La falta de percepción de riesgo acerca de la COVID-19, unido a las indisciplinas sociales de algunos ciudadanos, nos mantiene en la contante incertidumbre de cuándo vamos a detener definitivamente esta letal epidemia. Mientras tanto, el país se desangra en el combate contra el nuevo coronavirus, en medio de la crisis económica mundial y del acérrimo bloqueo impuesto por Estados Unidos sobre la Isla.
El país sigue derogando recursos millonarios en el enfrenamiento a la COVID, en la detección temprana de cualquier caso y en el seguimiento a los contactos y sospechosos. El llamado insistente del gobierno y el ministerio de Salud Pública a cumplir con las medidas establecidas es la máxima prioridad para todos y es la mejor forma de pensar como país, de concretar en acción lo que se nos pide.
Agradeceremos a nuestros médicos no sólo con el aplauso diario, sino, siendo más responsables y disciplinados para poder darles un feliz final a esta espantosa realidad que azota al planeta.
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