En el muro de Facebook de Yuliet Pérez Calaña apareció el 7 de febrero último una convocatoria para todas las personas que quisieran participar en una aventura colectiva: la grabación de un audiolibro con el contenido íntegro del proyecto del Código de las Familias, una iniciativa que desde el 9 de marzo, apenas un mes después, ya “suena” en el ciberespacio.
“Las redes sociales no son solo un espacio para enfrentamientos, generar odios, desinformar o tergiversar, también sirven para articular iniciativas ciudadanas como esta, y otras muchas que surgieron durante la pandemia de Covid-19”, valoró Yuliet PC —su nombre digital—, quien no solo trabaja como periodista del telecentro de la Isla de la Juventud, sino que es una de las presencias más originales y seguidas en Internet desde Cuba.
Junto con Claudio Peláez Sordo, joven fotógrafo y realizador audiovisual independiente, aunaron las voces de 32 mujeres y 19 hombres, dentro y fuera de Cuba, profesionales o no del ámbito de la comunicación, con diversidad en todos los sentidos, que ya fuera en un estudio de radio o bajo la colcha de una cama hogareña, dieron lectura frente a un micrófono al texto íntegro del documento.
Lo más complejo fue trabajar el proyecto de Ley para distribuirlo en fragmentos que tuvieran una coherencia y a la vez continuidad.
“Nos interesaba que fueran 50+1, un número que indica la aprobación de la mayoría que esperamos del referendo”, amplió Claudio, promotor también de otras hermosas ideas solidarias anteriores donde confluyeron el ciberespacio y el mundo real, como los donativos para comunidades y personas vulnerables que recogía por toda La Habana en su bicicleta durante los peores momentos de la epidemia de Sars-Cov-2.
“Ambas son iniciativas que se emparentan en la vocación de servicio para sentirnos útiles a la sociedad. Estoy seguro de que el país va a empezar a ser otro después que se apruebe el Código de las Familias, pues será más inclusivo y respetuoso con las personas génerodiversas, los abuelitos, las mujeres, los infantes”, apuntó.
Poco más de seis horas de audio resultaron de este esfuerzo que, según explicó Yuliet PC, busca contribuir al conocimiento del Código en un formato que puede resultar más amigable y factible para quienes no alcanzaron los folletos impresos, o no tienen el tiempo o el hábito de la lectura, más por tratarse de un documento tan extenso y con un lenguaje legislativo de difícil comprensión para una parte de la población.
“Salió en menos tiempo del que pensábamos, porque lo asumimos como una contingencia, al calor de ver cómo en los debates a propósito de la consulta popular había mucho desconocimiento en las personas, y también individuos a quienes les interesa quitarle méritos al Código, tergiversarlo e instrumentalizarlo, para reducir un proyecto con tantos derechos y beneficios, a solo dos o tres puntos que les conviene para sus fines”, censuró la periodista.
El audiolibro ha tenido una muy buena acogida, de acuerdo con la retroalimentación que les llega a sus promotores, al anclarse en varios sitios web nacionales, en emisoras municipales de radio y televisión, en plataformas cubanas como Infomed y Picta, además de las vías del propio proyecto, como un canal en Telegram, en repositorios en la nube como Mega y en Google Drive, para facilitar así el acceso a un archivo que pesa más de 500 megas. “Sabemos que todo el mundo no lo puede descargar de Internet, por eso es importante la difusión por los medios bajo el dominio.cu, lo cual permite aprovechar los datos de navegación nacional”, dijo Yuliet.
En pocos días la página de Facebook que promueve el audiolibro (El Código sí suena) superó los primeros mil seguidores, con la publicación de testimonios de los participantes en la grabación y también historias de familias que recibirán el amparo de la futura Ley. “Es un cambio de paradigma y otra campaña de alfabetización en conceptos que nos hacen más libres”, razonó Claudio.
El próximo paso, explican ambos comunicadores, es la partición del audiolibro en capítulos, para facilitar su distribución y consumo. También iniciaron la interpretación de algunas partes al lenguaje de señas, y prosiguen con la explicación por todos sus canales de las novedades que implica el nuevo Código con respecto al actual, mediante ejemplos reales que acompañan de una visualidad atractiva, a través de la fotografía y el diseño, fruto adicional de la colaboración.
“Más allá de la utilidad del audiolibro —concluyó Yuliet PC—, otro de los grandes resultados del proyecto es la ola de empatía que ha generado entre personas que al inicio incluso estaban escépticas o apáticas. Hemos visto un cambio de actitud ante esta iniciativa ciudadana en apoyo al Código de las Familias”.
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