“Las actuales problemáticas artísticas deben alertar, pero no asustar. Arbitraria e intencionalmente se han unido los lamentables sucesos de San Isidro con el diálogo del Ministerio de Cultura, y creo que no es lo mismo. Todo gobierno tiene sus opositores, el nuestro también. La unanimidad no existe. Hasta en el matrimonio, si a todo se dice que sí, es que se está enamoradamente ciego, o senilmente aburridos. Tuvimos bandidos en el Escambray, invasores por Girón… Y ante cada acción, una justa reacción del pueblo”, así expresó, en ocasión del Día del Trabajador de la Cultura, el destacado actor de teatro, televisión, radio, cine y cabaré, Alden Knight.
Autocalificado como un ser “espontáneo” nacido en el año 1936 en la localidad de Martí, Camagüey, descendiente de pobres inmigrantes caribeños, el prestigioso profesor de actuación, conductor y director de programas afirmó que “en el arte y la literatura también hay diferencias, pero siempre hay que estar dispuestos a respetarnos mutuamente. A veces las respuestas tardan mucho, o los reclamos son muy urgentes… pero tenemos congresos, asambleas, reuniones… y aunque no haya unanimidad, es posible llegar a un acuerdo”.
Durante nuestro encuentro, en el que saludó a los trabajadores del sector que este 14 de diciembre celebran su día en recordación del natalicio de Raúl Gómez García, asaltante y mártir del Moncada, poeta de la generación del Centenario, Knight evocó sus años de niñez y adolescencia cuando, luego de que su familia se trasladara a residir en la ciudad de Guantánamo, “ingresé a los Boy Scouts, donde había que hacer de todo: campamentos, señales con banderas, nudos marineros… además de mostrarse como artista. A mí me gustaba cantar, pero un día descubrí un poema de Paquita Bouquet titulado No quiero ser general, que gustó tanto cuando lo dije, que me llevaron a la CMKS Radio Savón. Gané en el concurso y me dejaron fijo (sin sueldo) en la emisora.
“Guantánamo —agregóؙ— me conoció y me aceptó. Ya no sería otra cosa que actuante escénico. Y gracias a esa acogida del pueblo de Guantánamo, pude hacer un show para competir en La Habana, ciudad en la que la señora Carmen Brown, amiga de mi familia, con sus cuatro hijos, de 15 a 8 años, me dio cobija. Era su hijo más grande, el que le nació más tarde”.
En la capital, el joven Alden ganó premio en el programa de la CMQ TV de José Antonio Alonso y “como no tenía cara para seguir agregado sin pagar un centavo en la casa de Carmen, me fui a vivir en el sótano-crematorio del Hospital América Arias, donde por el techo y la comida, junto con otros veinte jóvenes, hacíamos trabajos de jardinería, pinches de cocina, limpiapisos…, en tanto yo continuaba mi desempeño en la CMQ en la que, con figuras de la época, actuaba en varios espacios, como El álbum Phillips y El miércoles musical Conchita, en los que había que aclarar que yo era una ´estrella naciente´ del programa de José Antonio Alonso”.
Poseedor de innumerables lauros, como la Medalla Alejo Carpentier y los premios Caricato y Nacional de la Televisión Cubana, este prolífico creador de las artes escénicas recordó que en su carrera artística fue “muy importante actuar junto a Asenneh Rodríguez, en un dueto sui generis para la época, donde además tenía un dúo con Olga Gómez, una bella bailarina. Hasta que nos hicimos profesionales. Y en eso llegó Fidel. Y nos dieron salario, pero yo continué en la CMQ donde me siguieron dando trabajo como actor de la poesía…, decían que lo mío no era declamar, sino actuar”.
El asimismo acreedor de la Distinción por la Cultura Nacional, narró algunas de sus experiencias “favorables y desfavorables”, entre las que recordó con placer sus “muchos personajes —alrededor de 15— en la obra Sizwe Banzi ha muerto (década de los ochenta), con Idelfonso Tamayo y dirigida por Roberto Garriga, uno de los grandes directores de la pequeña pantalla cubana; así como mi actuación en el estreno de la obra Mefistófeles, con el Teatro Musical. En esta última, fue tanta la alegría y la algarabía que, al día siguiente, en escena, quedé sin voz, y… no pude volver a hacerla.
