Nosotros vivíamos en un pueblo muerto antes del año 1959, aquí casi todo el mundo estaba desocupado, la única forma de buscarse la vida era pescando, y malamente, porque los intermediarios te pagaban centavos por los pescados de calidad.
Nadie mejor para retratar la triste realidad gibareña que Raúl Proenza Pérez, quien siendo jovencito tuvo que hacerse a la mar en busca del sustento diario y desde el puesto de pescador, dignificado por la Revolución, llegó a patrón de barco y a Héroe del Trabajo de la República de Cuba.
El crítico panorama económico y laboral de Gibara, la actual capital del municipio holguinero de igual nombre, fue reflejada fielmente en el estudio realizado en 1959 por la Juventud Católica, bajo la orientación del reverendo Santiago Zubieta.
En ese entonces -señalaba el documento – la denominada Villa Blanca tenía dos mil 88 familias y ocho mil 767 habitantes, de las cuales sólo 151 núcleos (menos de mil personas) percibían ingresos superiores a los 60 pesos, mientras que el desempleo alcanzaba al 85% de la población económicamente activa.
El fin de este trabajo era exponer con unas cuantas cifras y proporciones la alarmante situación de Gibara y sus oscuras perspectivas, si no se le daba una pronta solución al más grave problema, que era el desempleo casi total de su población.
La problemática de la ultramarina villa constituía un fiel reflejo de la Cuba de ayer, cuando la falta de empleo se enseñoreaba en campos y ciudades y obligaba a los cubanos a disputarse cada puesto y vender barata su mano de obra.
Por suerte para todos llegó el enero triunfante, y de inmediato comenzó a ser revolucionado el panorama en general, pero dándoles prioridad a los lugares más críticos al garantizar el empleo seguro.
Es así como el apacible pueblo de pescadores adquirió visos industriales, con la construcción, a principios de la década del 60 del siglo anterior, de la hilandería Inejiro Asanuma, del astillero Alcides Pino, y de otras obras de envergadura, como el hospital general.
Para aprovechar la rica tradición pesquera de los gibareños y transformarla en fuente segura de trabajo, fue organizada la cooperativa Luis Hernández, dotada de embarcaciones de mayor porte, seguros medios de navegación y artes de pesca más eficaces.
En los años siguientes prosiguió el desarrollo económico y social de la ciudad, con la apertura de talleres, centros de elaboración y otras unidades productivas, entre ellas una fábrica de tabacos para la exportación, numerosas escuelas, y centros asistenciales de salud y de servicios.
Desde el año 1976, con la aplicación de la nueva división político-administrativa, Gibara se convirtió en un municipio de mayor importancia económica y territorial, con la adición de las ricas zonas agrícolas de Velasco, Uñas, Bocas y Floro Pérez.
Nerly Hernández Reyes, director del órgano municipal de Trabajo, informó a Trabajadores que en la actualidad Gibara cuenta con 72 mil 65 habitantes, una población económicamente activa de 24mil 881 y una tasa de desempleo de apenas el 1,2 por ciento.
«Nosotros -afirmó- no tenemos reserva laboral inscripta y le ofrecemos opciones a todo el que quiera trabajar, no sólo en la agricultura y la construcción, sino también en otras ramas, los servicios y en la industria, pues hay más de 20 plazas vacantes en la hilandería.»
La planta textil tiene en estos momentos 278 trabajadores fijos y suficiente disponibilidad de algodón para emplear otros 20, confirmó su directora, Aida Oro, así como posibilidad de asimilar 31 obreros más en el transcurso del 2004, si se aprueba el proyecto para fabricar frazadas de piso con el residuo de la hilaza.
Ni siquiera el astillero, afectado por la casi paralización de la construcción y reparación naval, su principal objeto, se ha detenido y mantiene a más de 200 personas ocupadas en otras producciones plásticas como termos, tanques, e insumos para el turismo.
Los programas sociales de la Revolución, el incremento de los servicios, la agricultura urbana y los dos contingentes agrícolas constituyen nuevas posibilidades laborales para los pobladores de Gibara.