de estos profesionales, quienes reciben el apoyo de los productores y la población para atajar amenazas y realidades.
