(TOMADO DE JIT)
El legendario Eugenio George Lafita, principal artífice de la Escuela Cubana de Voleibol y el mejor entrenador de equipos femeninos del siglo XX, falleció este sábado 31 de mayo en La Habana, a los 81 años de edad, tras larga y penosa enfermedad.
El destacado técnico dirigió las selecciones que conquistaron las medallas de oro de forma consecutiva en los Juegos Olímpicos de Barcelona 1992, Atlanta 1996 y Sydney 2000, y la de bronce en Atenas 2004, así como los títulos en los Campeonatos del Orbe de Leningrado 1978 y Sao Paulo 1994, y la plata en 1986.
También atesoró triunfos consecutivos en las Copas del Mundo, en Japón, de 1989, 1991, 1995 y 1999, y medallas de plata en las versiones de 1977 y 1985, el título en la Copa de Grandes Campeones de 1993 y plata en 1997, y dos preseas doradas y cuatro plateadas en Grand Prix. Dirigió las selecciones en las Galas Mundiales de 1985, 1989 y 1991.
En su amplia colección de victorias aparecen los obtenidos en Juegos Panamericanos, Juegos Centroamericanos y del Caribe, en los torneos de la Confederación NORCECA y en otros certámenes del más alto nivel.
Distinguido desde el 2005 en el Salón de la Fama del Voleibol, entre sus múltiples distinciones por su entrega como técnico y pedagogo recibió la de Héroe Nacional del Trabajo y la Orden del Collar Dorado de la FIVB, que le entregó la Confederación NORCECA, de la cual era hasta el momento de su deceso presidente de la comisión técnica y de entrenadores.
En 1987, tras la victoria en los Juegos Panamericanos de Indianápolis, recibió la medalla de Entrenador Destacado de manos del Comandante en Jefe Fidel Castro.
Eugenio George abrazó el voleibol desde la adolescencia en su pueblo natal, Baracoa, en la oriental provincia de Guantánamo; se trasladó repleto de sueños en 1950 a La Habana.
Ya en la capital comenzó a hacerlos realidad cuando tres años después compitió internacionalmente y participó en los Juegos Panamericanos de México 1955 y Chicago 1959, el mundial de Paris 56 y en los Juegos Centroamericanos y del Caribe de Jamaica 1962.
Debuta como entrenador con el equipo masculino que conquistó en los Juegos Centroamericanos y del Caribe de Puerto Rico en 1966 la primera medalla de oro tras el triunfo de la Revolución, hazaña que igual logró el plantel femenino, del cual tomó sus riendas en 1969.
A partir de entonces y con el apoyo de la Federación Cubana y su colectivo técnico, entre ellos su entrenador auxiliar Antonio Ñico Perdomo y su esposa Graciela González (Chela), el profesor Eugenio irrumpió en la élite universal hasta convertir el voleibol en una disciplina emblemática del movimiento deportivo cubano y universal.
Llegue a sus seres queridos, a las Morenas del Caribe que lo admiraron también como un padre y a toda la familia del voleibol cubano el más sentido pésame por tan sensible e irreparable pérdida.
El pueblo que lo admira por su entrega y humildad podrá rendirle póstumo tributo desde las ocho de la mañana de este domingo en la funeraria de Calzada y K en esta capital.
Gloria eterna y en paz descanse
Se ha ido lo más grande que ha dado el voli cubano, y la mayor cantera de conocimientos sobre ese deporte, un hombre que con su actuar supo hacer lo que no han hecho el resto de los directores de todos los demás deportes juntos, lograr que todas sus atletas de todas las generaciones mantuvieran un mismo pensamiento sobre su persona, todas lo veían como un padre, ese es un ejemplo para muchos de los directores que andan por ahí queriendo resultados sin hacer lo que hay que hacer como persona para lograrlos. estamos con sus familiares en el sufrimiento y lo homenajearemos respondiendo a lo que se nos pida en función de lo que constituyó siempre su actuar, el voli, yo desde mi humilde trinchera de aficionado.