Consideró que China se erige como referente y contribuyó a la batalla global contra la miseria, porque en los últimos ocho años mejoraron las condiciones de vida 98,99 millones de individuos y los 832 condados rurales más desfavorecidos del país.
Según recordó Xi, esos poblados experimentaron profundas transformaciones en su situación general, pues la campaña implicó la reubicación en vecindarios con viviendas más confortables, instalaciones de servicios públicos, mejor infraestructura vial, transporte, y oportunidades de educación y empleos.
No obstante, urgió esfuerzos redoblados desde el Partido Comunista para solucionar los problemas que enfrentan los campesinos en la agricultura y así consolidar los resultados de la lucha antipobreza con la revitalización rural.
La acotación de Xi se sustenta en el desafío de diseñar planes que ayuden a evitar que los residentes de esas áreas vuelvan al atraso.
De manera general, la nación asiática desde finales de la década de 1970 sacó a más de 770 millones de personas de la pauperización.
Con la erradicación del flagelo, China cumple con esa meta de la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible de Naciones Unidas una década antes de lo programado.
La campaña formó parte de un ambicioso plan que debe concluir con la construcción de una sociedad modestamente próspera, y por tanto todos los ciudadanos deben vivir de forma digna. (Tomado de PL)