“Igualmente —dijo— recuerdo con agrado mis premios en Puerto Rico,
Bielorrusia y Venecia, en este último en el Festival de cine, donde participamos con el film Candelaria, dirigida por el colombiano Jhonny Hendrix, donde hice el papel de Víctor Hugo y compartí el protagónico con Verónica Lynn. Esta cinta obtuvo allí el Gran Premio en la sección Jornada de Autores. Como locutor me viene a la mente la entrevista con Eusebio Leal en sus inicios como Historiador de La Habana, oportunidad en que me llamó la atención su sorprendente control del tiempo, sin mirar el reloj”.
Se refirió, además, a los “programas radiales Fiesta en el Aire, con orquestas populares y la Revista del Domingo en TV, donde cada semana estrenaba un poema. Como actor-declamador es inolvidable mi experiencia en Angola, con Asenneh, donde nos chiflaron tanto que pensamos que era una desaprobación; y no, era reclamo para que regresáramos; mientras que en Santiago de Compostela nos ovacionaron para un reprís. Como narrador oral mi mejor momento fue en Barcelona, cantando Ven aquí Bola de Nieve; y como director, la gala por el 26 de Julio en Isla de la Juventud”.
Alden considera que “la Revolución Cubana ha sido la obra liberadora de amarres. Nosotros hemos sido seis hermanos, de madre y padre, y dos por parte de padre. Uno económico, una profesora, dos ingenieros, un médico y un artista. De nuestros hijos, nietos y bisnietos, seis son médicos, una anestesista, dos periodistas y un locutor, otros son economistas, ingenieros…. Entonces ¿Qué te puedo decir del significado de la Revolución para nuestra familia?
“Desde 1962 tengo un matrimonio de amor, respeto, armonía y estabilidad. Hemos tenido tres hijos, una nieta y un bisnieto. Poseo amigos por doquier, y algún que otro que no. Vivo feliz en mi tierra. Amo esta isla y, como dice la popular canción Pequeña serenata diurna, de Silvio Rodríguez, ´Soy feliz,/ soy un hombre feliz/ y quiero que me perdonen/ por este día/ los muertos de mi felicidad…´
“No podemos negar que hay dificultades y equivocaciones, pero en la balanza, los aciertos superan los desaciertos. He tenido la oportunidad de hacer lo que más me gusta y para lo que tengo capacidad. No todo se ha logrado, pues no todos halamos parejo; pues, como expresa Nicolás Guillén en la célebre metáfora aparecida en el prólogo de su libro titulado La rueda dentada: ´La rueda dentada con un diente roto,/ si empieza una vuelta se detiene a poco./ Donde el diente falta (o mejor no falta,/ sino que está roto),/ la rueda se traba, el diente no encaja,/ la rueda no marcha, no pasa, no avanza,/ se detiene a poco´. Y hay dientes rotos entre nosotros, que no dejan que la sociedad avance armónicamente”.
Sobre las múltiples ocasiones en que actuó en actividades que contaron con la presencia del Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz, y pudo dialogar con él, enfatizó: “Esas son cosas personales de las cuales no me gusta hablar, por razones que se entienden… pero, bueno, puedo decirte que cuando las campañas de liberación del niño Elián González o de los cinco hermanos prisioneros en Estados Unidos por luchar contra el terrorismo (Batalla de Ideas), los artistas nos reuníamos con Fidel hasta altas horas de la madrugada. En una ocasión un actor perdió la voz, Fidel se reunió con él y luego el actor salió con toda su voz. Entonces el Comandante dijo: ´Eso me pasó a mí una vez y Raúl me relevó por unos minutos, ¿recuerdan?´.
