Luis Arce y David Choquehuanca, los líderes del Movimiento al Socialismo (MAS) que el pasado 18 de octubre alcanzaron una trascendental victoria en las urnas con más de 55 por ciento de los votos, tomarán posesión este domingo de sus cargos como presidente y vicepresidente de Bolivia, respectivamente. Reciben así la herencia de un país que sufrió durante los últimos 11 meses, momentos muy complejos, luego de un golpe militar que devino en una fuerte ola de represión, divisiones y una profunda crisis que echó por tierra la estabilidad económica y social alcanzada durante 13 años de liderazgo de Evo Morales.
Los días que han transcurrido entre la jornada electoral y este 8 de noviembre, han demostrado hasta qué punto es capaz de llegar la derecha más reaccionaria en ese país, a quien no le bastó el rechazo mayoritario de los bolivianos y bolivianas durante el tiempo que se impuso por la fuerza y luego en las elecciones, incitando a la violencia con hechos aparentemente aislados con los que ha pretendido desconocer la victoria del MAS en algunas regiones. Y como si fuera poco el terrible legado que deja, la presidente golpista Jeanine Añez llegó a nombrar embajadores y representantes de Bolivia ante otros países en estos últimos días e invitó al acto de toma de posesión a otro nefasto personaje de la región – Juan Guaidó – mientras le negaba la posibilidad asistir al presidente legítimo de Venezuela, Nicolás Maduro y el expresidente Evo Morales.
Lo cierto es que la dupla del MAS recibe un país que nada tiene que ver con el que el propio Luis Arce ayudó a construir y mucho menos, con una proyección internacional como la que Choquehuanca defendió en las arenas internacionales, desde su posición al frente del ALBA –TCP, organización que muchos beneficios trajo para Bolivia y de la que fue un miembro activo.
Las heridas no cicatrizadas de Bolivia
En una entrevista reciente al diario mexicano La Jornada, Luis Arce calificó el golpe de Estado de 2019 como “cruento”, tras instaurar “un régimen que no era democracia”, con una presidenta “inconstitucional” a lo cual la población no reaccionó oportunamente, echando por tierra no solo el crecimiento económico alcanzado, sino también una obra en materia de acceso a la educación, la salud y el nivel de vida de la gente.
Para Arce, luego de los días violentos de noviembre de 2019 había “una herida en el pueblo boliviano que no estaba cicatrizada”, pues el gobierno en lugar de hacer gestión, inició una persecución política con el pretexto de la pacificación, metió inocentes a la cárcel, hubo un manejo económico malo en el último trimestre del año anterior y en el primero de este y a ello se sumó la incidencia de la situación sanitaria nacional e internacional que – aunque pretendieron fuera una oportunidad para alargar un proceso electoral hasta 2021 – “el pueblo, a través de la Central Obrera Boliviana y el Pacto de Unidad, se moviliza en plena pandemia y logra arrancar una fecha definitiva para las elecciones: el 18 de octubre”.
“Son un cúmulo de cosas, más el mal manejo de la pandemia, que puso a Bolivia en el sexto lugar en la relación de muertes con respecto a habitantes. En las elecciones se va viendo eso y a una derecha sin ideas, sin propuestas. No proponían algo nuevo. Su consigna era ‘que no vuelva el MAS’. En cambio, nosotros fuimos con una propuesta para salir de la crisis. Tuvimos el voto oculto de la clase media, que había participado en las jornadas de octubre del año pasado y que se volcó al MAS, porque era el único partido que le podía proponer y garantizar estabilidad económica, política y social”, reflexionó.
En sus declaraciones, Luis Arce reconoció que el Ejército y la policía tuvieron un papel importante en el Golpe de 2019 que ha dañado la imagen e institucionalidad, pero “ahora las condiciones son diferentes” y ante la victoria inobjetable del MAS, la población se está dando cuenta de que son minoritarios los grupos que buscan la violencia. Consideró importante que la Asamblea Plurinacional aprobara por estos días “un juicio de responsabilidades para el gobierno autor” y se inicien procesos judiciales contra los responsables de los más de 36 asesinatos del año anterior y los miles de heridos.
