En una hermosa casona del Vedado habanero, que fuera el hogar del escritor cubano Alejo Carpentier, radica desde hace años la Fundación que lleva el nombre de este célebre intelectual cubano. Otra intelectual de altura, la doctora Graziella Pogolotti dirige la institución con el compromiso de ofrecer mucha más luz sobre la obra inmensa de este referente indiscutible de la literatura hispanoamericana. La entrevistamos:
¿Cuál es el rol de la Fundación Alejo Carpentier en la promoción de la obra de este escritor cubano?
Ahora que se cumplieron 116 años de su nacimiento (el pasado 26 de diciembre), él sigue siendo un escritor vivo. Su obra se publica cada vez más en el mundo. En todas partes existen investigadores que le dedican libros, tesis de doctorado y estudios académicos. La obra de Carpentier sigue teniendo muchos misterios que vale la pena explorar.
no se reduce a la definición de lo real maravilloso y el barroco latinoamericano. Carpentier legó a la nación cubana toda su papelería, que ha sido una fuente para seguir estudiando su trabajo y que también nos ha permitido dar a conocer textos inéditos suyos de suma importancia. Por ese motivo la Fundación Alejo Carpentier se dedica a promover nacionalmente la obra de Alejo, a velar por la calidad de sus ediciones en todas partes del mundo, a preservar su papelería, que constituye parte del patrimonio documental de la nación, ordenarla organizarla y llevar adelante nuestras propias investigaciones sobre su obra y su vida.
Para eso es necesario un equipo multidisciplinario…
Sin lugar a dudas, porque no debemos olvidar que Carpentier no solo fue un narrador, padre de la nueva novela latinoamericana, sino que también fue un musicólogo, un investigador de la historia de nuestra música, de las fuentes de origen africano de esa música, un colaborador de Alejandro García Caturla y de Amadeo Roldán… Y por las características de su obra literaria, abordó temas que se entrelazan con la historia de nuestras América. Por lo tanto, en el acercamiento a su figura confluyen estudiosos de la literatura, estudiosos del periodismo (dejo una inmensa obra en ese ámbito), investigadores de la música y algunos especialistas del campo de las ciencias sociales que se interrogan acerca de su visión de la historia de este continente en sus relaciones con Europa…
¿Hasta qué punto está satisfecha con la socialización actual de esa obra?
Se ha ganado mucho en cuanto a la difusión internacional. La obra de Carpentier en los últimos años ha entrado no solamente en el territorio de nuestra lengua, sino que también se ha dado a conocer en otros continentes, en países árabes y en naciones de Asia, como Japón, Corea y China… Sin embargo, me parece que precisaría entre nosotros una atención mucho mayor de la que se le concede ahora.
¿Qué implica que la Fundación tenga su sede justamente en la casa habanera donde vivió Carpentier?
A pesar de que por razones obvias hemos tenido que instalar aquí su archivo y por tanto hemos tenido que modificar en algo el ambiente de esta casa, sigue trascendiendo en ella la atmósfera de Carpentier en el tiempo en que vivió entre nosotros: el lugar donde escribía, donde meditaba y donde también recibía a sus amigos más cercanos. Entre estas paredes se conserva mucho de ese espíritu. Se puede sentir.