“En cuanto a lo personal —añadió— te digo que confiaba en mí al punto de decirme en una de esas reuniones: ´tú sabes lo que tienes que hacer, con la poesía´. Recuerdo que en Mangos de Baraguá me dijo´ ¿Qué te pasó hoy, que no estuviste bien?´. Y pensé que nunca más me llamarían; pero no, en una posterior actividad me dijo: ´tú tienes que cerrar con el Tengo, de Nicolás Guillén´. Él decía no saber de espectáculos, pero te digo que sí conocía del equilibrio de un espectáculo”.
Knight encomió la formación de los jóvenes actores, “los que llegaron después que nosotros. Ellos están mejor preparados académicamente, tienen las armas que no tuvimos y que fuimos adquiriendo gracias a cursos impartidos sobre la marcha. A ellos les digo que no se aparten de lo aprendido, que le aporten al trabajo todo el tiempo requerido, con amor de aficionados, y rigor profesional”.
¿Se siente complacido por el conjunto de su obra?
Sí, estoy satisfecho, porque he cumplido con mi gente. También me he equivocado, he cometido errores, perdónenme. Hay que pedir perdón, rectificar y ayudar. Estoy satisfecho, porque, sin mucha experiencia di a la escuela para la formación de actores del ICRT (Instituto Cubano de Radio y Televisión), lo que me habían enseñado. Y logramos artistas mejores que nosotros, que entregan su talento a la radio, la pantalla y la escena, con amor, calidad y disciplina. Cuánto lamento no haber estado en el ISA (Instituto Superior de Arte, hoy Universidad de las Artes), como me pedía Neyda, mi esposa; pero mi compromiso, entonces, era actuar. Hoy, y siempre, los jóvenes me enseñan mucho, con ellos sigo aprendiendo.
Alden Knight también formó parte de numerosas brigadas artísticas que han actuado en los más intrincados territorios de la geografía nacional. Ha viajado, además, a España, las antiguas República Democrática Alemana (RDA) y República Federal Alemana (RFA), Guyana, México, Barbados, Francia, Gran Bretaña, Angola, Nicaragua, Jamaica, Holanda, Bélgica y Venezuela. Fundó el grupo teatral Tacya e incursionó en el teatro musical, donde escribió su primera canción, titulada Amor en Trinidad.
Además trabajó en filmes como Lejos de África (1996); Una Mujer, un hombre, una ciudad (1978); El otro Francisco (1975); El Bautizo (1968); y El otro Cristóbal (1963). Entre sus inquietudes artísticas está también la literatura, sobre todo en el género lírico. Grabó un primer disco de poemas y calipsos con la firma Maype. En la década de los setenta del pasado siglo realizó un valioso trabajo con la obra del Poeta Nacional, Nicolás Guillén, junto a la actriz Asenneh Rodríguez, proyecto con el que recorrieron toda Cuba y se presentaron en radio, televisión y finalmente en el Teatro Auditorium Amadeo Roldán, de la capital.
Desde 1986 trabaja en uno de los programas más destacados de la emisora Radio Taíno, Hablando de Cuba, primero con Hilda Saavedra y más tarde con la actriz Obelia Blanco. Posee además la Medalla Nicolás Guillén, el Escudo de la Ciudad de Sancti Spíritus, el Espejo de Paciencia, de Camagüey, y la Réplica del Machete de Máximo Gómez.
“Estoy empeñado ahora, con la agencia Actuar, para proseguir los encuentros con actuantes que saben decir la poesía como actores y actrices solistas… Y seguimos en combate…”, enfatizó finalmente.
Para mí, Alden Knight es uno de los mejores actores y declamadores de nuestro país. Además un cubano de pies a cabeza. Patriota y combatiente de las ideas a través del arte. Ese sí es un verdadero artista, no los delincuentes mercenarios que intentaron manchar la cultura de la nación en días pasados.
Gracias por escoger una entrevista mía realizada al actor Alden Knight para ilustrar sus trabajos. En este caso una cápsula del documental «Ellos y la Televisión» del año 2012 realizada para este año 2020 con motivo de los 70 años de la Televisión Cubana. Saludos, Carlos Collazo-Realizador.