Sobre la situación económica del país, el también exministro boliviano que tuvo a su cargo la relevante etapa de florecimiento interrumpida por el Golpe de Estado, compartió algunas cifras ilustrativas: “La proyección del interno bruto para esta gestión 2020 está entre menos 8 y menos 11 por ciento. Es más, de acuerdo con las cifras oficiales de este gobierno, tres meses atrás ya habríamos alcanzado menos 8. Estamos con rumbo a profundizar la crisis. Esto, cuando Bolivia crecía a 8.2 por ciento. Es una caída de 15 o 16 puntos porcentuales, que es mucho. Por otra parte, el desempleo. Teníamos un desempleo de apenas 4 por ciento. Ahora supera 30 por ciento”.
Dijo que otro elemento importante es el déficit fiscal, pues del 6 por ciento pronosticado, aún sin acabar el año ya está en 9 por ciento y que otro tema muy preocupante es la deuda, ya que del 25 por ciento del PIB se acerca al 38 por ciento y solo es una estimación porque no existen cifras reales, verídicas y se estima que se ha cuadruplicado la interna, con todo lo que eso implica para la inflación.
“El deterioro es muy fuerte. Con las cifras que hemos visto, salir de la crisis, para retomar el nivel de crecimiento, nos va a demandar entre uno y medio y dos y medio años. Va a ser un trabajo duro. Felizmente tenemos un plan para sacar el país adelante. Queremos implementarlo a la brevedad. Entre el siguiente año, el año y medio que viene, vamos a estar retomando las cifras que teníamos antes del golpe de Estado y de la pandemia», aseguró con Arce.
El pueblo es sabio, sabe decidir y quiere paz
Los días previos a la toma de posesión han precisado de Arce jornadas intensas. Con especial modestia y el optimismo por los mejores tiempos que pueden venir – y que sabe que solo pueden serán posible sobre la base de la entrega, la unidad y el sacrificio – ha respondido uno por uno todos los mensajes recibidos de mandatarios, políticos, intelectuales de todo el mundo que lo han felicitado y le han deseado prosperidad a su país.
Mediante su cuenta en la red social Twitter, ha compartido el intercambio sostenido con dirigentes sociales de varios sectores, ha condenado las acciones violentas acometidas en algunas ciudadanas, se reunió también con familiares de las víctimas de los hechos violentos de 2019 y ha insistido en la importancia de la paz, el entendimiento y la unidad para construir de nuevo la nación que necesita y merecen los bolivianos.
Después de casi un año de crisis económica y social, es tiempo de reconstruir la Patria. Nuestra lucha busca devolver la estabilidad a todas las y los bolivianos que merecen vivir en paz. Las movilizaciones solo retrasan la reactivación, generación de empleos e ingresos.
— Luis Arce Catacora (Lucho Arce) (@LuchoXBolivia) November 3, 2020
Hace apenas unas horas, junto a David Choquehuanca, fueron bendecidos por la Pachamama en el tradicional festejo que les ofrece el bastón de mando y le transmite la energía de sus raíces ancestrales indigenas. Ha recibido las delegaciones oficiales de diversos países que lo acompañarán durante la toma de posesión, incluso de naciones como Irán con los que ha dicho que estrechará las relaciones bilaterales interrumpidas por el gobierno golpista.
Luis Arce ha reconocido que el camino que se inicia este domingo no será nada fácil y marcará, sin dudas, un antes y un después para la historia de su país y la correlación de fuerzas en la región. Ha dicho que la victoria es del pueblo boliviano, que ha recuperado la democracia y quiere un verdadero proceso de cambio, que sabe entender y es justo, “muy sabio al momento de decidir”.
“Es tiempo de reconstruir la Patria. Nuestra lucha busca devolver la estabilidad a todas las y los bolivianos que merecen vivir en paz”; así ha resumido Arce el desafío, el anhelo mayor de quienes junto a él han decidido impulsar los destinos de la hermana Bolivia.